La migración: un éxodo más antiguo que cualquier frontera
Un poco de historia es suficiente para reconocer que la migración, más que un problema alarmante, es un suceso tan natural como la vida misma

La migración es un fenómeno social que conlleva el desplazamiento de personas, quienes, por razones de fuerza mayor o para buscar mejores oportunidades, parten de su lugar de origen a destinos diversos.
Desde hace ya un tiempo, este tema se ha vuelto un asunto mediático que ha posicionado a la sociedad en diferentes posturas, principalmente por las políticas migratorias de Donald Trump, las cuales prometen realizar la mayor campaña de deportaciones en la historia de Estados Unidos.
Sin embargo, aunque la migración parezca ser un fenómeno reciente, es algo que se ha realizado desde hace muchísimo tiempo en el planeta, incluso desde antes de que los territorios marcaran líneas para definir dónde termina o empieza cada sociedad.
De África para el mundo
Según los historiadores, la primera migración sucedió cuando los antepasados de la humanidad, quienes provenían de África según la teoría científica más aceptada, decidieron emprender el viaje para expandirse por el mundo.
Todo indica que los motivos que los empujaron al viaje fueron la falta de recursos y el aumento de la población. Por ello, hace 1.7 millones de años, los Homo ergaster comenzaron una peregrinación que los llevó a Asia, donde colonizaron nuevos territorios.
Poco a poco, homínidos más evolucionados replicaron lo antes hecho y siguieron avanzando como cazadores recolectores en búsqueda del mejor territorio para realizar sus labores de supervivencia. Esto los llevó a Europa, donde la presencia del Homo antecessor apareció hace más o menos 700,000 años.

El “descubrimiento” de América
Si bien es un hecho que la historia se cuenta dependiendo del narrador, es importante irse quitando la costumbre de pensar que al continente americano lo descubrieron. Simplemente, su existencia se volvió relevante para el mundo europeo, cuyas creencias los posicionaban como el centro de todo, motivo por el cual están convencidos de haber “hallado” un nuevo territorio que, naturalmente, fue conquistado.
Muchas personas de Europa emigraron a tierras americanas para establecer nuevas colonias ultramarinas. España, Portugal, Francia, Inglaterra, Bélgica, Holanda y Alemania expandieron sus fronteras a todos los continentes, pero América se lleva la medalla como el mejor destino, destacando por su diversidad natural y baja tasa de población, cosa demasiado atractiva para los colonizadores.
Naturalmente, la migración europea provocó muchísimos problemas para los pobladores originales de América Central y del Sur, viendo a sus culturas ser aplastadas por la forma de vida europea, llena de enfermedades y malos hábitos de limpieza. Para el Norte, las cosas no fueron mejores: los indígenas fueron segregados por franceses y anglosajones, quienes provocaron grandes masacres y se apropiaron de territorios.
EE.UU. reniega su pasado
Si se hace un gran salto en la historia de la humanidad, es fácil reconocer el significativo cambio de Estados Unidos en cuanto a políticas migratorias. A principios del siglo XX, 1 millón 300 mil extranjeros ingresaban anualmente al país de las barras y estrellas, el cual fue el primer territorio en acoger oleadas significativamente grandes de inmigrantes.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la crisis económica de 1929, fuertes movimientos migratorios se produjeron en lugares como Italia y Alemania, donde los regímenes políticos perseguían a la población minoritaria, provocando la salida de varios grupos sociales, como los judíos.
Norteamérica necesitaba aumentar su población para extender el proceso agrícola, ganadero e industrial en su territorio, lo que provocó que cientos de barcos se llenaran de europeos buscando una mejor vida. Esto justifica la herencia irlandesa, italiana, inglesa y demás en los actuales habitantes del vecino del norte.
Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México, en los cincuenta años anteriores a 1930, cerca de 28 millones de personas se habían trasladado a Estados Unidos para buscar el sueño americano.
Es curioso pensar en cómo ha cambiado el mundo tras conocer un poco de su historia. Hoy día parece que los estadounidenses ya no quieren dejar ingresar a nadie ajeno a su país. Se han tomado muy en serio las políticas migratorias y Donald Trump (cuyos padres también eran migrantes) no parece recordar que la tierra donde está parado fue construida por personas de otros países, que viajaron a América en busca de un mejor mañana.
Por lo cual es buena idea hacerse una pregunta: ¿para quién es el mejor mañana ahora?