Entre antecedentes de violencia y nuevas acusaciones: estalla batalla por custodia de hija de Marianne Gonzaga
La joven afirma que enfrenta un proceso judicial sin perspectiva de género, mientras el padre niega todas las acusaciones de vínculos con armas, sustancias y nexos criminales
La influencer Marianne Gonzaga, protagonista del caso viral que conmocionó al país en febrero pasado, volvió al centro del debate público tras denunciar que es víctima de violencia vicaria y de un proceso judicial “sin perspectiva de género”, luego de que una jueza resolviera devolver la custodia de su hija Emma, de un año, a su expareja, José Manuel Becerril Said.
La creadora de contenido aseguró en redes sociales que la resolución la deja en una situación de vulnerabilidad y que el sistema de justicia “le arrebató a su hija sin valorar pruebas psiquiátricas y psicológicas oficiales”.
Denuncia de armas, sustancias y nexos criminales
En una nueva cuenta de Instagram titulada @justiciaparaemmagonzaga, Gonzaga publicó una serie de mensajes donde acusa al padre de la menor d posar con armas de fuego, consumir sustancias, y mantener nexos con el narcotráfico, además de señalar presuntos descuidos y riesgos durante sus periodos de custodia.
“Mi hija no puede estar en un entorno donde hay antecedentes, comportamientos de riesgo y un historial cuestionable. ¿Por qué no reciben el mismo escrutinio?”, escribió la joven en un comunicado público.
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Gonzaga acusa violencia institucional
La influencer sostiene que cumplió con todas las evaluaciones oficiales ordenadas por autoridades:
exámenes psicológicos,
pruebas psiquiátricas,
evaluaciones de parentalidad,
y asegura que todas acreditaron su estabilidad.
“Estamos en 2025 y seguimos viendo un sistema que no escucha a las mujeres. Un sistema donde decisiones rápidas y sin fundamento afectan la vida de una niña para siempre”, sostuvo.
Gonzaga afirma que no busca atacar a nadie, pero sí exige que el proceso se revise sin prejuicios y con perspectiva de género.
El padre responde y acusa difamación
En entrevista con Imagen Noticias, José Manuel Becerril rechazó todas las acusaciones.
Aseguró que las fotos con armas corresponden a un juego de láser tag, otras fueron tomadas en una tienda de armas, y que nunca ha participado en actividades delictivas.
También acusó a Gonzaga de “inventar narrativas para monetizar” y de exponer a la menor en sus videos.
“Marianne llegó a agredir a Emma. Soy testigo de cómo le pegó y cómo la usó como moneda de cambio”, declaró.
Su familia, por su parte, afirma que se hicieron cargo de todos los gastos de la bebé mientras la joven estuvo en internamiento.
“Pensé que estaba muerta. Estaba brotando sangre de su cuello”, nos dijo #EnExclusiva José Manuel Becerril Said, ex pareja de Marianne Gonzaga, la influencer que apuñaló en varias ocasiones a Valentina Gilabert. @Caro_lomass platicó con él y esto nos dijo: @nacholozano pic.twitter.com/leuF4wwMof
— Imagen Televisión (@ImagenTVMex) December 9, 2025
Pasado violento
El conflicto ocurre menos de un año después del episodio que hizo viral a Gonzaga en febrero, cuando fue detenida tras acuchillar 15 veces a la influencer Valentina Gilabert.
Estuvo cinco meses en un centro de internamiento para menores por lesiones que ponen en riesgo la vida.
Tras recuperar la libertad, la custodio de Emma quedó inicialmente en sus manos.
Sin embargo, en octubre, Becerril asegura que Gonzaga pidió medidas de protección bajo información falsa, lo que derivó en un operativo policial en el que la menor terminó bajo el resguardo de la madre.
Una resolución judicial que profundiza la polémica
Hace unos días, una jueza devolvió la guarda y custodia a José Manuel.
Gonzaga, no obstante, no entregó a la menor y afirma que apelará la decisión al considerar que pone en riesgo a Emma.
El padre sostiene que no busca separar a la niña de su madre, pero sí garantizar estabilidad y seguridad. Su familia advierte que, si la joven sigue desacatando las resoluciones, podrían proceder penalmente.
Vacíos en la justicia familiar
Colectivos feministas y especialistas han retomado el caso como ejemplo de:
violencia institucional,
procesos sin perspectiva de género,
desigual aplicación de medidas,
y fallos que privilegian antecedentes mediáticos sobre dictámenes profesionales.
Mientras tanto, Gonzaga insiste:
“No pido privilegios. Pido justicia para Emma.”
El conflicto continúa escalando en redes sociales y en tribunales, con dos versiones enfrentadas y una niña en el centro de una batalla legal, mediática y emocional.
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