Polymarch y el poder de la nostalgia: ¿por qué el High Energy sigue conquistando corazones?
Embárcate en un viaje por la historia de este género musical que ha puesto a bailar a generaciones enteras
Durante las celebraciones de Año Nuevo en la Ciudad de México, 200 mil personas bailaron al ritmo del sonido Polymarchs en el Ángel de la Independencia. Según datos de las autoridades capitalinas, este gigantesco baile sonidero fue un éxito rotundo, confirmando que el high energy sigue siendo una sensación.
Orígenes del high energy en México
El high energy, género musical que acompaña este tipo de eventos, ha sido una fuerza dominante en las pistas de baile desde finales de los años 70. Su popularidad en México nació cuando la música disco comenzó a perder relevancia a nivel global. En este contexto, Moisés Katz, dueño de "El Sonido Discotheque" —una tienda de discos ubicada en el Centro Histórico de la CDMX—, se convirtió en un pilar del movimiento.
Katz importaba música electrónica de alta intensidad desde Estados Unidos y Europa, abasteciendo a DJs que encontraban en sus tornamesas el poder de animar a las masas. Este fenómeno inspiró la creación de colectivos legendarios como Polymarchs, Patrick Miller, Sound Set y Menergy, que llevaron la "Alta Energía" a cada rincón de la ciudad.
Una revolución cultural y accesible
Las discotecas ambulantes, organizadas por estos colectivos, se convirtieron en espacios inclusivos donde las clases populares podían disfrutar de la modernidad y el glamour de la música electrónica, algo que las discotecas tradicionales, mucho más costosas, no ofrecían.
En palabras del escritor Dan Hernández R.:
"Hay un resquebrajamiento social evidente. Pero las masas también quieren divertirse. También quieren acceder a esta modernidad híper-tecnológica y glamurosa. Las discotecas móviles representaban la oportunidad de tener algo espacial y moderno a un precio que se podía pagar."
El legado del high energy en la actualidad
Hoy en día, el high energy sigue vivo y vibrante. Lugares emblemáticos como el Patrick Miller atraen a más de 500 personas cada noche, quienes bailan éxitos ochenteros rodeados de luces láser y sintetizadores. Además, el género ha trascendido generaciones, consolidándose como una parte integral de la cultura urbana de la Ciudad de México.
Es tal su relevancia que la CDMX es reconocida como la capital mundial del high energy, un género que no solo llena pistas de baile, sino también corazones con su energía nostálgica y electrizante.