Josué Guerrero Espino: Lo que exhibe su asesinato sobre el reclutamiento forzado en Chihuahua

Metzli Escalante 2 septiembre, 2025

“Terminó la búsqueda”: el caso de Josué y la crisis de menores reclutados por el narco en Chihuahua que aumentó 900%

 ©Elaboración propia. - Josué Guerrero Espino.

El dolor de Magaly Espino se transformó en una denuncia colectiva. Su hijo, Josué Guerrero Espino, alias "Cheche", de apenas 18 años, fue hallado sin vida el 22 de junio de 2025 en Guachochi, Chihuahua, y entregado a su familia el 30 de agosto, tras meses de búsqueda desesperada. Su historia refleja una de las problemáticas más graves y silenciadas en México: el reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes por parte del crimen organizado.

“Terminó la búsqueda”: la voz de una madre

Josué desapareció el 30 de abril en Ciudad Aldama, luego de ser engañado con una falsa oferta de trabajo agrícola en Camargo. Detrás de esa promesa estaba el crimen organizado, que lo capturó para usarlo como “halcón”.

 ©Especial. - Ficha de búsqueda.

Su madre, Magaly, viajó desde Santiago Papasquiaro, Durango, hasta Chihuahua para encabezar su búsqueda. Recorrió municipios, exigió a las autoridades respuestas y, como muchas otras madres en México, se convirtió en investigadora de tiempo completo.

El 22 de junio, agentes localizaron cuatro cuerpos en la región serrana. Aunque la familia acudió de inmediato a revisar fotografías, no logró reconocerlo por el estado en que fue encontrado. Fue hasta semanas después, mediante el cruce de huellas dactilares, que la Fiscalía confirmó su identidad.

“Mi hijo falleció el 22 de junio. Vamos a sepultarlo en Guachochi”, dijo Magaly, rodeada de familiares, amistades y habitantes de la comunidad que acompañaron el velorio entre llanto e indignación.

Reclutado y entregado entre cárteles

De acuerdo con las investigaciones, Josué fue capturado inicialmente por “Los Mayitos”, una facción del Cártel de Sinaloa. Posteriormente fue entregado al Cártel de Juárez, en el corredor de Aldama y Ojinaga, una de las zonas más violentas del estado por la disputa entre distintas células criminales.

El caso de Josué no es aislado. Ese mismo día desapareció Ángel Fernando Loera Díaz, "El Pollo", de 15 años, quien también fue reclutado a la fuerza. Su búsqueda continúa.

 ©Especial. - Ficha de búsqueda de Ángel Fernando Loera Díaz.

Un crimen que crece 900% en Chihuahua

El asesinato de Josué visibiliza una crisis alarmante. Según estimaciones de la Asociación Mexicana de Criminología y Criminalística (AMCC) basadas en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), para mayo de 2025 en Chihuahua más de 45 mil menores de 17 años habían sido reclutados por el narcotráfico en la última década.

Esto significa que uno de cada 10 adolescentes en la entidad participa en estructuras criminales como “halcones”, sicarios o en actividades de trata, tráfico de personas y narcomenudeo.

Al menos uno de cada tres trabajadores en una estructura criminal son menores de edad, debido a las leyes tan frágiles y las penas mínimas que existen para adolescentes en conflicto con la ley”, explicó José Carlos Hernández Aguilar, presidente de la AMCC.

Video de Josué

¿Por qué los cárteles buscan a niñas, niños y adolescentes?

Las razones son múltiples:

  • El vacío legal en delitos como el “halconeo”, que no está tipificado en el Código Penal.

  • Las penas máximas de apenas cinco años de privación de la libertad en centros especializados para adolescentes.

  • La vulnerabilidad de miles de jóvenes que crecen en contextos de violencia, orfandad y pobreza, sin oportunidades educativas ni laborales.

Esto ha convertido a la infancia y adolescencia en “carne de cañón” para el narco, que los utiliza como vigilantes, repartidores de droga, sicarios o víctimas de trata.

Madres que buscan y exigen justicia

El reclutamiento forzado de menores no solo es un crimen del narcotráfico: también es una falla del Estado mexicano.

Las autoridades nos obligaron a estar en este lugar, a buscar, porque si no lo hacemos nosotras, nadie más lo hará. Ellos ven a nuestros desaparecidos como simples cifras”, denunció Tranquilina Hernández, madre buscadora, en entrevista con Presentes.

Magaly Espino, tras meses de búsqueda, agradeció el apoyo recibido y resumió su dolor con una frase: “Terminó la búsqueda”.

Un llamado urgente

El caso de Josué Guerrero Espino expone cómo el reclutamiento forzado infantil en Chihuahua creció 900% en la última década, mientras que las autoridades estatales y federales no logran articular una estrategia integral para prevenirlo.

Organismos de derechos humanos recuerdan que esta práctica constituye una violación grave a los derechos de la niñez y debería colocarse en el centro de la agenda pública.

Hoy, el nombre de Josué se suma a una larga lista de adolescentes que nunca debieron ser arrebatados de su hogar. Su historia no solo es un luto: es un recordatorio de lo que México tiene pendiente con sus niñas, niños y adolescentes.

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