Genaro García Luna: del niño tímido, al “Superpolicía” juzgado por narcotráfico
La que parecía una carrera impecable, tuvo muchos claroscuros antes que se le acusara formalmente
Se describe a sí mismo como proveniente de una familia de clase media, aunque es ingeniero mecánico se desempeñó en la seguridad y llegó al Gobierno de México, su carrera en esa rama lo llevó a la política, pero detrás de lo que parecía no sólo normal, sino brillante, Genaro García Luna, tenía varios secretos, algunos salieron a la luz paulatinamente, otros los guardará para él, pero lo que el mundo le reclamó, fue juzgado en Estados Unidos donde un jurado lo encontró culpable de cinco delitos relacionados con narcotráfico.
Lo fácil es decir que García Luna nació en la Ciudad de México el 10 de julio de 1968, fue el menor de seis hijos y vio a sus padres luchar por llevarles el sustento cada día, bajo un ejemplo de esfuerzo creció aquel niño tímido con problemas de tartamudeo, que lo hizo más taciturno al punto que aún siendo reconocido mundialmente, seguía poniéndose nerviosos y sudaba: Lo difícil es saber en qué momento aquel hombre educado con valores perdió el camino y se fue por el del crimen organizado, que si bien le dio millones, también lo llevó al abismo.
Su biografía puede leerse de manera lineal, estudió, llegó al servicio público, dirigió las dependencias de seguridad nacional más importante y fue reconocido por ello, el mismo lo dijo en una carta dirigida al juez Brian Cogan, quien le dictará sentencia, que ha sido el mexicano con más reconocimientos por su trabajo. Pero hay varios puntos de quiebre, incluso algunos analistas señalan que su infancia careció de la perfección que presume.
Los primeros “malos” pasos
Pero al ver su biografía “no autorizada” puede entenderse mejor como llegó a ser condenado por narcotráfico, pues de acuerdo con el periodista de investigación, Francisco Cruz Jiménez, mucho de lo asegurado por García Luna es una mentira, para empezar, no nació en la Ciudad de México, sino en el estado de Jalisco, desde donde su familia huyó por motivos no claros, aunque se cree que fue por violencia. Lo que sí es que se registró como nacido en la capital del país.
Otra cosa distorsionada de su realidad es que su familia no era de clase media, más bien pobre, lo que lo hizo que buscara una forma de sustento que lo llevó a volverse espía a los 11 años, según se plasmó en el libro García Luna: El señor de la muerte, basado en testimonios de quienes fueron sus vecinos, compañeros de escuela y de trabajo antes de que llegara a ser el “Superpolicía”. Desde su pubertad, ya empleado de manera ilegal, se conoció su lado violento, lo que le valió el apodo de "El Chango".
Su carrera en el ámbito de la seguridad y el servicio público comenzó bajo circunstancias turbias, desde sus primeros años (a los 11) como informante para el extinto Servicio Secreto mexicano, cuando fue reclutado por policías para identificar comerciantes adinerados que luego eran asaltados y extorsionados por los agentes.
Uno de los episodios más significativos de su vida criminal temprana ocurrió el 25 de diciembre de 1987, cuando participó en un robo importante con agentes de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), el cual ascendió a 250 millones de pesos, de aquel entonces, junto con joyería fina. Aunque las denuncias inicialmente lo implicaban, su madre, Chelito Luna, decidió no testificar contra él, lo que lo salvó de una condena severa. Sin embargo, otros involucrados, como Antonio Chávez, alias "el Moco" o "Soldado", quedaron registrados en el expediente, aunque algunos agentes intentaron eliminar esos nombres.
Pese a su oscuro debut, García Luna fue integrándose al sistema de seguridad nacional. Después de fracasar en su intento de ingresar a la Policía Judicial Federal en 1989, fue reclutado por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), creado ese mismo año, bajo el aval de personajes como Jorge Carrillo Olea y Jorge Tello Peón. García Luna fue descrito como un individuo violento y cínico, pero metódico y estudioso, características que le facilitaron ascender rápidamente en las instituciones de seguridad mexicanas.
Carrera en ascenso y picada
Su carrera siguió su ascenso dentro del Cisen, y luego llegó a posiciones claves como en la Policía Federal Preventiva, la Agencia Federal de Investigación (AFI) y a la Secretaría de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón en 2006. Sin embargo, su trayectoria fue marcada por denuncias de corrupción, vínculos con el narcotráfico, secuestros y torturas.
En el libro antes mencionado, se detalla parte de su equipo de colaboradores iniciales, entre los que destacan personajes como Mario Barriga Santana, Joel García, Benito Roa Lara, Marco Antonio Novella Juárez, y Édgar Eusebio Millán Cadena. Algunos de estos nombres están asociados a episodios violentos o polémicos, como el asesinato de Millán Cadena en 2008, y la detención y posterior exoneración de Víctor Gerardo Garay Cadena.
Desde que estaba en la AFI ya había sospechas sobre él, sin embargo, no se concretó investigación alguna y mientras con una mano combatía a algunos grupos criminales, con otra recibía sobornos del Cártel de Sinaloa, según lo dicho en las acusaciones. Aún así fue ampliamente laureado y a la par abrió varias empresas, su fortuna se disparó, lo que según la justicia mexicana obedece a la triangulación y lavado de activos.
Adquirió propiedades exclusivas con valor de millones de dólares, las cuales ahora pelea el Gobierno mexicano, su vida era lujosa, pero inexplicable pese a los afanes por mostrar lo contrario y asegurar que es legal. Lo que García Luna logró, se basa en el tejido de una red de complicidades y corrupción, que colocó a un delincuente en el ámbito internacional con la fachada de un “Superpolicía”.
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