Desplazamiento forzado, la otra consecuencia del crimen organizado que ha dejado pueblos fantasma

Mabel González 11 diciembre, 2024

Miles de personas se ven obligadas a dejar sus hogares, sus pertenencias y a aquellos a quienes aman para salvar sus vidas

 ©Cuartoscuro. - Cada año miles de personas son víctimas de desplazamiento forzado en México.

México es un país que tiene millones de víctimas de desplazamiento forzado, desde que comenzó a documentarse en la década de los 70, aunque se ha puesto en la mira internacional por la reciente narcoguerra entre las facciones del Cärtel de Sinaloa de Los Chapitos y La Mayiza, lo cierto es que es un fenómeno que ocurre en todo el país, principalmente en las comunidades de los estados más pobres y ha dejado pueblos fantasmas, así como una crisis humanitaria. 

De acuerdo con datos recientes de organizaciones como México Evalúa y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), más de 400,000 personas han sido desplazadas en el último año debido a la violencia. Las cifras oficiales, sin embargo, podrían ser mayores, ya que muchos desplazados no denuncian su situación por miedo a represalias. Las víctimas provienen principalmente de los estados más golpeados por la violencia del crimen organizado, como Chiapas, Guerrero, Chihuahua, Michoacán, Veracruz y Sinaloa, entre otros.

Dolor en silencio es algo que viven las víctimas de desplazamiento forzado, algunos cineastas han volteado a ver su situación y les han dado voz mediante producciones como Noche de Fuego, de Tatiana Huezo, que narra lo que viven los habitantes de la sierra de Guerrero, y como siempre ocurre, la realidad supera a la ficción, pues lo que el narco hace en las comunidades es a veces incluso imposible de imaginar. 

Un problema creciente que parece invisible

Si bien muchas son las causas que producen este fenómeno, la operación del crimen organizado es la principal en los últimos años, desde que dio inicio la guerra contra el narco comenzada por el expresidente Felipe Calderón. Pero sólo cuatro entidades federativas cuentan con una legislación en la materia: Chiapas, Guerrero, Sinaloa y Zacatecas, además igual número de ellas han tipificado como delito el provocar el desplazamiento: Guerrero, Sinaloa, Sonora y Chihuahua.

Con tantos años de existencia parece difícil de creer que apenas en abril de 2019 el gobierno federal haya reconocido oficialmente su existencia y los retos que era preciso atender, para frenar esta situación que con el paso del tiempo se agrava y se visibiliza ante el mundo. 

Causas del desplazamiento forzado

En septiembre de 2022, la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los desplazados internos, realizó una visita oficial a México. En sus declaraciones de cierre de misión destacó que las causas del desplazamiento son diversas y multifactoriales y requieren una atención integral, incluyendo la adopción de medidas de prevención, atención y protección a personas desplazadas con un enfoque de derechos humanos, diferenciado e interseccional y alcanzar condiciones para soluciones duraderas.

Entre estas causas están distintos tipos de violencia, a menudo ejercida por el crimen organizado, a veces relacionadas con los proyectos de desarrollo, la minería y tala ilegal, o por los conflictos electorales, religiosos y agrarios. De igual modo, entre las causas se encuentran el cambio climático, los desastres, todo lo cual se agrava por el efecto discriminatorio que tiene un impacto diferenciado para las poblaciones en mayor situación de vulnerabilidad como son, entre otros, los pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes.

El desplazamiento forzado en México tiene como principales causas la violencia generada por los cárteles de la droga, las facciones criminales que luchan por el control territorial y la inseguridad derivada de la falta de presencia del Estado en ciertas regiones. Los secuestros, extorsiones y asesinatos son algunas de las formas en que los grupos criminales ejercen control sobre las comunidades, obligando a los habitantes a huir para salvar sus vidas.

En muchos casos, las familias abandonan sus hogares sin tiempo para llevar consigo sus pertenencias, dejando atrás no solo su patrimonio, sino también a veces a sus seres queridos. Según Amnistía Internacional, más del 70% de los desplazados en México se ven forzados a migrar hacia áreas urbanas cercanas, pero, en ocasiones, los mismos problemas de violencia y marginación persisten, lo que dificulta su integración en nuevas comunidades.

Impacto social y psicológico

El desplazamiento forzado tiene un impacto devastador en las comunidades afectadas. Las personas desplazadas no solo pierden sus hogares y medios de vida, sino que también enfrentan traumas psicológicos profundos. La pérdida de la estabilidad emocional y económica afecta tanto a adultos como a niños, quienes sufren consecuencias duraderas en su desarrollo y bienestar.

Además, las comunidades desplazadas suelen ser marginadas y carecen de acceso a servicios básicos como salud, educación y empleo, lo que perpetúa un ciclo de pobreza y vulnerabilidad. Las personas desplazadas son más susceptibles a la explotación laboral y la trata de personas, y a menudo se encuentran sin redes de apoyo ni protección.

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