El Halconazo, una de las masacres estudiantiles que sacudió a México y prevalece en la memoria

Mabel González 10 junio, 2025

Un día como hoy, pero de 1971, paramilitares masacraron a estudiantes que se manifestaban en la CDMX

 ©Gaceta UNAM. - 54 años de El Halconazo.

En la historia de México hay varias páginas en las que el Gobierno atentó contra el pueblo, siendo los estudiantes los objetivos en varias ocasiones, si bien la masacre del 68 es uno de los trágicos eventos más reconocidos y dolorosos, casi tres años después ocurrió otro, que a la postre fue conocido como “Halconazo” o la matanza del jueves de Corpus. 

Cada 10 de junio, México recuerda el Halconazo, una de las más sangrientas represiones contra el movimiento estudiantil, ocurrida en 1971. A 54 años del ataque, las exigencias de justicia, memoria y verdad continúan vivas.

¿Qué ocurrió el 10 de junio de 1971?

Ese jueves, cientos de estudiantes de la UNAM y el IPN marcharon de forma pacífica en apoyo a una huelga de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que exigía respeto a la autonomía universitaria. La marcha, que partió del Casco de Santo Tomás rumbo al Zócalo capitalino, fue interceptada en las inmediaciones del Metro Normal por un grupo armado identificado como Los Halcones, un cuerpo paramilitar financiado y entrenado por el Estado mexicano.

Los Halcones, armados con pistolas calibre .45 y carabinas M-2, abrieron fuego contra los manifestantes. Se estima que al menos 120 jóvenes fueron asesinados, aunque cifras oficiales de la época hablaban de solo 38 víctimas. La brutal represión fue presenciada por la policía local, que no intervino.

¿Quiénes eran los Halcones?

Los Halcones eran un grupo paramilitar compuesto por jóvenes —algunos menores de edad— entrenados por fuerzas del gobierno mexicano y asesorados por agentes estadounidenses. Su función era reprimir protestas sociales y estudiantiles durante la llamada "guerra sucia" en México. La existencia de este grupo quedó evidenciada en el ataque del 10 de junio, que desde entonces se conoce como El Halconazo.

Testimonios de sobrevivientes

Uno de los relatos más significativos es el de Lourdes Rodríguez Rosas, estudiante de Derecho de la UNAM que, pese a haber trabajado tres turnos, se unió a la manifestación. Durante la represión, vio a un joven caer abatido por disparos y ayudó a trasladar a varios heridos a la Cruz Roja de Polanco. Posteriormente, Lourdes y el médico que la asistía fueron detenidos por la policía y llevados a los sótanos de la Plaza Tlaxcoaque, donde permanecieron incomunicados por 13 días.

Otro testimonio es el de Jesús Martín del Campo, sobreviviente del movimiento estudiantil de 1968, cuyo hermano Edmundo fue asesinado durante el ataque. “Lo vimos con nuestros propios ojos. Nadie nos lo contó”, relató. Edmundo tenía apenas 20 años y acababa de ingresar a la Escuela de Economía del IPN.

La respuesta del Estado

El presidente de entonces, Luis Echeverría Álvarez, negó su responsabilidad, aunque documentos desclasificados han revelado la implicación directa del gobierno federal. Fue hasta 2001 que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió la Recomendación 26/2001, que solicitaba una investigación y señalaba graves violaciones a derechos humanos como la vida, la integridad personal, la libertad de expresión y el derecho de protesta.

Se creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, pero su trabajo no resultó en sanciones ni justicia efectiva. Años más tarde, la CNDH creó una oficina especial para documentar y analizar los crímenes de Estado durante la "guerra sucia", sin que se lograran avances sustanciales.

A 54 años: memoria y deuda pendiente

Organizaciones sociales, sobrevivientes y familiares continúan exigiendo una Comisión de la Verdad que esclarezca los hechos de 1971 y de otras masacres como la de Tlatelolco en 1968. Lourdes Rodríguez, ahora con 78 años, denuncia la impunidad y la falta de voluntad del Estado mexicano para reparar a las víctimas y garantizar que estos hechos no se repitan.

“No es justo que calles lleven los nombres de quienes orquestaron estas masacres. La deuda es con las víctimas, con la historia y con el país entero”, afirma.

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