El desgarrador testimonio de sobreviviente a la explosión de pipa en Iztapalapa: "Mejor hubiera muerto"

La explosión ocurrida en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa sigue dejando secuelas para las decenas de personas que resultaron lesionadas y quienes sobrevivieron. De acuerdo con el reporte oficial, una pipa cargada con miles de litros de gas LP se volcó y generó un incendio devastador que alcanzó varios vehículos, provocó el cierre de vialidades y afectó a decenas de personas.

Entre los testimonios más desgarradores que surgieron después del siniestro está el de Cristina, una comerciante de refacciones que desde hace décadas trabaja justo frente al puente y que, con voz entrecortada, revive lo que para ella fue “el infierno”.

“Vi cómo se expandía el humo y bajé la cortina. Me metí al baño con mis hijos y rezamos”, contó la mujer a un medio local al recordar los segundos que le permitieron sobrevivir. Al salir de su negocio, apenas unos instantes después, la escena era apocalíptica: personas tendidas en la banqueta, algunas aún con el cabello en llamas.

Así fue el relato de uno de los sobrevivientes

“Le vacié mi agua en la cabeza a uno porque todavía se le quemaba el pelo”, relata. Lo que más la impactó, dice, fue ver a un hombre que le pidió un espejo, y al mirarse el rostro quemado, rompió en llanto y murmuró: “Mejor me hubiera muerto”.

La comerciante asegura que nunca había presenciado algo tan doloroso, a pesar de que en todos estos años ha visto el puente ser escenario de accidentes viales y hasta de crímenes violentos. “Han amanecido colgadas personas, se han salido volando motociclistas, pero esto fue el infierno”, insiste. Su testimonio refleja no solo la brutalidad de lo ocurrido, sino también la vulnerabilidad de quienes, como ella, viven y trabajan junto a zonas de alto riesgo.

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La mujer temía por su negocio e hijos

Cristina recuerda cómo, mientras intentaba proteger a su familia, pensaba en el aceite y otras sustancias inflamables que vende en su local. “Si no hubiera bajado la cortina cuando se expandió la nube blanca, la historia sería otra para nosotros”, reflexiona. El calor, el humo y la desesperación marcaron cada instante de ese día en que la vida de decenas de personas cambió de manera abrupta.

El relato también resalta la respuesta de los vecinos, quienes entre el miedo y la solidaridad intentaron ayudar como podían antes de la llegada de los equipos de emergencia. Cristina lo resume en escenas breves, ambulancias que llegaban sin descanso, familiares desesperados buscando en listas hospitalarias y la imagen imborrable de las llamas que parecían no apagarse.