Fiebre, dolor corporal y cansancio: los tres síntomas clave para diferenciar COVID-19 e influenza H3N2

Durante la temporada invernal, los casos de enfermedades respiratorias tienden a incrementarse y uno de los principales retos para la población es diferenciar entre influenza y COVID-19, ya que ambos padecimientos pueden presentar síntomas similares, como fiebre, malestar general y dolor corporal. Aunque solo una prueba diagnóstica puede confirmar el virus, existen características clínicas y epidemiológicas que permiten entender sus diferencias.

Tanto la influenza A (incluido el subtipo H3N2) como el COVID-19 son infecciones respiratorias de origen viral que circulan de forma activa en México durante los meses de frío. Sin embargo, no pertenecen a la misma familia de virus, lo que influye en la forma en que se manifiestan, evolucionan y se tratan.

Diferencias de síntomas

La influenza es causada por el virus de la influenza tipo A o B, mientras que el COVID-19 es provocado por el virus SARS-CoV-2. Esta diferencia explica por qué ambos padecimientos pueden tener patrones distintos de inicio.

En el caso de la influenza, los síntomas suelen aparecer de forma repentina, con fiebre alta, dolor muscular intenso, escalofríos, dolor de cabeza y cansancio marcado desde las primeras horas. Muchas personas describen un deterioro rápido de su estado general en un mismo día.

Por el contrario, el COVID-19 suele presentar un periodo de incubación más prolongado, que puede ir de dos a 14 días tras el contacto con el virus. En algunos pacientes, los síntomas inician de manera gradual, con molestias leves que se intensifican con el paso de los días. Además, el COVID-19 puede cursar de forma asintomática, situación menos frecuente en la influenza.

Otra diferencia relevante es la pérdida del gusto y del olfato, un síntoma que se asocia principalmente al COVID-19, especialmente en etapas tempranas de la infección. En la influenza, este signo es poco común.

¿Cómo identificar si tienes Covid-19 o influenza?

Ambas enfermedades pueden generar complicaciones, sobre todo en personas mayores, niños, mujeres embarazadas y pacientes con enfermedades crónicas. No obstante, la evolución clínica suele ser distinta. La influenza tiende a provocar síntomas intensos en los primeros días, pero en la mayoría de los casos se resuelve en una o dos semanas con tratamiento oportuno. El COVID-19, en cambio, puede prolongarse más tiempo y generar secuelas respiratorias o sistémicas en algunos pacientes.

Desde el punto de vista médico, no es posible confirmar influenza o COVID-19 únicamente por los síntomas, incluso cuando hay fiebre elevada. Las autoridades sanitarias coinciden en que la única forma confiable de identificar el virus es mediante pruebas de laboratorio, como pruebas rápidas de antígeno o estudios PCR.

En cuanto a la prevención, ambas enfermedades cuentan con vacunas, aunque son distintas y no sustituyen una a la otra. La vacunación contra influenza se actualiza cada año según las cepas circulantes, mientras que las vacunas contra COVID-19 buscan reducir el riesgo de enfermedad grave y hospitalización.

Ante la presencia de síntomas respiratorios, las recomendaciones oficiales señalan la importancia de evitar la automedicación, consultar a un profesional de la salud y realizarse pruebas diagnósticas para recibir el tratamiento adecuado.