Canibalismo y tortura: El aterrador entrenamiento en un narcocampamento

Alejandra Jiménez 19 diciembre, 2024

"Andrés" respondió a una oferta de empleo y terminó en las filas del crimen organizado

 ©Especial - Los reclutas son entrenados en un narcocampamento.

Un joven conocido como "Andrés" respondió a lo que parecía una oferta de empleo ordinaria, pero en realidad se trataba de un reclutamiento para el narcotráfico. Tras meses de horror, logró regresar a casa, pero su familia asegura que ya no es el mismo.

"Esta persona que regresó no es 'Andrés'. Todo lo que él era se lo robaron. Se para distinto, sus pensamientos son distintos. No soporto escucharlo hablar, siento que no lo conozco", compartió su hermano "José".

La falta de oportunidades: una vía hacia el narco

El socólogo Mauricio Carrillo señala que los factores estructurales impulsan a los jóvenes hacia estas decisiones.

"Los chavos están desencantados del mundo. Para ellos ya no es verdad que si estudias puedes superarte, porque la desigualdad es palpable, medible por ellos mismos, sobre todo en una ciudad como ésta. Entonces la falta de oportunidades les resulta tan desoladora, que meterse de sicario resulta una opción", explicó Carrillo.

El entrenamiento: un viaje al infierno

"José" relató lo que su hermano atravesó para alertar a otros jóvenes y sus familias.

Hacinamiento y deshumanización: Al llegar al narcocampamento, los reclutas son encerrados en cuartos saturados donde reciben apenas bolsas de agua dos veces al día. Los que no resisten son retirados sin más ceremonia, mientras los sobrevivientes son felicitados por su fortaleza.

Canibalismo ritual: En uno de los retos iniciales, se les obliga a comer carne humana de una víctima asesinada frente a ellos. De acuerdo con el neuropsicólogo Francisco Acosta, esta práctica busca destruir los fundamentos morales del individuo y crear una nueva "comunión" entre los participantes.

Pruebas físicas: Los reclutas son desnudados y equipados con pistolas de gotcha para competir entre ellos. Aquellos con menos marcas reciben entrenamiento especial, mientras los más golpeados son enviados como carne de cañón a zonas de alto riesgo como Zacatecas.

Reglas estrictas: Cualquier pelea entre compañeros es castigada con un combate a muerte utilizando bates de béisbol. Sin embargo, quienes cumplen las reglas pueden acceder a concesiones como comunicarse con sus familias o recibir atención médica.

La vida después del narco

Tras tres meses de entrenamiento, "Andrés" fue liberado, aunque el cártel le dejó claro que las puertas permanecen abiertas.

"Mi hermano llegó hecho una calavera, no puede dormir, no tolera ver carne. Lo que les venden (los narcos) es sólo una mentira", advirtió "José".

Aunque "Andrés" logró escapar de ese infierno, el impacto psicológico es profundo. Su experiencia pone en evidencia las prácticas deshumanizadoras de los cárteles y la urgente necesidad de abordar las causas estructurales que llevan a los jóvenes a este camino.

Con información de Reforma