El origen de la tensión: el día que EE.UU. derrocó al gobierno de Irán y eligió a su gobernante
No es la primera vez que Estados Unidos interviene en conflictos de Medio Oriente

Ante las crecientes tensiones, derivadas de los ataques entre Israel e Irán, líderes como el presidente estadounidense Donald Trump ha mencionado incluso la posibilidad de ir contra el máximo líder iraní, el ayatolá Alí Jamenei. Sin embargo, esta no sería la primera ocasión que Estados Unidos interviene en un conflicto bélico en Medio Oriente y derrota a un gobierno de Irán.
De acuerdo con los reportes oficiales, la primera vez que Estados Unidos derrocó a un gobierno de Irán fue en 1953, luego de que Irán tuvo un primer ministro elegido por la mayoría de la población, Mohammad Mossadegh, quien decidió nacionalizar el petróleo para que las riquezas del país estuvieran en manos iraníes.
Aparentemente, esta acción habría molestado a Estados Unidos y Reino Unido, que no querían perder el control de un recurso tan valioso en Oriente Medio. En medio de la Guerra Fría, esta decisión de Mossadegh era vista como una victoria para la Unión Soviética y una amenaza para Estados Unidos.
Estados Unidos habría orquestado las protestas
Como respuesta a ello, Estados Unidos y Reino Unido organizaron un golpe de Estado para sacar a Mossadegh del poder. Con propaganda y protestas financiadas, promovieron un ambiente de crisis en Irán que terminó con el derrocamiento de Mossadegh y la llegada al poder del general Fazlollah Zahedi.
Se especula, de acuerdo con información de CNN, que Estados Unidos entregó en secreto cinco millones de dólares para apoyar al nuevo gobierno e intentar darle estabilidad. A pesar de que durante muchos años esta operación estuvo rodeada de misterio, en 2013 la CIA desclasificó documentos que confirmaron su participación. El expresidente Barack Obama incluso lo reconoció en 2009.
Así derrocó Irán a la monarquía
Esta intervención tuvo un costo enorme para Irán. El país pasó a ser dirigido por el sha Mohammad Reza Pahlavi, un aliado de Washington, que ejerció un mandato autoritario y corrupto, de acuerdo con la información recabada por medios de comunicación. Esto alimentó durante años el descontento social, tanto de la población laica que pedía libertades, como de los religiosos que rechazaban la modernización.
A finales de la década de 1970, esta crisis alcanzó su punto máximo. Millones de iraníes salieron a las calles para exigir el fin de la monarquía, considerada un símbolo de la intervención extranjera. En 1979, la Revolución Islámica expulsó al dirigente y marcó el nacimiento de la República Islámica de Irán.