De viva voz: el testimonio de “María”, sobreviviente del campo de exterminio en Teuchitlán

A casi una semana del descubrimiento del campo de exterminio en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, los testimonios siguen emergiendo. "María", una joven que asegura haber sido reclutada en el lugar, habló con Indira Navarro, líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, y reveló detalles escalofriantes de lo que vivió ahí durante tres años.

AUDIO: "Nos obligaban a cavar fosas", relata "María"

María relató que los reclutas eran forzados a cavar enormes fosas y a presenciar cómo los cuerpos de las víctimas eran seccionados y quemados. "Ponían una cama de piedra, quemaban los cuerpos y reutilizaban la fosa una y otra vez. Después volvían a taparla", contó la sobreviviente.

Además, denunció que muchos de los jóvenes que llegaron al rancho lo hicieron engañados con ofertas de trabajo falsas. "Pensábamos que los llevaban a la sierra, pero estábamos caminando sobre un cementerio", señaló.

Terror como método de control

Según su testimonio, los captores ejercían un régimen de terror sobre los reclutas, obligándolos a pelear entre ellos por comida para la diversión de los líderes criminales. "Si llorabas, te desnudaban y te lanzaban a una zona con alambres de púas, donde los puercos te devoraban vivo", relató María.

María afirmó que durante su estancia en el rancho, al menos 15 personas murieron de esta manera. "Había un tractor donde metían a las personas, las dejaban amarradas al sol por días y luego las trituraban. Decían que un doctor les aseguró que el cuerpo caliente se compactaba mejor", describió.

Explotación, abuso y complicidad de autoridades

El testimonio de María también expone la brutal explotación de mujeres dentro del rancho. "Nos obligaban a delinquir. De ser víctimas nos convertían en victimarias. Si no obedecíamos, nos mataban", dijo.

Aseguró que las mujeres eran víctimas de abuso sistemático y que altos mandos del cártel llevaban niñas para su explotación. "Había gente del gobierno involucrada, médicos que hacían experimentos y tráfico de órganos. Nos decían que si escapábamos, usarían videos para incriminarnos y asegurarse de que nunca pudiéramos denunciar", añadió.

Indira Navarro destacó que este testimonio refuerza la gravedad de lo descubierto en el Rancho Izaguirre y la necesidad de una respuesta contundente por parte de las autoridades. "Estamos ante una atrocidad que supera cualquier película de terror. No podemos permitir que esto quede en el olvido", concluyó.

El caso sigue en investigación y los colectivos de búsqueda exigen justicia para las víctimas del horror en Teuchitlán.

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