Lo mataron rodeado de escoltas: el asesinato de Carlos Manzo sacude Michoacán

Elena Martínez 3 noviembre, 2025

El edil fue atacado a tiros mientras encabezaba la inauguración del Festival de las Velas, frente a decenas de familias

 ©Redes sociales. - El edil había denunciado amenazas de muerte previas a los hechos violentos.

El asesinato del alcalde Carlos Manzo, ocurrido la noche del 1 de noviembre en pleno corazón de Uruapan, Michoacán, dejó al descubierto la fragilidad del Estado mexicano frente al crimen organizado. El edil fue atacado a tiros mientras encabezaba la inauguración del Festival de las Velas, un evento que pretendía ser símbolo de unidad y cultura y que terminó convertido en un escenario de horror.

El ataque ocurrió alrededor de las 20:10 horas, cuando un hombre con sudadera blanca y pantalón oscuro se acercó entre la multitud y disparó siete veces contra el alcalde. Manzo cayó herido de muerte frente a cientos de asistentes; un agresor fue abatido por elementos de seguridad y dos personas más fueron detenidas.

En el sitio se hallaron siete casquillos percutidos y un arma corta calibre 9 mm, relacionada con enfrentamientos previos entre grupos criminales de la región.

Rodeado, pero desprotegido

El crimen generó indignación no solo por su brutalidad, sino porque el alcalde contaba con un amplio esquema de seguridad federal y municipal. Según el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, Manzo tenía asignados 14 elementos de la Guardia Nacional encargados de la vigilancia periférica, además de un primer círculo de protección con policías municipales de su confianza.

Pese a ello, el ataque se consumó en un evento público con fuerte presencia de asistentes y escoltas. El propio Harfuch admitió que los agresores aprovecharon la vulnerabilidad de un acto masivo para cometer el homicidio.

Carlos Manzo había ganado popularidad por su discurso directo y su rechazo a pactar con el crimen organizado. Desde su llegada a la alcaldía en septiembre de 2024, denunció que Uruapan era rehén de las extorsiones y la violencia ligada al narcotráfico. Solicitó públicamente apoyo a la Federación, pidió refuerzos militares y reclamó más recursos para blindar la región.

Sus seguidores lo apodaban “el Bukele mexicano” por su estilo frontal y su promesa de recuperar el control del municipio. Sin embargo, esas posturas le valieron amenazas constantes. En sus últimos meses de vida, había reiterado que “no pensaba rendirse ante el miedo” y que gobernar en Michoacán implicaba “caminar con el peligro al lado”.

La respuesta del gobierno federal

Horas después del asesinato, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó el crimen y envió condolencias a la familia del alcalde. Aseguró que el Gabinete de Seguridad daría seguimiento puntual a las investigaciones y prometió cero impunidad. “Condeno con absoluta firmeza el vil asesinato del presidente municipal de Uruapan. Expreso mis más sinceras condolencias a su familia y al pueblo de Michoacán”, publicó en su cuenta de X.

No obstante, en Uruapan y en redes sociales, la respuesta presidencial fue recibida con escepticismo. Ciudadanos y simpatizantes del alcalde recordaron que Manzo había solicitado auxilio meses atrás y que, a pesar de su insistencia, nunca obtuvo una respuesta directa.

Por su parte, Harfuch anunció que la investigación sigue abierta y que ninguna línea será descartada, incluyendo la posible participación de grupos delictivos que operan en la zona de Tierra Caliente. Dijo que se analizan videos de cámaras de seguridad, se realizan entrevistas a testigos y se revisan los movimientos del presunto atacante antes del atentado.

Protestas y duelo en Michoacán

El asesinato provocó manifestaciones espontáneas en Uruapan y Morelia. Decenas de personas salieron con veladoras, pancartas y sombreros, símbolo del movimiento ciudadano impulsado por Manzo, para exigir justicia. En el funeral, realizado al día siguiente, Grecia Quiroz, esposa del alcalde, dio un discurso que conmovió a los presentes:
“Apagaron su voz, pero no su lucha. Carlos soñaba con un Uruapan libre del miedo, y ese sueño ahora nos toca defenderlo a nosotros”. Las imágenes de ciudadanos coreando “No estás sola recorrieron el país. El sepelio se transformó en un acto de resistencia y dolor colectivo, reflejo del hartazgo social ante la violencia.

El costo de desafiar al crimen

El homicidio de Carlos Manzo no es un hecho aislado. En los últimos años, Michoacán se ha convertido en uno de los estados más peligrosos para ejercer un cargo público, con alcaldes y funcionarios municipales en la mira del crimen organizado. Ahora, el asesinato del alcalde de Uruapan reabrió el debate sobre la efectividad de los operativos federales en zonas dominadas por el narco.