Crisis de fentanilo en Canadá llena de “zombies” las calles; gobierno confina a los adictos

Como si se tratara de una película de terror, las calles de algunas regiones de Canadá se han llenado de “zombies” y es que la crisis de fentanilo se ha extendido a ese país de América del Norte,, traspasando las fronteras de Estados Unidos donde el opioide sintético provoca una situación incontenible de adicciones y muertes. 

Desde 2016 estalló la fiebre del Fentanilo en Vancouver, una de las ciudades más importantes de Canadá. Tan sólo en 2017 se reportaron casi 4 mil fallecimientos a causa del uso de esta droga; casi el doble que el año anterior. Pero el gobierno ha destinado calles donde confina a los adictos, cuyos cuerpos arqueados parecen ser los de muertos vivientes.  

El fentanilo pasó de ser un anestésico usado en los hospitales, a convertirse en una de las drogas favoritas de los narcotraficantes, pues su tráfico genera una ganancia de millón o millón y medio de dólares por cada kilogramo de la droga.

Además, es un opiáceo más potente que la morfina, unas 50 a 100 veces más que la heroína. Es un opioide sintético empleado como anestésico, de bajo costo y fácil elaboración. 

Vancouver y el fentanilo

Vancouver fue la ciudad con más muertes por sobredosis por cada 100 mil habitantes en toda Norteamérica entre 2017 y 2018. British Columbia se llenan cada vez más de adictos principalmente porque es una ciudad con impresionantes paisajes, clima templado , donde no cae nieve y las temperaturas rara vez llegan a menos de 0ºC. Además, la delincuencia es escasa.

Hastings es una de las avenidas más importantes de Vancouver; en ella se ven personas a plena luz del día inyectándose, jeringas tiradas por todo el suelo, y “zombies” que caminan encorvadas y con la mirada perdida, mezclándose con otras que pasean por la misma calle haciendo una vida normal, yendo a trabajar o a la escuela, paseando a sus mascotas, esperando el autobús. 

Por las noches, los adictos se ocultan en sacos de dormir o mantas en las aceras y en los albergues que hay en las calles.

Vancouver, de la mano con el gobierno de la Columbia Británica ha sido pionera en un programa para frenar las muertes ocasionadas por las drogas, a través del cual se reparten agujas limpias, a finales de los 80; después, añadieron pipas de crack gratuitas.

Para 2003 se inauguró el Primer Centro de Inyección Supervisada en Norteamérica, que proporcionaba gratuitamente dosis de heroína y metadona, con el fin de tratar la adicción más como un problema sanitario que como uno social. 

Con estas medidas, las infecciones por VIH y hepatitis C disminuyeron; al igual que las muertes causadas por drogas: de 400 en 1998 a 183 en 2008.

Hasta que llegó el Fentanilo. Esta droga produce efectos como relajación muscular, alivio del dolor y euforia; pero también confusión, somnolencia, mareos, náuseas, retención urinaria, constricción de las pupilas y depresión respiratoria.

En Downtown East Side de Vancouver, se aprecian varias calles muy míseras, también llenas de personas desplomadas en la acera, sentadas o acostadas en ella, fumando opiáceos en pipas de cristal o pedazos de aluminio; también inyectándolos, por lo que hay agujas por todo el suelo, que también tiene las pertenencias de los adictos, así como refugios improvisados.

Las sobredosis diarias

Los bomberos atienden hasta 50 llamadas de auxilio en ese barrio, la mayoría de las cuales están relacionadas con drogas.

“Vamos por toda la ciudad. Entramos en mansiones y áticos. Están en todas las comunidades y en todos los grupos de edad”.

Esta crisis del Fentanilo es como una plaga, extendiéndose por todas partes. En Hope, localidad montañosa al noroeste de Vancouver, se ha registrado la mayor tasa de sobredosis de la provincia.

Las autoridades han redoblado las medidas de reducción de daños; desde el 2020, los médicos tienen licencia para suministrar opiáceos potentes de forma gratuita, esperando que esto los mantenga alejados de las drogas callejeras, donde circula el fentanilo puro o mezclado con heroína o con cualquier tipo de sustancia, o aún pastillas falsificadas.

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