El cuerpo de Josué Guerrero Espino estaba en la fiscalía antes del narco video: las claves del caso

Metzli Escalante 1 septiembre, 2025

El último adiós a Josué Guerrero: el joven que apareció en un narco video y cuyo cuerpo ya tenía la Fiscalía

 ©Especial. - Josué Guerrero Espino.

La historia de Josué Guerrero Espino, un adolescente de apenas 17 años conocido por sus amigos como “Cheche”, desnuda la crudeza con la que el crimen organizado recluta y desaparece a menores de edad en el norte del país. Tras cuatro meses de búsqueda incansable de su madre, Magaly Espino, la Fiscalía General de Chihuahua entregó su cuerpo el 30 de agosto de 2025.

Lo que parecía una falsa oferta de trabajo agrícola terminó en tragedia, un narco video y un hallazgo que estaba oculto en la Fiscalía desde junio.

1. La desaparición de Josué: una promesa de trabajo que nunca existió

El 30 de abril de 2025, Josué salió de su casa en Santiago Papasquiaro, Durango, rumbo a Guachochi, Chihuahua. Le había dicho a su madre que trabajaría en la pizca agrícola de Camargo. Nunca llegó.

Ese mismo día también desapareció su amigo Ángel Fernando, “El Pollo”, de 15 años, quien viajaba con él con la ilusión de participar en la cosecha de sandía. Ambos fueron vistos por última vez en Ciudad Aldama.

 ©Especial. - Ficha de búsqueda de Josué Guerrero Espino, alias “Cheche”.
 ©Especial. - Ángel Fernando Loera Díaz.

2. Reclutados por el crimen organizado

Las investigaciones y testimonios apuntan a que Josué fue reclutado por “Los Mayitos”, una facción del Cártel de Sinaloa, para trabajar como “punto” o halcón.

Poco después, habría sido entregado al Cártel de Juárez, en el corredor entre Aldama y Ojinaga, territorio en disputa entre "Los Cabrera de Durango", "Los Mayos" y "La Línea".

3. El narco video que estremeció a su madre

A finales de julio comenzó a circular un video en redes sociales que mostraba a Josué con la cabeza rapada, los ojos vendados y las manos atadas.

En la grabación relataba cómo lo habían reclutado a la fuerza y mencionaba a dos de sus captores: “Roster” y “Challelo”. También explicó que fue llevado a trabajar como vigilante en Aldama y después entregado a otro grupo criminal.

Su madre, Magaly Espino, lo reconoció de inmediato y denunció públicamente la indiferencia de las autoridades:

“Fui hasta Aldama, puse carteles, denuncié. Pero como siempre, las autoridades no hacen nada. Por eso pedí apoyo a la ciudadanía”,
declaró en entrevista con MVS Noticias.

VIDEO

4. El hallazgo oculto: el cuerpo estaba en Fiscalía

La confirmación llegó semanas después, con un giro indignante.

El 30 de agosto la Fiscalía General de Chihuahua entregó el cuerpo de Josué a su madre. Sin embargo, Espino reveló que el cadáver estaba bajo resguardo oficial desde el 22 de junio, mucho antes de que circulara el video:

“El cuerpo lo tenían desde el pasado 22 de junio en la Fiscalía… y fue hasta un mes después que mi hijo aparece en el narco video”, dijo a Milenio.

5. El velorio en Guachochi y el duelo inconcluso

Josué habría cumplido 18 años el 25 de agosto. En su lugar, su familia organizó su velorio en una funeraria de Guachochi, donde vivía con su madre.

La comunidad lo acompañó en su despedida y Magaly agradeció el apoyo recibido:

“Terminó la búsqueda. Ya lo tenemos y nos lo vamos a llevar a sepultar. Gracias por todo”, expresó a las afueras de la Fiscalía.

6. El contexto: más jóvenes ejecutados en la misma región

La tragedia de Josué no es un caso aislado. La misma semana fueron encontrados dos hombres ejecutados en el mismo corredor criminal:

  • Jesús Uriel JT, de 22 años, apareció decapitado. Antes, también había sido grabado en un video donde confesaba que “cuidaba las trocas de Los Mayos”.

  • Israel Sahid VR, de 29 años y originario de Ciudad Aldama, fue hallado ejecutado.

Estos hechos refuerzan la alarma sobre el reclutamiento forzado y la ejecución de jóvenes en zonas disputadas por el narcotráfico.

7. Un caso que exhibe la vulnerabilidad de la juventud

El caso de Josué Guerrero Espino no solo evidencia la normalización del reclutamiento de menores en el crimen organizado, también exhibe la falla institucional: la Fiscalía tenía su cuerpo desde junio, pero permitió que circulara un video que revictimizó a su madre y retrasó la verdad.

La historia de Josué es, al mismo tiempo, un reflejo del dolor de cientos de familias que buscan a sus hijas e hijos desaparecidos en México.

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