¿Te gustó Emilia Pérez? No tiene nada de malo, pero hay algo que debes saber

Héctor Velázquez 28 enero, 2025

El cine no es sólo ficción: replicar discursos peligrosos puede causar desensibilización y alienación

 ©Why Not Productions - Emilia Pérez se ha ganado la desaprobación de cientos de Mexicanos.

El cine es una de las formas de arte más accesibles a nivel global. Por ello, tiene el potencial de transmitir ideas que impactan la cultura colectiva. Representaciones erróneas, como las que pintan a México en tonos sepia o perpetúan clichés, influyen en cómo se percibe una nación.

Si disfrutaste "Emilia Pérez", no hay razón para sentir culpa o incomodidad. El cine, como cualquier otra expresión artística, puede entretenernos, emocionarnos y al mismo tiempo invitarnos a la reflexión. Pero es importante ser conscientes acerca de como cada material audiovisual comparte una perspectiva diferente del mundo. Si quieres abrir la discusión, aquí tienes información suficiente para poder analizar tu predilección por la cinta.

Existen frases como “el gusto se rompe en géneros” o “cada quién”, las cuales aluden a defender las preferencias de cada ser humano. Cuando algo se vuelve famoso, surge un debate sobre su calidad, dividiendo a los espectadores entre lo “bueno” o “malo” de un producto. Sin embargo, más allá del blanco y negro, existe una escala de grises.

Estas frases también sirven para evadir la responsabilidad de analizar el contenido que consumimos. Reflexionar sobre lo que vemos refuerza filtros de calidad, nos lleva a repensar quién o qué merece reconocimiento y recuerda que muchas obras maestras de la historia pasaron desapercibidas porque el público tenía la atención puesta en otras cosas.

Emilia Pérez es un ejemplo reciente. Este ambicioso proyecto, de surreal ejecución, ha sido recibido con entusiasmo por críticos y amantes del séptimo arte fuera de México (Está nominada a 13 categorías en los Oscars). Sin embargo, en el país donde se basa la historia, la recepción no ha sido tan favorable. ¿Por qué? ¿Que te guste Emilia Pérez te hace una mala persona? No necesariamente, pero hay elementos que deberías considerar.

El elefante en la habitación

Primero se debe hablar del elefante en la habitación: la visión de México del director francés Jacques Audiard no va en contra de las reglas del arte. En el terreno de la ficción, todo es permisible. Si alguien quiere escribir que Abraham Lincoln cazaba vampiros (como sucede en una película), puede hacerlo.

En un nivel superficial, lo más maduro sería dejar que cualquier cineasta presente su trabajo sin ser objeto de mensajes de odio o amenazas de muerte. Sin embargo, cuando se trata de representación cultural, es importante marcar ciertos límites, sobre todo al abordar temas sensibles como la violencia en un país.

La principal molestia de muchos mexicanos radica en la extravagante representación de la nación en la película. Audiard menciona, por ejemplo, que los mexicanos huelen a Coca-Cola con limón, además de incluir sólo a una actriz mexicana en el elenco. Aunque el director declaró sentirse interesado por la violencia en México, también aseguró "no estudiar tanto" pues "lo que tenía que entender ya lo sabía un poco", esto lo aleja de las responsabilidades implícitas en la creación artística, como señala un manual no escrito de reglas para escritores.

Es cierto que la ficción no tiene límites, pero la moral creativa sí debería tenerlos. Analizar una problemática social desde el privilegio impide captar otras perspectivas. Aunque la cinta ha sido premiada como obra cinematográfica, deja de cumplir como un trabajo universalmente efectivo si se analiza desde la mirada de antropólogos, periodistas, víctimas o civiles.

El impacto del cine

No es la primera vez que las representaciones inexactas acaparan las pantallas. Durante décadas, las películas del viejo oeste mostraron a los nativos americanos como los “villanos”, ignorando que luchaban por sus tierras arrebatadas por colonos blancos. En la Segunda Guerra Mundial, el cine fue una herramienta de adoctrinamiento para regímenes como los de Mussolini y Hitler.

Los discursos creados por los medios de comunicación pueden cambiar mentes, alimentar opiniones y difundir ideas peligrosas, dañando la integridad de muchas personas.

Tal vez la importancia de Emilia Pérez va más allá de ser una película. No tiene nada de malo que guste, pero es crucial hablar y cuestionar. Si aceptamos todo sin filtro alguno, se pierde la comunicación entre el consumidor y el creador, permitiendo que las empresas vendan cualquier cosa sin considerar a quién podrían lastimar, todo por estatus, premios y ganancias económicas.