"Pedro Páramo" llega a Netflix: ¿Qué diferencias hay entre la adaptación de cine y el libro?
La novela de Juan Rulfo ha sido adaptada por el cineasta mexicano Rodrigo Prieto, en una película que sorprende por su similitud con el texto de origen
El día de hoy, Netflix se viste de verde, blanco y rojo, pues la plataforma ya estrenó la nueva adaptación cinematográfica de uno de los libros más importantes para la literatura mexicana: Pedro Páramo.
Fue en julio de 1955 cuando se publicó la novela escrita por Juan Rulfo, la cual, según primeras impresiones de los intelectuales de la época, presentaba una escasez de estructura y sentido. El mismo Rulfo comentó que Ali Chumacero, poeta mexicano y jefe de producción del Fondo de Cultura Económica en ese entonces, mencionó que el libro no se vendería.
El autor de otros textos como El gallo de oro y ¿No oyes ladrar los perros? habría dicho que pasaron cuatro años para vender unos 1000 ejemplares de la primera edición. Sin embargo, después un tiempo, Rulfo se encontró con artículos de jóvenes escritores como Carlos Fuentes y Octavio Paz sobre su obra magna, la cual iría tomando fuerza para convertirse en el fenómeno que hoy todos conocen.
Tal ha sido su éxito e importancia que, a lo largo de los años, se han realizado varias adaptaciones cinematográficas que intentaron hacerle justicia al texto rulfiano. Esto parecía imposible, ya que el libro en sí evoca paisajes completos mediante las palabras de su autor; sin embargo, al parecer el cineasta Rodrigo Prieto y su nuevo Pedro Páramo lograron homenajear correctamente a la novela.
¿En qué se diferencian la adaptación y el libro?
Esto podrá parecer paradójico, pero, a pesar del título de la nota, la película dirigida por el director y cinefotógrafo mexicano Rodrigo Prieto no se distancia casi en nada de la narrativa y los elementos planteados por Juan Rulfo.
Así es: palabra por palabra, acción por acción, la cinta recrea el ambiente melancólico y trágico del texto, el cual, en palabras del propio Rulfo, trata sobre “una aldea muerta en donde todos están muertos, incluso el narrador, y sus calles y campos son recorridos únicamente por las ánimas y los ecos capaces de fluir sin límites en el tiempo y en el espacio”.
Mateo Gil, quien se encargó de la adaptación a guion, supo elegir bien los pasajes importantes del libro, para adornarlos de un tono más cinematográfico, el cual no era para nada ajeno al trabajo de Juan Rulfo, quien incluso había escrito El Gallo de Oro pensando en un formato que pudiera usarse para filmar una película.
A esto se suma la clara habilidad de Rodrigo Prieto, quien, a pesar de encontrarse en su primer trabajo como director, ha sido el cinefotógrafo de grandes cineastas como Martin Scorsese, Greta Gerwig y Alejandro González Iñárritu, a quienes incluso les mostró la cinta.
Grandes consejos, grandes resultados
Scorsese le dio unos cuantos consejos a Prieto y le sugirió no alejarse demasiado del material original, lo que resultó en una adaptación fiel que respeta la visión de un Pedro Páramo completamente comparable con el de las líneas escritas por el autor, nacido en San Gabriel, Jalisco.
La importancia de las imágenes en el Comala de Rodrigo Prieto se enfoca mucho en los párrafos de Rulfo. La película transporta a tiempos antiguos, donde, a través de una narrativa fluida que en ocasiones cita frases del texto original, logra conjugar efectivamente una historia con momentos emotivos y visuales que evocan a un México nostálgico, pero muy alejado de una perspectiva romántica, pues no censura ni omite su desoladora fatalidad.
Incluso podría ayudarle a aquellos que no entendieron la novela a finalmente encontrarle pies y cabeza, para después comprender la importancia del mito de Pedro Páramo, el hombre que decidió cruzarse de brazos para que Comala se muriera de hambre.