La desaparición de Jonathan: 2 años de búsqueda, extorsión con tamales y un entierro entre dudas

Mabel González 28 mayo, 2025

Al poco tiempo que el joven desapareció, su cuerpo fue encontrado, pero los análisis forenses tardaron años

 ©Redes sociales. - Sepultan a joven desaparecido hace 2 años en medio de dudas y omisiones de autoridades.

El dolor contenido durante casi dos años encontró una forma de expresarse este martes, cuando familiares y amigos velaron los restos de Jonathan Estrada Vázquez, joven de 21 años desaparecido el 6 de julio de 2023 en la colonia San Andrés del municipio de Berriozábal, Chiapas. 

La Fiscalía General del Estado de Chiapas (FGE) confirmó el 23 de mayo, mediante dos pruebas genéticas, que los restos hallados en 2023 en un barranco cercano a la colonia Candelaria correspondían a Jonathan. Su familia aceptó los resultados, pese a señalar irregularidades e inconsistencias en la investigación.

“No nos dieron respuestas claras, pero decidimos aceptar los resultados para poder despedir a mi hermano y encontrar algo de paz”, dijo Magdalena Estrada, su hermana.

Una búsqueda marcada por omisiones e indignación

Desde el inicio, la familia enfrentó obstáculos. Magdalena denunció públicamente que elementos de la Fiscalía les pidieron 30 tamales (15 de mole y 15 de chipilín) como presunta condición para “agilizar” la búsqueda, según declaraciones obtenidas por TV Azteca.

Además, cuestionaron que la ropa hallada junto a los restos —un short y un par de tenis— no coincidiera con la complexión de Jonathan. Aun así, la familia optó por cerrar el ciclo. "Mi mamá tiene la corazonada de que sí es él. Ella necesita paz", explicó Magdalena. Poco después del velorio, su madre fue hospitalizada por una crisis de salud.

Restos hallados en 2023, resultados hasta 2025

Aunque los restos fueron localizados pocas semanas después de su desaparición, los análisis genéticos tardaron más de un año en ser entregados. La identificación final se confirmó el pasado 23 de mayo. El hallazgo no fue producto de las diligencias oficiales, sino del aviso de un conocido que encontró los restos mientras recolectaba leña.

“Ha sido un proceso desgastante. Nos enfrentamos a angustia, incertidumbre y revictimización por parte de las autoridades”, denunció la familia, acompañada por integrantes del Colectivo de Madres en Resistencia.

El último adiós

En la noche del lunes 26 de mayo, decenas de personas acompañaron a la familia en el velorio. Un pastor ofició la ceremonia frente a un féretro sellado. Mientras afuera persistía la tensión por la violencia que azota al estado, dentro del salón funerario se vivía otro tipo de duelo: el de la resignación ante un sistema que, para muchos, ha normalizado la desaparición y el silencio.

“Jonathan no merecía esto. Nadie lo merece”, expresó una integrante del colectivo.

Violencia e impunidad en Chiapas

El caso de Jonathan se inscribe en un contexto alarmante de violencia en Chiapas, particularmente en municipios como Berriozábal, donde el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) mantienen una disputa por el control de rutas estratégicas para el trasiego de drogas, armas y migrantes. Esto ha provocado desapariciones, desplazamientos forzados, bloqueos y asesinatos en la región.

Jonathan fue visto por última vez cuando abordó una camioneta roja en el llamado “Crucero de la Muerte”, según un mototaxista. Desde entonces, no hubo avances significativos en la investigación. La familia incluso señala al alcalde de Berriozábal, Jorge Acero, por negarse a entregar videos de vigilancia, mientras la FGE alegó que los registros del C5 fueron eliminados.

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