“Ahora vive en nuestros corazones”, hijo de Fernando Valenzuela lo despide entre lágrimas

Mabel González 6 noviembre, 2024

La ceremonia fue abierta al público, varios de sus fanáticos acudieron a darle el último adiós

 ©X @elalbertomedina. - Con misa de cuerpo presente se despidió al "Toro" Valenzuela.

La leyenda del béisbol mexicano, Fernando Valenzuela, fue despedido este miércoles en una emotiva misa pública en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles. El expitcher, recordado por su excepcional carrera con los Dodgers de Los Ángeles, falleció el 22 de octubre a los 63 años, dejando un legado imborrable en el deporte y en los corazones de sus seguidores.

La ceremonia religiosa incluyó un momento de gran simbolismo cuando el arzobispo José Gómez roció agua bendita sobre el ataúd de Valenzuela y esparció incienso, mientras que un retrato del ídolo mexicano, sonriendo y en su icónica postura, descansaba sobre el altar. 

Entre los presentes se encontraban fanáticos de los Dodgers, muchos de ellos vistiendo el jersey número 34 de Valenzuela, quien se convirtió en una figura emblemática no solo para la franquicia, sino también para la comunidad mexicana y para todos los amantes del béisbol.

La huella del eterno 34

Valenzuela, conocido por su imponente estilo de lanzamiento y su humildad fuera del campo, dejó una huella profunda en el béisbol estadounidense y mexicano. A lo largo de su carrera, destacó especialmente por ser el único jugador en la historia de las Grandes Ligas en ganar el premio Cy Young y el Novato del Año en la misma temporada (1981), cuando, con su carisma y talento, desató la "Fernandomanía".

Durante la misa, amigos y exjugadores de los Dodgers compartieron emotivos recuerdos de Valenzuela. Mike Scioscia, quien fue cátcher de Valenzuela en muchos de sus juegos más memorables, recordó al "Toro" como un hombre con “el corazón de un león”. 

"Fernando tenía 20 años en 1981, y la 'Fernandomanía' estaba en su apogeo, pero él nunca perdió la perspectiva", destacó Scioscia. “Era un hombre humilde, siempre creía en su talento pero nunca lo presumió. Sabía que era el mejor, pero no necesitaba decírselo a nadie", agregó, emocionado.

A través de su carrera, Valenzuela fue una figura sin igual, un símbolo de lucha y pasión para los fanáticos mexicanos y de los Dodgers. "Nunca se creyó más de lo que era", añadió Scioscia, quien recordó con cariño las veces en las que compartieron el campo durante la histórica victoria de los Dodgers en la Serie Mundial de 1981, donde Valenzuela fue pieza clave del título.

Despedida a la mexicana

La misa de cuerpo presente contó con la presencia de mariachi, en una despedida llena de amor y gratitud, que reflejaba la conexión de Valenzuela con la cultura mexicana. 

Su hijo, Fernando Valenzuela Jr., ofreció una emotiva despedida en español, visiblemente conmovido mientras se secaba las lágrimas con un pañuelo blanco. “Fernando ya no tiene que mirar hacia arriba ni hacia abajo, porque está con nosotros, vivo en nuestros corazones y en nuestras vidas”, dijo entre sollozos.

En la primera fila, la familia de Valenzuela, incluida su esposa Linda y sus hijos Ricardo, Linda y María, se mantenían unidos en su dolor, pero también en el consuelo de saber que la leyenda de Fernando perdurará en la memoria colectiva.

El recuerdo en la Serie Mundial

El funeral de Valenzuela se dio días después de que los Dodgers ganaran la Serie Mundial de 2023, título que, según muchos, él ya había “presenciado” desde el cielo. “Realmente creo que Fernando esperaba ver a los Dodgers ganar este campeonato, pero de alguna manera, él estaba allí, en primera fila, celebrando junto con nosotros”, comentó el exjugador y amigo cercano del 'Toro', Anguiano. 

La victoria de los Dodgers sobre los Yankees de Nueva York en cinco juegos la semana pasada cerró un ciclo perfecto para Valenzuela, quien fue parte fundamental en el título de 1981.

El legado del “Toro”

Fernando Valenzuela dejó una marca imborrable no solo en el béisbol, sino también en la historia de las comunidades mexicanas en los Estados Unidos. Como uno de los primeros y más grandes ídolos latinos de las Grandes Ligas, su nombre será siempre sinónimo de orgullo, humildad y excelencia deportiva. La Fernandomanía puede haberse desvanecido en el tiempo, pero su legado como pionero y ejemplo sigue vivo.

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