El fascismo en internet; las redes sociales y los ideales de la ultraderecha
Entre los rincones de la web se esconden discursos de odio que, de no ser identificados rápidamente, podrían causar más daño
Las redes sociales son un espacio en donde las personas pueden compartir sus pensamientos e ideas, concordar con otros e incluso hallar gustos en común. Todo esto propicia la creación de amplias comunidades alrededor de toda la web, que coinciden de muchas maneras y construyen unidad.
Sin embargo, no siempre se trata de fanáticos de películas, deportes o música, sino también de personas cuyas ideologías políticas y creencias —a veces poco aceptables para la actualidad— carecen de filtros para expresar lo que piensan.
Aunque el fascismo parecía ser cosa del pasado, la tecnología llegó a cambiar las cosas. Ahora, varios espacios de internet han sido ocupados por simpatizantes de ultraderecha que comparten mensajes de odio contra minorías, comunidades vulnerables y con inclinaciones izquierdistas.
Si bien no hay que dividir al mundo en bueno y malo, blanco y negro, basta con ingresar a X para encontrar cuentas de personas que idolatran a Donald Trump y su política xenófoba, dejando de lado cualquier tipo de argumentación lógica para optar por la burla y el insulto.
"Vino de algo terrible"
Tal es el caso de la web conocida como 4chan, señalada por Dale Beran en su libro “Vino de algo terrible: cómo un ejército tóxico de trolls elevó a Donald Trump a la presidencia”. Según Beran, esta página se convirtió en el origen de una visión nacida tras el colapso de la Unión Soviética: la creencia de que el capitalismo dominaría por toda la existencia.
Fue en el foro “/pol/” de esta red social donde comenzó a gestarse el extremismo derechista digital. Según Beran, este espacio “llama la atención por su extenso contenido supremacista blanco, antisemita, antimusulmán, misógino y anti-LGBT”.
Por su parte, la socióloga Jessie Daniels menciona en su libro “Cyberracism” que la gente ya no acudía a la red para buscar un espacio libertario, sino para “participar en la construcción y afirmación de identidades raciales corpóreas, y que estas identidades, a su vez, vienen configuradas por relaciones de poder”.
De los foros al mundo real: los peligros del odio digital
Lo que parecía un simple juego entre adolescentes en línea tomó tintes políticos más complicados con sucesos como el atentado terrorista de Christchurch, Nueva Zelanda, en 2019. Un supremacista blanco, parte de la alt-right, atacó dos mezquitas, retransmitió en directo el primer tiroteo en Facebook y colgó su manifiesto en 8chan.
Se puede establecer una conexión directa entre el triunfo de Donald Trump como presidente y los ideales ultraderechistas. Estos ya no sólo habitan en espacios poco conocidos como 4chan o 8chan, sino que ahora se han trasladado a Twitter —actualmente X—, cuyo dueño, Elon Musk, ha reclamado en diversas ocasiones por la falta de “libertad” para expresarse.
No es diferente el caso del reciente triunfo de Javier Milei como presidente de Argentina, quien también jura odio eterno a los ideales izquierdistas y profesa un discurso impregnado de diferentes tipos de violencia.
Resentimiento grupal
Los fascistas de internet parecen surgir de la decepción general hacia el mundo. Así lo señala Byron Clark en Fightback Newsletter:
“La base de usuarios de 4chan estaba formada por hombres jóvenes económicamente marginados que a menudo se autoidentificaban como ninis [NEETs: not in education, employment or training]. Escapaban del mundo refugiándose en videojuegos y otras aficiones un tanto ñoñas”.
En un ambiente de incertidumbre política, con un segundo mandato de Trump en el horizonte, surge una pregunta clave: ¿Cuál es la influencia de las redes sociales en los jóvenes votantes? ¿Los mueve un resentimiento general? ¿Contra qué pelean? ¿Qué les hizo tanto daño?
Es imperativo repensar el internet como un espacio donde la unidad predomine sobre el separatismo. Más aún cuando resulta crucial fortalecer la vida en comunidad, para evitar que todo se desmorone.