Joanna murió trabajando, tenía 20 años y su vida se consumió por el fuego del Waldo’s Hermosillo

Estefanía Arreola 8 noviembre, 2025

El incendió se dio provocado por una presunta falla en el sistema eléctrico tras varios apagones registrados ese día

 ©cuartoscuro - Joanna quería seguir sus estudios.

El 1 de noviembre, el centro de Hermosillo olía a humo y a miedo. La tarde apenas comenzaba cuando una explosión dentro de la tienda Waldo’s rompió el bullicio de las compras por el Día de Muertos.

En cuestión de segundos, las llamas se expandieron por los pasillos llenos de clientes y trabajadores. Entre ellos estaba Joanna Hernández, una joven de 20 años que combinaba sus estudios con un empleo de medio tiempo como cajera. No volvió a casa.

Vidas apagadas tras presunta negligencia

Una semana después, su familia aún no puede pronunciar su nombre sin quebrarse.
“Queremos respuestas, queremos justicia. No fue una tragedia inevitable: fue negligencia”, reclama Eusebio Arias, tío de Joanna, frente a los restos ennegrecidos del local.

El incendio —provocado por una presunta falla en el sistema eléctrico tras varios apagones registrados ese día— dejó 24 personas muertas y 14 heridas. La explosión del transformador y la falta de salidas de emergencia con protocolos adecuados hicieron imposible que muchos escaparan.

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Una tragedia anunciada

Vecinos y comerciantes del centro histórico aseguran que la zona lleva años sin recibir mantenimiento adecuado. Cables viejos, transformadores sobrecargados y estructuras obsoletas son parte del paisaje urbano que, dicen, “solo se recuerda cuando pasa una desgracia”.

“Todos los que caminamos por aquí sabemos que los edificios son viejos, los cables están colgando, los transformadores chispean. No es nuevo”, cuenta un comerciante que prefirió el anonimato. “El gobierno y las empresas lo saben, pero nadie actúa”.

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Entre el dolor y la exigencia

Durante la semana, cientos de personas marcharon por las calles del centro para exigir justicia por las víctimas del Waldo’s. Llevaban velas, flores y pancartas con rostros de jóvenes, madres y trabajadores que murieron dentro del local.
“Mi sobrina tenía toda la vida por delante. No queremos más tiendas obsoletas ni gobiernos indiferentes”, gritó una de las asistentes.

Las autoridades locales mantienen abierta la investigación y, hasta ahora, no han encontrado indicios de que el incendio haya sido intencional, aunque sí se indaga la responsabilidad del establecimiento y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por la falta de mantenimiento en el suministro eléctrico.

El eco de una ciudad vulnerable

El incendio de Waldo’s expuso lo que muchos temen en Hermosillo: que la próxima tragedia está a la vuelta de la esquina.
“Este centro histórico tiene comercios antiguos, muchos con cableado viejo y sobrecargado. Si no se revisan, podría volver a pasar”, advirtió Protección Civil estatal.

Mientras tanto, en casa de los Hernández, el altar de Día de Muertos sigue encendido. Entre las flores de cempasúchil, una fotografía de Joanna sonríe con su uniforme azul de cajera.
Su familia la recuerda como una joven alegre, que soñaba con terminar la universidad y abrir su propio negocio. “Ella trabajaba para comprarse su computadora. Tenía sueños, y se los apagaron”, dice su tío.

Porque no solo se incendiaron paredes y techos, también se consumió la esperanza de decenas de familias que, entre lágrimas, piden lo más básico: que el fuego de la negligencia no vuelva a encenderse.