De migrante deportado a estrella Michelin: la historia del chef mexicano Lalo García

Redacción 19 agosto, 2025

La historia de Lalo García se convierte en un ejemplo de resiliencia para miles de migrantes

 ©efe - Lalo García, chef mexicano.

Cuando el chef mexicano Eduardo "Lalo" García (Guanajuato, 1977) comenzó a trabajar como lavaplatos en Atlanta a los 16 años, jamás imaginó que ese empleo por necesidad lo llevaría a convertirse en uno de los cocineros más reconocidos del país y a obtener una estrella Michelin con su restaurante Máximo.

“Yo no me metí a trabajar a la cocina porque pensé que las estrellas existían. Yo me metí por necesidad, jamás pensé que eso es lo que iba a hacer el resto de mi vida”, confesó en una entrevista con EFE.

Una infancia marcada por la migración y el campo

A los 9 años, García migró con su familia a Estados Unidos. Primero trabajó en el campo, recogiendo frutas y verduras, y sufrió en carne propia los efectos de los pesticidas y agroquímicos que afectaron su piel, le hicieron perder cabello y, en el caso de su padre, derivaron en un cáncer gastrointestinal que terminó con su vida.

Por eso, el chef critica el discurso que criminaliza la migración: “Los mexicanos que cruzan hacen los trabajos que nadie quiere hacer y van a mejorar la vida del norteamericano”.

“Casi forzados a migrar”

García asegura que gran parte de la migración mexicana es casi obligada por la falta de apoyo al campo. “Los gobiernos no han hecho lo suficiente para que quienes viven del campo tengan un sustento económico”, señaló.

 ©efe - El chef tomaba cualquier rol en la cocina por necesidad.

Además, recordó que en Estados Unidos los migrantes trabajan en condiciones precarias: “Nos pagan barato, pero cuando ya no nos necesitan, vamos para fuera”.

Aunque reconoce beneficios del TLCAN, considera que devastó al campo mexicano al volver baratas las ganancias y muy caro cultivar, lo que llevó a muchos agricultores —incluida su familia— a trabajar en tierras estadounidenses.

Dos deportaciones y un cambio de vida

La vida de García dio un giro en 2007, cuando fue deportado por segunda vez y se le prohibió regresar a Estados Unidos. La primera había ocurrido en el año 2000.

Desde entonces decidió rehacer su vida en México: “Estoy orgulloso de ser una persona que migró y que decidió, cuando lo deportaron, ya no regresar, y desarrollarse en su país”.

El “sueño mexicano” sí existe

En junio pasado, García celebró su primera estrella Michelin con Máximo, un restaurante que fusiona la cocina mexicana con técnicas francesas y que desde 2015 aparece en la lista de Latin America’s 50 Best Restaurants.

Hoy defiende la idea de que el “sueño mexicano” sí existe: “México es un país con oportunidades. Yo conozco mucha gente que se ha regresado de EE.UU. y le va súper bien aquí. Lo más importante no es el dinero, sino creer en ti”.

Su cocina también se nutre de otros migrantes que regresaron de Estados Unidos. Uno de sus más recientes colaboradores dejó el país vecino por miedo a la persecución racial: “No quería que le pasara lo mismo que a quienes están metiendo a la cárcel por ser de piel café”, contó.

Más allá de las estrellas

Aunque celebra los reconocimientos, García insiste en que lo más importante es el trabajo en equipo: “Solo no lo hubiera podido lograr”.

Como embajador de Save the Children, organiza unas 20 cenas al año cuyos beneficios van directo a la organización. Sueña con que más restauranteros se sumen: “Ojalá todos hicieran al menos una cena al año por esta causa. A mí me tocó el corazón haber sido un niño migrante”.