Lo que revela la cancelación del Palenque de Culiacán 2025, promesa incumplida: la realidad contradice a Sheinbaum

Metzli Escalante 3 septiembre, 2025

Entre discursos y balas: el Palenque de Culiacán cancelado muestra la otra cara de la pacificación por segundo año consecutivo

 ©Cuartoscuro. - Fachada de la taquilla del Palenque de la Feria Ganadera en Culiacán amaneció incendiada en 2024.

La cancelación del Palenque de Culiacán por segundo año consecutivo expone una verdad incómoda: la violencia en Sinaloa sigue marcando la vida cotidiana, pese al discurso oficial de pacificación. Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, aseguran que “la violencia ha bajado”, los hechos narran otra historia: el miedo persiste y la sociedad está atrapada en medio del fuego cruzado.

Palenque cancelado otra vez: la violencia manda

El Palenque, evento icónico de la Feria Ganadera que cada noviembre reúne a miles de familias, confirmó vía redes sociales su cancelación definitiva en 2025, ofreciendo reembolsos a quienes ya habían adquirido boletos. La decisión se justificó en un comunicado que habló de “resguardar la integridad de asistentes y trabajadores”.

El año pasado ya había ocurrido lo mismo: amenazas, ataques armados e incendios obligaron a cancelar la feria. Ni siquiera durante la pandemia de COVID-19 se había suspendido dos años seguidos. El mensaje es claro: en Sinaloa manda la violencia, no la agenda cultural ni política.

 ©Cuartoscuro. - Fachada de la taquilla en 2024.

¿Cómo empezó la violencia reciente en Culiacán?

El 25 de julio de 2024 marcó un antes y un después. Lo que parecía un día común en Culiacán se convirtió en un “culiacanazo silencioso”, con repercusiones hasta hoy.

Ese día, líderes del crimen organizado y figuras políticas sinaloenses se reunieron en una casa de Huertos del Pedregal. Entre ellos estaban Ismael “El Mayo” Zambada, histórico capo del Cártel de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuén, líder opositor. El gobernador Rubén Rocha Moya nunca llegó. El encuentro, supuestamente para discutir la Universidad Autónoma de Sinaloa, salió mal.

La irrupción de Joaquín Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán, cambió los planes: desde entonces, las facciones de “Los Chapitos” y “Los Mayos” mantienen una guerra que ya supera un año, con cientos de muertos, desapariciones y una sociedad sometida al terror.

Las cifras oficiales vs. la realidad

Sheinbaum presume que en México los homicidios dolosos han bajado 25%, los feminicidios 34% y el robo de vehículos con violencia 31%. Pero en Culiacán, la percepción ciudadana contradice el discurso: los secuestros, despojos de autos y asesinatos de policías son parte de la vida diaria.

El contraste es doloroso: el 1 de septiembre de 2025, el policía municipal Jorge Luis Casillas Torres, de 42 años y con 18 años de servicio en la corporación, fue ejecutado en Villa Bonita, al sur de la ciudad. Fue solo uno de los 47 agentes asesinados desde septiembre de 2024 en el contexto de la narcoguerra. Sinaloa se ha convertido en el estado más letal para las fuerzas de seguridad.

 ©Cuartoscuro. - Asesinato de Jorge Luis Casillas Torres.

Escuelas, hospitales y vida diaria bajo fuego

La violencia no distingue. Entre el 29 y 30 de agosto de 2025, cinco personas fueron asesinadas en hospitales de Culiacán durante ataques armados, incluida una menor de 13 años.

El miedo alcanzó también a las escuelas. El 4 de julio, frente a una primaria de la colonia 10 de Mayo, se registró un ataque con armas largas. Una menor resultó ilesa por fortuna, pero el mensaje es aterrador: ni la niñez ni los espacios educativos están seguros.

El especialista en seguridad David Saucedo advierte:

“Sí hay riesgo de que en el fuego cruzado sean asesinadas personas sin ningún vínculo criminal. En ciudades como Culiacán urge reactivar protocolos escolares contra tiroteos y capacitar a docentes y alumnos en primeros auxilios y acciones de protección”.

 ©Especial. - Ataque en el área de urgencias del Hospital Civil de Culiacán.

La promesa rota: “Sí habrá Palenque”

En abril de 2025, los organizadores del Palenque aseguraban que “sí habría evento”, pese al “reto significativo” de la seguridad. Hoy, esa promesa se rompió.

El Palenque y la Feria Ganadera no pudieron resistir a la violencia: el crimen organizado ha conseguido lo que ni la pandemia logró, doblegar la tradición cultural más grande de Sinaloa.

Entre la militarización y el abandono social

La presencia de marinos, militares y Guardia Nacional es notoria en Sinaloa. Sin embargo, la sociedad sigue percibiendo que no se hace lo suficiente para frenar a los grupos criminales. El resultado es una ciudadanía atrapada entre dos violencias: la del narco y la institucional.

Violencia que atraviesa a todas

La cancelación del Palenque no solo refleja un problema de seguridad: es un recordatorio de cómo la violencia estructural afecta de manera diferenciada a las mujeres.

  • Las trabajadoras del Palenque, que dependían de esos ingresos, han quedado sin empleo.

  • Las mujeres son mayoría entre quienes cargan con el cuidado de hijos y familiares desaparecidos o asesinados.

  • Los feminicidios, aunque el gobierno reporta reducción, siguen invisibilizados en contextos donde la violencia narco eclipsa la violencia machista.

La violencia manda sobre la cultura

La cancelación del Palenque de Culiacán es más que la pérdida de un espectáculo: es un símbolo del fracaso del Estado para garantizar seguridad. La promesa presidencial de “pacificación” queda rota frente a la evidencia: hospitales baleados, policías asesinados y familias enlutadas.

Sinaloa sigue siendo un espejo de México: entre la militarización y la impunidad, la violencia dicta el calendario cultural y la vida diaria.

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