Fentanilo: La droga 100 veces más potente que la morfina que amenaza a México y al mundo
Este ovoide sintético es la nueva amenaza que está cobrando vidas. Aquí te contamos lo que necesitas saber
El fentanilo, un opioide sintético hasta 100 veces más potente que la morfina, se ha convertido en una grave amenaza sanitaria y social en América Latina, Estados Unidos y Europa. Este fármaco, originalmente diseñado para tratar dolores severos en contextos médicos controlados, ha escalado como una de las drogas más letales en el mercado ilegal. En México, su creciente consumo y tráfico ilegal generan alarmas por las devastadoras consecuencias que trae consigo.
El peligro del fentanilo
De acuerdo con la Administración de Control de Drogas (DEA), tan solo dos miligramos de fentanilo pueden ser letales, una cantidad tan pequeña que cabe en la punta de un lápiz. El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés) explica que este opioide actúa en los receptores del sistema nervioso central que controlan el dolor y las emociones, lo que produce efectos como felicidad extrema, sedación, náuseas y, en casos severos, depresión respiratoria, coma o muerte.
El fentanilo recetado se administra en parches, pastillas o inyecciones, pero el que se encuentra en las calles suele estar adulterado. Se vende en polvo, pastillas o incluso impregnado en papel secante y goteros. Lo más alarmante es que se mezcla con otras drogas como heroína, cocaína o metanfetaminas, lo que aumenta el riesgo de sobredosis para los usuarios, quienes muchas veces desconocen que están consumiendo fentanilo.
Una crisis que golpea a México
En Estados Unidos, el fentanilo es responsable de la mayoría de las 80,000 muertes anuales relacionadas con opioides reportadas en 2021, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). En México, si bien las cifras oficiales aún son más bajas, el problema crece exponencialmente. La ruta del tráfico de esta droga pasa por territorio mexicano, con los precursores químicos provenientes, en su mayoría, de Asia.
Además, el costo reducido del fentanilo lo convierte en una opción lucrativa para los cárteles de la droga, quienes lo producen en laboratorios clandestinos y lo distribuyen hacia Estados Unidos, Europa y dentro del propio territorio mexicano. En estados como Sinaloa y Jalisco, donde operan algunos de los principales cárteles, las autoridades han encontrado un aumento en la fabricación de esta sustancia.
En un contexto donde las muertes por sobredosis han comenzado a reportarse en ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez, México enfrenta un doble desafío: combatir el tráfico y prevenir el consumo dentro de sus fronteras.
Acciones y nuevos controles
México ha comenzado a tomar medidas más estrictas para combatir el tráfico y consumo del fentanilo. Entre estas acciones, destacan la regulación de precursores químicos y operativos de seguridad para desmantelar laboratorios ilegales. La Fiscalía General de la República (FGR) ha intensificado los cateos y las incautaciones de grandes cantidades de fentanilo y sustancias relacionadas en puertos como Lázaro Cárdenas y Manzanillo.
Además, el gobierno federal trabaja en conjunto con las autoridades de Estados Unidos para monitorear las rutas de distribución y compartir información clave sobre los operativos. A principios de diciembre de 2024, por ejemplo, un operativo logró incautar más de una tonelada de pastillas de fentanilo.
Por otro lado, se han intensificado las campañas de concienciación para educar a la población sobre los riesgos de esta droga. En las escuelas, programas de prevención como "Jóvenes Sin Adicciones" buscan informar a adolescentes sobre los peligros del fentanilo y otros opioides.
Tratamiento de la sobredosis y la adicción
La sobredosis de fentanilo puede ser contrarrestada con naloxona, un medicamento que bloquea los efectos de los opioides. Sin embargo, debido a la potencia del fentanilo, pueden requerirse múltiples dosis para revertir la sobredosis. La administración de naloxona debe ser inmediata, y siempre se recomienda buscar atención médica de emergencia para monitorear al paciente.
Para tratar la adicción, los especialistas recurren a terapias conductuales y medicamentos como metadona, buprenorfina y naltrexona. Estas sustancias interactúan con los receptores opioides del cerebro para reducir los síntomas de abstinencia y el deseo de consumo sin generar los efectos eufóricos del fentanilo.
En México, instituciones como los Centros de Integración Juvenil (CIJ) y las clínicas de la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC) ofrecen tratamientos especializados para quienes buscan superar su dependencia a los opioides. Sin embargo, el acceso a estos servicios es limitado en zonas rurales y comunidades marginadas.
Impacto social y económico
El fentanilo no solo representa un problema de salud pública, sino que también tiene profundas implicaciones sociales y económicas. Su consumo afecta de manera desproporcionada a las poblaciones vulnerables y ha generado un aumento en los costos asociados con la atención médica, programas de rehabilitación y seguridad pública.
En estados como Baja California y Chihuahua, las autoridades han reportado un incremento en los casos de robos y violencia asociados al consumo de fentanilo. Además, las familias de los consumidores enfrentan una carga emocional y financiera significativa al tratar de cubrir los costos del tratamiento y la rehabilitación.
El fentanilo es un problema global que requiere un enfoque integral. Desde los laboratorios clandestinos en México hasta las calles de Estados Unidos, su impacto devastador no distingue fronteras. Mientras los gobiernos endurecen sus políticas, es fundamental que la sociedad tome conciencia sobre los riesgos y apoye las medidas preventivas para proteger a las futuras generaciones de esta epidemia silenciosa.