Abraham Quintanilla soñaba con reencontrarse con Selena en el más allá

Alejandra Jiménez 13 diciembre, 2025

El padre de la cantante expresó en entrevistas su deseo personal de reencontrarse con su hija en el más allá

 ©Especial - Abraham Isaac Quintanilla murió a los 86 años, confirmó su hijo A.B. Quintanilla en redes sociales este sábado.

Este 13 de diciembre de 2025, la familia Quintanilla confirmó la muerte de Abraham Quintanilla Jr., figura clave en la carrera de la cantante Selena y pilar del legado del Tex-Mex. Más allá de su influencia artística, el patriarca cultivó hasta sus últimos años una esperanza basada en la fe de volver a ver a su hija Selena “viva” en el más allá, un pensamiento que compartió en entrevistas abiertas y que ahora resuena con fuerza tras su fallecimiento.

Un hombre de fe que soñaba con el reencuentro

Abraham Isaac Quintanilla Jr. murió a los 86 años, confirmó su hijo A.B. Quintanilla III en redes sociales este sábado, en un mensaje cargado de emoción que conmovió a seguidores de la familia y de la música tejana.

El productor y mánager de Selena no solo fue reconocido por su papel profesional al frente de Selena y Los Dinos, sino también por su profundo vínculo con su hija, truncado por su asesinato en 1995 a manos de Yolanda Saldívar.

Durante una entrevista emitida en años recientes, Abraham habló con franqueza sobre cómo su fe y su esperanza cristiana le permitieron enfrentar esa pérdida irreparable. En esa conversación expresó su creencia en un reencuentro con Selena en otra vida, una esperanza sostenida por él y su esposa, Marcella Samora.

De mentor estricto a padre esperanzado

Antes de ser recordado como el hombre que impulsó la carrera de una de las voces más icónicas de la música latina, Quintanilla tuvo una trayectoria propia como músico. Tras dejar los escenarios, dedicó su vida a la gestión artística de sus hijos, reclutándolos en la agrupación familiar Selena y Los Dinos, donde A.B. Quintanilla III y Suzette formaron parte del proyecto junto a su hermana.

Este compromiso profesional fue acompañado por momentos personales complejos, como la famosa tensión familiar alrededor de la relación de Selena con el guitarrista Chris Pérez en los años 90, que finalmente concluyó en una reconciliación familiar y matrimonio.

La fe como sostén ante la tragedia

La muerte de Selena a los 23 años marcó un antes y un después en la vida de Abraham. Tras ese suceso, el patriarca se convirtió en custodio del legado de su hija, participando en proyectos como la película biográfica de 1997 y más recientemente en producciones documentales sobre su historia.

Pero más allá de su labor artística y profesional, Abraham guardó silencio con su pensamiento más íntimo: el de volver a ver a su hija Selena “viva” en un nuevo sistema o reino, tal como lo definió en su fe cristiana. Esa esperanza, compartida públicamente, se mantuvo como una creencia firme hasta el final de sus días.

Un legado que trasciende generaciones

Con su partida, se cierra el ciclo de una de las figuras más influyentes detrás de una estrella cuya música y presencia siguen vigentes en la cultura popular. Abraham Quintanilla no solo forjó el camino de Selena en la industria musical, sino que también cultivó una fe y un anhelo personal que ahora se suman al recuerdo emotivo de millones de seguidores en todo el mundo.A un año de una de sus entrevistas más personales, Abraham Quintanilla, padre de la fallecida cantante Selena, dejó testimonio de la fe que lo sostuvo tras la tragedia y del anhelo que compartía con su esposa: volver a ver a su hija “viva” en el más allá, de acuerdo con sus creencias religiosas.

Una relación marcada por amor y disciplina

La relación entre Abraham Quintanilla y Selena combinó afecto paternal y exigencia profesional. En público, él la llamaba “mi niña”, pero en los escenarios y giras la trató como una estrella en formación, sometida desde temprana edad a rutinas exhaustivas que marcaron su carrera.

Fue Abraham quien descubrió y encauzó el talento de su hija. Selena reconoció en diversas entrevistas que no soñaba con ser cantante, sino que fue su padre quien, con visión, la colocó en ese camino artístico que la llevaría a convertirse en un ícono de la música latina.

Una vida marcada por la ausencia de Selena

Aunque evitaba pensar en escenarios hipotéticos, Quintanilla admitió que, de haber vivido, Selena quizá habría sido una gran estrella mundial o habría optado por formar una familia.

En sus últimos años, Abraham dijo sentirse agradecido por seguir vivo, compartir la vida con su esposa Marcella Samora, con quien estuvo casado seis décadas, trabajar en el Museo de Selena y convivir con los admiradores de su hija.

Pero había un pensamiento constante: “Mi esposa y yo siempre pensamos en Selena. Eso nunca va a terminar”, confesó.

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