Derek Jair, de 14 años: Con una Uzi, drogas y videos de secuestros, la historia del “Niño Sicario” que estremeció a México
El menor fue capturado junto a un operador criminal , donde encabezaba una célula dedicada a secuestros, asesinatos y venta de drogas

Tenía apenas 14 años y ya portaba una subametralladora. Derek Jair “N”, apodado “El Niño Sicario”, fue detenido tras un operativo de la Fuerza Interinstitucional de Reacción Táctica (FIRT) Olmeca, luego de semanas de vigilancia en la zona centro del estado.
Su caso ha causado indignación en redes y preocupación entre autoridades por el creciente uso de menores en el crimen organizado, particularmente en zonas rurales y periféricas del sureste mexicano.
Reclutamiento y ascenso
Fuentes policiales detallaron que Derek fue reclutado a los 12 años cuando vivía en una zona rural del municipio de Centro.
Inicialmente servía como “halcón”, vigilando los movimientos de patrullas o informando sobre operativos. A cambio, recibía comida, dinero en efectivo y teléfonos.
Con el tiempo, y gracias a su “valentía”, fue ascendiendo hasta convertirse en encargado de ejecuciones y cobros.
Una célula criminal bajo su mando
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de Tabasco, Derek Jair lideraba una célula delictiva subordinada al grupo de José Asunción “N”, alias “El Chuncho”, de 37 años, quien operaba bajo las órdenes de un jefe criminal conocido como “El Chicle”, actualmente preso en el Centro de Reinserción Social del Estado (Creset).
El grupo se dedicaba principalmente a la venta de metanfetaminas y marihuana, así como al cobro de “derecho de piso” a comerciantes, secuestros exprés y ataques a viviendas de quienes se negaban a pagar las cuotas.
Según la investigación, Derek Jair coordinaba a otros tres menores de entre 13 y 16 años, quienes realizaban funciones específicas:
“Halcones” que vigilaban los movimientos de la policía.
“Cobras” o cobradores, encargados de recaudar dinero de extorsiones.
“Ejecutores”, que realizaban los ataques armados y grababan videos para difundirlos.
El adolescente no solo participaba en los delitos, sino que los organizaba, siguiendo órdenes directas de El Chuncho, lo que lo convertía en un operador clave dentro de la estructura criminal.
Así operaba Derek Jair, “El Niño Sicario”
Las autoridades describen que el menor usaba un teléfono inteligente con aplicaciones de mensajería encriptada para comunicarse con otros miembros de la célula y recibir instrucciones.
Los mensajes hallados muestran que cobraba entre 5 y 10 mil pesos por “encargo”, dependiendo del tipo de trabajo: vigilancia, quema de inmuebles o ataques directos.
Los reportes detallan que “El Niño Sicario” se movía en motocicleta para no levantar sospechas y que reclutaba a otros jóvenes de su comunidad con promesas de dinero rápido, tenis de marca o teléfonos.
En varias grabaciones difundidas en redes internas del grupo, se observa al menor posando con armas largas, acompañado de música de corridos tumbados y mensajes alusivos al poder del cártel local.
Durante el operativo del 12 de octubre, Derek viajaba junto a El Chuncho sobre la carretera Villahermosa–La Isla, a bordo de un vehículo en el que se encontraron drogas, armas y cartulinas con amenazas.
Intentó disparar una subametralladora tipo Uzi calibre 9 milímetros, pero el arma se trabó.
Fue reducido por los agentes sin que se registraran disparos.

Videos, secuestros y asesinatos
En el teléfono del menor se localizaron videos grabados por él mismo, donde aparece una mujer secuestrada que, según fuentes policiales, estaba bajo su vigilancia en una casa de seguridad.
También se hallaron imágenes del asesinato de un hombre presuntamente vinculado con un grupo rival, cuyo cuerpo fue enterrado clandestinamente.
Las autoridades investigan si el adolescente participó directamente en la ejecución o si actuó como testigo y registrador de las pruebas, ya que el grupo solía grabar sus crímenes para difundirlos como mecanismo de intimidación.
El contexto: Tabasco, tierra de reclutamiento
Tabasco se ha convertido en una zona estratégica para el narcotráfico y el trasiego de drogas hacia la península del sureste, donde distintos grupos criminales compiten por el control.
Las células locales, según informes de inteligencia, han intensificado el reclutamiento de menores debido a las sanciones leves del sistema penal adolescente.
El magistrado Samuel Ramos Torres, de la Sala Especializada en Justicia para Adolescentes, señaló que en los últimos tres años los delitos cometidos por menores en Tabasco aumentaron un 60 %, y que ya hay casos de niños de primaria involucrados en narcomenudeo.
“Los cárteles los usan porque saben que, por ley, no enfrentan condenas mayores de cinco años y pueden volver a las calles siendo aún adolescentes”, explicó el funcionario judicial.

Una justicia limitada y un patrón que se repite
Pese a la gravedad de los delitos, Derek Jair será procesado conforme al sistema de justicia para adolescentes, lo que significa que no podrá recibir una pena equiparable a la de un adulto.
El Colegio de Abogados Tabasqueños exigió una revisión de las leyes locales para evitar que los reformatorios se conviertan en “semilleros del crimen”.
“Estos menores aprenden tácticas, jerarquías y códigos criminales dentro de los centros. Salen mejor entrenados”, señaló el abogado Sergio Antonio Reyes, al advertir que El Niño Sicario “podría convertirse en un líder criminal en pocos años si el Estado no interviene con una política real de reinserción”.
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