Quiénes son los “cazadores de gringos”, la unidad mexicana que persigue a fugitivos de EE.UU.

Mabel González 21 agosto, 2025

La Unidad de Enlace Internacional (UEI) de Tijuana ha capturado a más de 1,500 fugitivos estadounidenses en México. Conoce su historia, su forma de operar y por qué se les llama los “gringo hunters”

 ©Cuartoscuro - Unidad mexicana que persigue a fugitivos de EE.UU.

En la frontera entre México y Estados Unidos, una unidad de élite ha ganado notoriedad por una labor tan delicada como eficaz: capturar a fugitivos estadounidenses que cruzan hacia territorio mexicano para evitar a la justicia. Son los “cazadores de gringos”, como los apodó The Washington Post en 2022. Oficialmente, se llaman Unidad de Enlace Internacional (UEI), y operan desde Baja California, específicamente desde Tijuana.

La UEI ha acumulado en dos décadas más de 1,500 detenciones, en su mayoría de personas buscadas por delitos graves como asesinato, violación, violencia sexual y fuga carcelaria. Su reputación y efectividad han llamado la atención de medios internacionales, agencias federales estadounidenses como el FBI, la DEA y los US Marshals, y hasta de plataformas como Netflix, que lanzó una serie inspirada en sus operaciones.

Una unidad discreta, pero letalmente efectiva

A diferencia de otras corporaciones mexicanas de seguridad, la UEI mantiene una relación de cooperación fluida con sus contrapartes estadounidenses. El analista en seguridad Víctor Sánchez lo resume así: “Les encargaron cosas, las gestionaron con éxito, y eso ha construido una relación de confianza”.

Cuando una persona buscada en Estados Unidos cruza la frontera hacia México, las autoridades estadounidenses comparten señales de celular, movimientos bancarios o rastros digitales con la UEI. Los agentes mexicanos —muchos con formación en inteligencia táctica o incluso entrenamiento de corte militar— elaboran un plan y ejecutan un operativo, frecuentemente sin uniformes ni insignias visibles, para no alertar al sospechoso.

Una vez detenido, el fugitivo es devuelto a Estados Unidos mediante un procedimiento expedito. En lugar de iniciar un proceso judicial en México, se argumenta que la persona violó su estatus migratorio y se le deporta directamente en un cruce fronterizo, donde los agentes estadounidenses ya lo esperan.

La caída de una agente clave

La efectividad de la unidad sufrió su golpe más duro el 9 de abril de 2025, cuando un operativo para capturar a César Hernández, prófugo por asesinato en California, terminó con la muerte de una de sus líderes: la agente Abigail Esparza Reyes.

Hernández, de 35 años, había escapado de una prisión en diciembre de 2024 y se refugió en Tijuana. La UEI lo localizó en un residencial privado llamado Barcelona. Durante el ingreso de los agentes, el sospechoso disparó desde el segundo piso. La bala que alcanzó a Esparza resultó letal. Falleció minutos después en un hospital.

Hernández logró huir brevemente —desnudo y saltando por los techos— antes de ser recapturado días más tarde. Pero el daño ya estaba hecho. La pérdida de Esparza fue un golpe simbólico para una unidad acostumbrada al éxito, reconocida por su discreción y resultados.

“Fue una tragedia sin precedentes para la unidad”, dijo el periodista Eduardo Villa Lugo, especializado en seguridad en Baja California.

La oficina del Alguacil de San Diego la describió como “un pilar de carácter excepcional y dedicación al servicio de su comunidad”. Tras su muerte, hubo homenajes en ambos lados de la frontera, incluidos eventos organizados por los US Marshals en beneficio de su familia.

¿Por qué huyen los fugitivos a México?

Según el especialista Víctor Sánchez, hay tres razones principales por las que criminales estadounidenses eligen México para esconderse:

  1. Debilidad institucional, con menor capacidad de investigación.

  2. Buena imagen cultural de los extranjeros, en especial estadounidenses.

  3. Costo de vida accesible, que permite mantener un perfil bajo sin grandes recursos.

Tijuana, por su cercanía con San Diego y su carácter transfronterizo, se convierte en un refugio ideal. Muchas personas tienen doble nacionalidad, y la vida diaria entre ambos lados de la frontera es constante, lo que permite “diluirse” fácilmente entre la población.

Un modelo difícil de replicar

Aunque existen otros puntos con alta presencia de estadounidenses —como San Miguel de Allende, la ribera de Chapala o Ciudad de México— no hay unidades como la UEI operando ahí. En Chihuahua, una unidad similar reporta un número mucho menor de detenciones.

El modelo de la UEI es único, no solo por su colaboración directa con EE.UU., sino por el tipo de fugitivos que persigue: individuos que operan por cuenta propia y no forman parte de grandes estructuras criminales.

Cuando hay relación con cárteles u organizaciones del narcotráfico, la cooperación desaparece. “Si se involucra una banda de trasiego de drogas o de huachicol, es muy posible que esa banda tenga infiltrada a la policía y no haya cooperación con EE.UU.”, señala Sánchez.

Por el contrario, perseguir a un violador prófugo de Kansas que vive ahora en Ciudad de México representa una amenaza menor y una oportunidad clara para actuar.

Silencio mediático tras la tragedia

Tras la muerte de Abigail Esparza, la UEI se ha mantenido fuera del foco público. Medios como BBC Mundo solicitaron entrevistas con sus mandos, sin obtener respuesta. La unidad sigue operando, pero desde el bajo perfil que siempre la caracterizó.

Para quienes los conocen de cerca, los “cazadores de gringos” son un ejemplo de lo que sí funciona en la cooperación binacional. Una unidad entrenada, precisa, con protocolos claros y la confianza de sus aliados. Pero también, una corporación que pagó un alto costo por su efectividad.

Únete al canal de WhatsApp y recibe en tu celular lo más importante de México y el mundo con el análisis y la voz de Guillermo Ortega Ruiz.