Día Mundial del Ahorro de Energía ¿Por qué es importante reducir el uso de combustibles fósiles en el mundo?
El panorama general podría convertirse en un futuro desolador, si no se toma conciencia sobre las consecuencias del abuso de energía
El 21 de octubre se celebra el Día Mundial del Ahorro Energético, cuyo origen se encuentra en la iniciativa del Foro Mundial Energético, que busca promover el acceso universal a la energía.
La primera celebración fue en 2012, en el día inaugural del World Energy Forum en Dubái, el cual fue respaldado por una gran cantidad de países. Con este evento, se busca garantizar el acceso a una energía accesible, fiable y moderna para todos en 2030.
¿Por qué es importante?
Principalmente, porque la energía juega un papel fundamental en el impulso del crecimiento económico y, por supuesto, en el desarrollo humano, especialmente en materia de sostenibilidad ambiental.
Todo se debe a las evidentes consecuencias del cambio climático. Se ha hablado innumerables veces acerca del deshielo de los glaciares, el aumento de la temperatura media y diversos desastres naturales.
Pero durante mucho tiempo, la sociedad no parecía tomarse en serio las señales de alerta que la naturaleza ha estado mostrando, prácticamente pidiendo ayuda.
La sobrepoblación y el uso irracional de la energía
Con la sobrepoblación en el planeta, surge una relación lógica: a más gente, más demanda energética. El problema es que esta demanda se satisface en gran medida mediante combustibles fósiles, lo que ha llevado al planeta a una situación de insostenibilidad energética.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los combustibles fósiles comprenden el 80% de la demanda de energía primaria a nivel mundial, lo que convierte al sistema energético en la fuente de aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO2.
Impacto ambiental
La producción y el uso de energía son la causa principal de las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático y de alteraciones en los ecosistemas. La explotación de yacimientos, la emisión de gases contaminantes y la contaminación de aguas y suelos llevan al aumento de temperaturas globales, subidas en el nivel del mar, pérdida de biodiversidad y un empeoramiento en la calidad del aire.
¿Qué se espera para el futuro?
Si las tendencias actuales continúan y la demanda energética se duplica para 2050, las emisiones de dióxido de carbono superarán ampliamente los niveles permitidos, lo que tendría consecuencias climáticas desastrosas para el planeta.
Además, la calidad del aire se verá gravemente afectada, lo que empeorará la salud de la humanidad. Actualmente, gran parte de la población está expuesta a niveles de contaminación atmosférica nocivos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que aumenta los problemas respiratorios y cardíacos.
¿Existe una solución?
La opción más accesible es el uso de energías renovables, aunque no es tan sencillo como solo instalar paneles solares. Según la ONU, las energías renovables no pueden usarse de manera uniforme en todo el sistema energético debido a las limitaciones en los subsectores energéticos.
Por ejemplo, en la producción de cemento y acero, las emisiones provienen tanto del uso energético como de los procesos de producción. Las tecnologías alternativas necesarias para sustituir los métodos actuales aún no están disponibles a gran escala.
¿Qué se necesita para cambiar?
Una posible solución sería el secuestro de carbono, pero su aplicación requeriría una transformación significativa del sistema energético. La ONU establece que se necesitan cuatro pasos clave:
Adoptar un amplio espectro de instrumentos fiscales que fomenten el secuestro de carbono.
Abordar el secuestro de dióxido de carbono en todos los sectores industriales.
Asegurar la colaboración entre gobiernos para patrocinar proyectos de demostración a gran escala.
Garantizar el almacenamiento permanente del dióxido de carbono inyectado en reservorios.
¿Es responsabilidad de todos?
En parte sí, pero la mayor responsabilidad recae en el sector energético y empresarial, que no ha reducido lo suficiente sus emisiones de CO2. La ONU señala que el sector privado tiene los conocimientos técnicos y recursos financieros para apoyar la transición hacia una economía verde, pero la falta de acción política es un obstáculo.
En México, por ejemplo, la política energética no prioriza las energías limpias o más económicas, sino a la Comisión Federal de Electricidad.
Según la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (Cespedes). La energía limpia es rentable y evita fluctuaciones de precios, pero la política energética del país favorece el monopolio de la CFE.
El panorama general parece complicado, es verdad. sin embargo, la concientización del problema es el primer paso. El segundo, aceptar la responsabilidad de formar parte del cambio y no del problema.
El asunto es esperar que no sea demasiado tarde, por ello, en este 21 de octubre, a parte de no tener las luces de tu habitación encendidas todo el rato, reflexiona acerca del cambio climático y el deterioro del medio ambiente, provocados por el uso irresponsable de los combustibles fósiles.