Las claves del asesinato de Alberto Prieto, “El Prieto”: el Lamborghini Urus y las rifas colombianas en Zapopan

La mañana del lunes 29 de diciembre de 2025, Zapopan estuvo bajo el estruendo de las balas. Durante más de 15 minutos, un enfrentamiento armado paralizó avenidas, obligó a comerciantes a resguardarse y dejó una escena que evidenció el nivel de violencia: más de 200 casquillos percutidos, vehículos abandonados y tres personas muertas.

El objetivo del ataque era claro. Alberto Prieto Valencia, empresario del Mercado de Abastos, conocido como “El Prieto” o “Don Beto”, fue emboscado mientras viajaba en un Lamborghini Urus color naranja, valuado en alrededor de 5 millones de pesos. Junto a él iba su hija de 16 años, Sara, y un convoy de al menos siete escoltas privados, varios de ellos exmilitares.

Las claves del ataque

La emboscada: un ataque directo y planeado

Los hechos ocurrieron alrededor de las 10:20 horas, en el cruce de avenida Topacio y Diamante, en la colonia Santa Eduwiges, zona limítrofe entre Guadalajara y Zapopan. De acuerdo con las primeras investigaciones, al menos 30 hombres armados, a bordo de varios vehículos de gran tamaño, entre ellos una camioneta GMC Yukon, interceptaron el convoy y bloquearon el paso.

El ataque fue frontal. Los agresores abrieron fuego directamente contra el vehículo de lujo, que quedó severamente dañado por impactos en la carrocería y los cristales. Los escoltas respondieron, lo que desató una balacera que se extendió a cuatro puntos distintos de la zona.

Vecinos y automovilistas captaron en video las ráfagas continuas y el pánico generalizado. Comerciantes cerraron locales y personas buscaron refugio ante el estruendo de las armas.

Las víctimas del ataque

En el lugar murió Alberto Prieto Valencia y uno de sus escoltas, identificado como Florencio. Su hija Sara, así como cuatro escoltas más, resultaron heridos y fueron trasladados a hospitales cercanos. Horas después, la Fiscalía de Jalisco confirmó que la menor falleció mientras recibía atención médica. Uno de los escoltas permanece en estado grave.

Hasta el momento, no hay personas detenidas, aunque las autoridades aseguraron dos vehículos presuntamente utilizados por los agresores y mantienen un operativo de búsqueda por tierra y aire, en coordinación con fuerzas federales.

¿Quién era “El Prieto”?

Alberto Prieto Valencia, de 57 años, era originario de Veracruz y un personaje ampliamente conocido en el Mercado de Abastos de Zapopan, uno de los centros comerciales más grandes del país, con más de 20 mil trabajadores y una afluencia diaria de hasta 70 mil personas.

Se dedicaba a la venta mayorista de granos y cereales, era propietario de bodegas ubicadas en las calles Chícharo y Coyul, y fundó la empresa transportista Transportes Odal, dedicada a logística en cajas secas y refrigeradas. La compañía contaba con certificación C-TPAT, un estándar internacional impulsado por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

Además de su actividad comercial, Prieto había sido detenido en dos ocasiones por policías de Guadalajara y Zapopan por posesión de armas de uso exclusivo del Ejército. En ambos casos fue liberado y los procesos nunca se judicializaron.

Las rifas colombianas: una línea clave de investigación

El secretario general de Gobierno de Jalisco, Salvador Zamora Zamora, confirmó que se trató de una agresión directa y que existen varias líneas de investigación, entre ellas una que apunta a las rifas colombianas ilegales que operan desde hace años en el Mercado de Abastos.

“En algún momento se señaló algún vínculo de esta persona con aquellas rifas colombianas ilegales que aparecieron en el Mercado de Abastos. Son notas periodísticas que existen y que habrá que tomarlas en cuenta en la investigación”, declaró Zamora.

Estas rifas funcionan como un esquema de extorsión. Comerciantes son obligados a comprar boletos, que cuestan hasta 20 pesos, bajo amenaza. Los premios, que van desde efectivo hasta autos, rara vez se entregan, y los boletos operan en la práctica como cobro de derecho de piso.

El sistema está ligado a los préstamos “gota a gota”, una modalidad de usura donde los comerciantes pagan intereses diarios elevados y son forzados a comprar boletos como condición para recibir crédito. Desde 2019, autoridades y medios han documentado su operación, frecuentemente bajo la protección del crimen organizado, incluido el CJNG.

En junio de 2024, la detención del colombiano Camilo Andrés, acusado de trata de personas y explotación laboral, reveló la estructura detrás de estas rifas. De acuerdo con investigaciones periodísticas, tenía a 18 personas obligadas a vender boletos bajo coacción.

Hasta ahora, no se ha confirmado si Prieto Valencia participaba en estas rifas o si era una de sus víctimas. Testimonios anónimos de comerciantes señalan que algunos empresarios que se resistían eran golpeados o amenazados.

Un crimen que sacude a Jalisco

La agresión ocurrió en un contexto sensible: a menos de seis meses de que Guadalajara sea sede del Mundial de Futbol 2026 y en pleno periodo vacacional de invierno. El impacto del ataque reavivó la discusión sobre la violencia, la extorsión y el control criminal en una de las zonas comerciales más importantes del occidente del país.

Mientras la Fiscalía de Jalisco mantiene abiertas las investigaciones, también han surgido versiones no oficiales que señalan posibles contratos de Prieto Valencia como proveedor de alimentos para penales o incluso para la Secretaría de la Defensa Nacional, aunque ninguna autoridad ha confirmado esa información.

La muerte de Alberto Prieto Valencia, su hija y su escolta abre una investigación compleja donde se cruzan negocios, poder económico, crimen organizado y violencia, en un escenario que exhibe las grietas de seguridad en Jalisco.

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