¿De dónde viene el cempasúchil que adorna tu altar? La historia "china" tras la flor del Día de Muertos

Estefanía Arreola 1 noviembre, 2025

Se trata de un símbolo mexicano, pero pocos saben que es una flor principalmente cultivada en Asia

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En México, el aroma y color del cempasúchil son sinónimo del Día de Muertos. Cada año, millones de flores anaranjadas inundan los altares, las ofrendas y los panteones, pero pocos saben que una gran parte de esas flores no proviene de los campos mexicanos, sino de cultivos en China.

Aunque el cempasúchil es una planta originaria de México —su nombre viene del náhuatl cempoalxóchitl, que significa “flor de veinte pétalos”—, en las últimas décadas China se ha convertido en uno de los principales productores de esta flor a nivel mundial.

La razón no es su uso ceremonial, sino su explotación industrial: de los pétalos se extrae luteína, un pigmento natural utilizado por las industrias alimentaria, cosmética y farmacéutica para dar color amarillo o naranja a productos como margarina, bebidas y alimento para aves.

Esa alta demanda internacional llevó a que China cultivara miles de hectáreas de cempasúchil híbrido, lo que desplazó parcialmente la producción mexicana y encareció las semillas locales.

Importaciones disfrazadas

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), México produce anualmente entre 18 y 22 mil toneladas de flor de cempasúchil, principalmente en Puebla, Estado de México, Ciudad de México, Morelos y Michoacán.

 ©efe - Se trata de una flor emblemática para la cultura mexicana.

Sin embargo, desde hace más de una década se han identificado semillas híbridas importadas desde China, más resistentes y de mayor rendimiento, lo que ha modificado el color y aroma tradicionales de la flor mexicana.

Algunos floricultores denuncian que esta dependencia afecta a los productores nacionales, ya que las variedades importadas no se adaptan igual a los suelos locales y reducen la biodiversidad del cempasúchil mexicano.

Entre la tradición y el mercado global

Cada octubre, los productores locales trabajan contrarreloj para abastecer los mercados y tianguis de temporada, donde la flor alcanza precios de entre 80 y 150 pesos por maceta.

Pero la competencia internacional y el encarecimiento de los insumos —fertilizantes, transporte, semillas— han golpeado sus ganancias.

“Antes sembrábamos nuestra propia semilla, ahora casi todo viene de Asia. La flor crece más rápido, pero ya no huele igual”, lamenta Raúl López, productor de Atlixco, Puebla, uno de los municipios con mayor tradición floricultora.

El valor simbólico que no se importa

Aun con los cambios del mercado, el cempasúchil sigue siendo un símbolo profundamente mexicano. La flor representa el camino que guía a los muertos hacia su altar, y su resplandor es un puente entre el mundo de los vivos y los difuntos.

Expertos advierten, sin embargo, que preservar las semillas nativas y los cultivos locales es vital para mantener viva esa conexión ancestral.

“El cempasúchil no solo es una flor: es memoria, identidad y resistencia cultural”, señala la antropóloga Patricia Juárez, especialista en rituales y cosmovisión mesoamericana.