Princesa de Bélgica podría dejar Harvard por nueva política migratoria de EE.UU.
La princesa Isabel cursa una maestría en políticas públicas

La princesa Isabel de Bélgica, heredera al trono y actual estudiante de la Escuela Kennedy de Harvard, se encuentra en incertidumbre tras la decisión de la administración de Donald Trump de revocar la certificación que permite a esa universidad inscribir estudiantes extranjeros.
La medida, justificada por la Casa Blanca bajo el argumento de “riesgos para la seguridad nacional”, impacta directamente en el futuro académico de la joven royal, de 23 años, quien podría verse obligada a abandonar su programa de maestría en políticas públicas.
Primogénita del rey Felipe y la reina Matilde, Isabel ostenta el título de duquesa de Brabante y es la primera mujer llamada a gobernar Bélgica como monarca constitucional. Su formación académica ha sido cuidadosamente estructurada: estudió historia y política en el Lincoln College de Oxford y desde septiembre de 2024 forma parte del programa de posgrado en la Universidad de Harvard.
Este programa de dos años en políticas públicas es considerado crucial para su preparación como futura jefa de Estado. La repentina posibilidad de tener que interrumpirlo supone un golpe tanto a su desarrollo personal como al simbolismo institucional que representa su formación internacional.

Impacto global y reacción de Harvard
La disposición afecta a más de 7,000 estudiantes extranjeros, según datos de la propia institución. En el caso de la princesa Isabel, la incertidumbre en torno a su estatus migratorio podría derivar en la suspensión forzosa de su estancia en EE.UU., lo que ha generado preocupación en el Palacio Real de Bélgica y entre diplomáticos europeos.
Por su parte, Harvard ha respondido de forma legal a la medida. La universidad presentó una demanda judicial contra el gobierno estadounidense, argumentando que la prohibición es arbitraria y afecta derechos fundamentales de educación y movilidad académica.
Formación y diplomacia en juego
La eventual salida de Isabel de EE.UU. interrumpiría no sólo su educación formal, sino que también comprometería su desarrollo como figura de representación internacional. La joven royal ha sido considerada un símbolo de modernización y cercanía para la monarquía belga, y su experiencia académica en el extranjero refuerza esa imagen.
Además, analistas apuntan que esta situación podría convertirse en un tema diplomático entre Bruselas y Washington, debido al perfil público y futuro rol institucional de la afectada.
Amenaza el futuro de miles de estudiantes
Aunque el caso de la princesa Isabel ha tenido visibilidad mediática por su condición de heredera, miles de estudiantes internacionales enfrentan el mismo riesgo. Para muchos, Harvard representa una plataforma académica y profesional de alto nivel, y la política migratoria de Trump podría truncar trayectorias construidas con años de esfuerzo.
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