De paso a destino: ¿Qué transformó a México en un hogar para los migrantes?

Mabel González 31 enero, 2025

Durante décadas nuestro país fue uno de los que más migración tuvo a EE.UU. la geopolítica lo cambió todo

 ©Cuartoscuro. - México ofrece un nuevo hogar a miles de migrantes.

México se ha caracterizado por ser un país de puertas abiertas, recibir a refugiados, dar asilo político e incluso rescatar a personas de sus países, sin embargo, nunca fue un destino atractivo para los migrantes, pese a que es un lugar obligado de paso para llegar a Estados Unidos. Pero la migración ha cambiado junto a la geopolítica, al punto en que algunas personas que perseguían el sueño americano, lo cambiaron por el mexicano al ver lo complicado que es cruzar la frontera. 

Así, mientras muchos huyen del país por la violencia que en él se vive y las dificultades económicas, otros llegan para quedarse, en México han encontrado un segundo hogar, que les brinda las oportunidades que la tierra que los vio nacer les niega. Aquí encuentran trabajo, un techo y por supuesto la solidaridad que caracteriza a los mexicanos. Aunque no siempre es así. 

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¿El nuevo EE.UU.?

Históricamente nuestro país tiene comunidades enteras que literalmente son semilleros de migrantes, los hombres se van a Estados Unidos y desde allá sostienen a sus familias, mientras sus padres o esposas esperan su regreso, construyendo un patrimonio con las remesas que envían. Así han pasado los años, incluso con sitios sumándose a ello, pues las oportunidades en algunos de los estados más pobres son realmente escasas. 

Por eso para muchas personas es de sorprender que los migrantes, principalmente sudamericanos, quieran quedarse en el país, situación que también es más común cada vez. ahora hasta en las colonias populares de la Ciudad de México, en los pueblos del Estado de México y desde luego en los estados fronterizos, se puede ver a muchos extranjeros atender los negocios pequeños. 

Pero no, no todo es bello ni una hermandad, desde las primeras caravanas migrantes, el rechazo de los mexicanos a aquellos que buscaban una vida mejor se hizo presente, principalmente en las redes sociales. La situación se agudizó cuando una migrante hondureña se quejó de que en los albergues solo les daban frijoles, calificándolos como comida “para chanchos”, como les dicen a los puercos.

Ahora es común leer en redes sociales comentarios como “que se regresen a sus países”, “nos están robando los trabajos” o “solo vienen a delinquir”, comentarios que por años decían los estadounidenses de los migrantes, principalmente los mexicanos, que antaño eran el grupo mayoritario. Este pensamiento de los connacionales es justo la retórica de Donald Trump, la cual ha usado para apoyar su idea de deportaciones masivas. 

Si bien es cierto que México no tiene ni la economía ni la infraestructura para convertirse en el nuevo EE.UU. en cuestión de inmigración, también es real que el país es un destino deseable para un importante número de migrantes. Además se conjunta otra situación: la precariedad laboral, mientras los mexicanos huyen de sueldos paupérrimos y la explotación, los extranjeros toman esas oportunidades. 

Una colonia popular, la tierra prometida de los migrantes

Olivar del Conde es una colonia popular de la alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México, donde históricamente han vivido familias de clase trabajadora y era un sitio de baja plusvalía, pues estaba construido sobre las peligrosas minas que caracterizan a la demarcación. Las zonas más cercanas a la alcaldía Benito Juárez han sufrido de la gentrificación, pero las que están el los sitios de barrancas, siguen siendo accesibles. 

La voz se corre y los migrantes llegan, ahora el popular Mercado del Olivar del Conde está lleno de ellos, los comerciantes los emplean, como pasa en el Centro Histórico de la Ciudad de México y en muchos otros lados de la capital del país. Al recorrer sus pasillos se pueden escuchar distintos acentos, hay cubanos, venezolanos y colombianos principalmente. 

Pero no solo en el mercado trabajan, muchos otros negocios los emplean, si bien muchos estaban de paso, la cancelación de CBP One cambió todo, como lo narró Rosa, quien llegó de Colombia y estaba esperando su cita, pero al cancelársela decidió que se quedará en México, “total, trabajo ya tiene”. Ella reparte comida, se siente feliz pues salió del peligro en el que estaba en su país natal. 

El caso de Liliana es diferente, en el 2000 llegó a México para estudiar en la UNAM, pero comenzaban los problemas económicos en Venezuela y se tuvo que regresar. Entró a la Armada y estaba “muy bien”, pero sus superiores la quisieron involucrar en un robo y tuvo que huir. Recordó aquel país que le abrió las puertas años atrás y se las volvió a abrir. Ahora tiene un permiso permanente de trabajo y se encuentra muy feliz, no piensa irse de tierras aztecas. 

Jessica también es venezolana, es parte de la diáspora, salió huyendo de su país y llegó a México hace ocho años, no contó si primero pensó en Estados Unidos, solo dijo que encontró el amor, ahora tiene un puesto donde venden sushi, entre sus planes no está irse de aquí. 

En una tortería está una enfermera cubana, ella está de paso, al menos eso espera, aunque atiende con amabilidad y calidez, sueña volver a practicar la enfermería, sin embargo, su sueño podría quedar solo en eso, pues las nuevas políticas de Trump califican de criminales a todos aquellos que sin papeles cruzan la frontera.

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