¿Quién era Jesús Alberto González Galván, “El Cometa Show”? Así era la relación con su padre, “Chis Chas”

Metzli Escalante 10 diciembre, 2025

"El Cometa Show" y “Chis Chas”, dos generaciones de comedia: así lo marcó la fama de su padre “Chis Chas” y cómo creó su propio camino

 ©Especial. - “Chis Chas” y Jesús Alberto González Galván, “El Cometa Show”.

Jesús Alberto González Galván, mejor conocido como “El Cometa Show”, murió el 8 de diciembre a los 40 años de edad. La noticia sacudió a la comunidad de la comedia regiomontana y rápidamente se volvió tendencia en redes sociales, donde colegas, amigos y seguidores expresaron su tristeza.

Uno de los mensajes más emotivos fue el de su amigo y compañero Mike Salazar, quien destacó la capacidad de Jesús para “iluminar cualquier espacio con su sola presencia”.

“Hoy nos toca despedir a un grande… Gracias por tu alegría, tu autenticidad y por cada momento que iluminaste con tu talento”, escribió en Instagram.

Un comediante nacido entre reflectores: la influencia de su padre, “Chis Chas”

Jesús Alberto González nació en Monterrey, Nuevo León, en 1985. Creció rodeado de humor gracias a su padre, el legendario comediante Jesús González Leal, "Chis Chas", una figura indispensable de la comedia mexicana cuyo estilo —especialmente el peculiar movimiento rápido de sus ojos— marcó a varias generaciones.

 ©Especial. - “Chis Chas”, padre de "El Cometa Show".

“Chis Chas” no solo triunfó en el teatro y en los espectáculos en vivo; también dejó huella en el cine mexicano y compartió créditos con grandes íconos como Piporro, Chelelo y La India María. Entre sus películas destacan El que no corre… vuela (1982) y Los ojos del muerto (1987).

Esa influencia acompañó a Jesús toda su vida. Aunque en un inicio quiso estudiar Medicina y después se formó como operador de quinta rueda, finalmente decidió dedicarse a la comedia para honrar la tradición familiar y conectar con el público como su padre lo hacía. De ahí nació su nombre artístico: "El Cometa Show".

Los primeros pasos de “El Cometa”: del backstage familiar a los escenarios regios

De niño acompañaba a su papá a diferentes espectáculos. Creció viendo cómo se construye un show desde adentro y aprendió, casi sin proponérselo, el ritmo del escenario. Con el tiempo, desarrolló un estilo propio: humor directo, cotidiano y profundamente cercano, inspirado en anécdotas familiares y vivencias personales.

Su personalidad espontánea hacía que conectara con facilidad con el público. Esa autenticidad se convirtió en su sello y lo posicionó como uno de los comediantes más queridos en el stand-up del norte del país.

Jesús no solo heredó el talento de “Chis Chas”: también provenía de una familia con tradición empresarial dentro del sector textil, una de las más importantes de la región en el siglo XX.

El ascenso de una figura local: bares, teatros y “Zona de Desmadre”

A lo largo de su carrera, Jesús se presentó en bares, foros, teatros y festivales de stand-up en Monterrey y el norte del país. También tuvo participaciones en televisión local.

Su presencia en el programa “Zona de Desmadre”, conducido por Mike Salazar, lo consolidó como una de las figuras favoritas del público. Allí brillaba por su carisma, su energía en el escenario y su habilidad para transformar situaciones comunes en risas.

En redes sociales —especialmente en Instagram— compartía clips de sus shows, chistes, reflexiones e incluso momentos personales. Sus últimas publicaciones fueron sobre su cumpleaños celebrado en octubre.

Su salud y los rumores tras su muerte

En entrevistas, Jesús mencionó que padecía diabetes, aunque aseguraba mantenerla bajo control. Tras su fallecimiento han circulado diversas versiones sobre las posibles causas, pero no existe información oficial, ya que su familia no ha emitido declaraciones.

El legado de una familia que marcó la comedia en México

La muerte de Jesús Alberto González Galván, “El Cometa Show”, representa una pérdida significativa para la comedia de Nuevo León. Su trayectoria honró la herencia de su padre, “Chis Chas”, y al mismo tiempo logró construir una voz propia: moderna, cercana y profundamente humana.

Con solo 40 años, dejó una huella imborrable en el público que semana a semana llenaba bares y foros para escucharlo, así como en los compañeros que lo vieron crecer como comediante y como persona.

Su historia recuerda que en la familia González el talento no solo se hereda: también se transforma, se comparte y, como un cometa, deja un brillo que permanece incluso después de partir.

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