¿Qué pasa con el Tren Maya? Los descarrilamientos y controversias del convoy turístico más grande de México

Estefanía Arreola 19 agosto, 2025

Suman tres descarrilamientos en poco más de un año de operaciones del Tren Maya

 ©EFE - Estación del Tren Maya en el balneario de Cancún.

En poco más de un año de operación, el Tren Maya ha registrado tres descarrilamientos en Yucatán y Quintana Roo, lo que reaviva las dudas sobre la seguridad y el mantenimiento del megaproyecto más costoso del actual gobierno, ya marcado por críticas ambientales, arqueológicas y financieras.

El Tren Maya, que conecta cinco estados del sureste de México a lo largo de 1,500 kilómetros de vías, suma ya tres incidentes de descarrilamiento desde 2024.

  • Marzo de 2024 – Tixkokob, Yucatán: un vagón se salió de la vía sin registrar heridos.

  • Enero de 2025 – Limones, Quintana Roo: otro descarrilamiento afectó a un convoy en su trayecto.

  • Agosto de 2025 – Izamal, Yucatán: el vagón del tren 304 se inclinó al ingresar a la estación. Aunque no hubo lesionados, el incidente encendió de nuevo las alarmas.

En todos los casos, las autoridades activaron protocolos de seguridad y aseguraron que el servicio continuaba con normalidad, pero la recurrencia de los percances ha abierto dudas sobre el mantenimiento y la calidad de la infraestructura ferroviaria.

Polémicas ambientales y arqueológicas

Desde su planeación, el Tren Maya ha sido objeto de críticas por su impacto ambiental en la selva y los cenotes de la península de Yucatán. Organizaciones ambientalistas denuncian deforestación, fragmentación de hábitats y afectaciones al manto acuífero.

Además, arqueólogos del INAH han señalado el riesgo que implica para el patrimonio histórico y prehispánico el paso de la vía sobre zonas con vestigios.

Aumento de costos y riesgos técnicos

Otro de los grandes señalamientos es el incremento en los costos del proyecto. Mientras en 2018 se estimaba en 120 mil millones de pesos, hasta 2025 el presupuesto acumulado supera ya los 500 mil millones de pesos, convirtiéndolo en una de las obras más caras de la actual administración.

Críticos cuestionan si la demanda de pasajeros y carga justificará la inversión, especialmente cuando aún no se cuenta con cifras claras de rentabilidad.

Los recientes descarrilamientos han puesto sobre la mesa la necesidad de auditorías técnicas independientes que garanticen la operación segura, pues hasta ahora las investigaciones han quedado en manos de comisiones internas de la propia empresa Tren Maya.

Pese a los cuestionamientos, el gobierno federal ha defendido al Tren Maya como un motor de desarrollo económico y turístico para la región sureste. No obstante, los descarrilamientos y las polémicas alrededor de la obra continúan alimentando el debate sobre los resultados del megaproyecto.