Cae “El Flaquito” en Tijuana: presunto líder del Cártel Arellano Félix que burló 4 veces a las autoridades

Pablo Edwin Huerta Nuño, alias “El Flaquito”, uno de los líderes criminales más escurridizos y violentos del país, fue detenido la madrugada del martes 17 de junio de 2025 en Tijuana, Baja California, durante un operativo encabezado por el Ejército Mexicano y la Fiscalía General de la República (FGR), a través de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO).

La captura ocurrió sin un solo disparo. Eran las 01:20 de la madrugada cuando elementos federales catearon un domicilio en Cumbres de la Encantada, sobre el bulevar Fundadores, donde ubicaron al presunto narcotraficante, quien fue detenido sin resistencia. De inmediato, fue puesto a disposición del Ministerio Público Federal y trasladado, según fuentes extraoficiales, a la Ciudad de México (CDMX), donde enfrentará su proceso legal y una orden de extradición pendiente hacia Estados Unidos.

Uno de los objetivos prioritarios del Gobierno Federal

Apodado también “El Flakito”, Huerta Nuño era considerado por la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) como uno de los principales generadores de violencia en Baja California. Su nombre figuraba en la lista de objetivos prioritarios del Gobierno Federal, y era señalado como el operador más importante del Cártel de Los Arellano Félix, organización también conocida como Cártel de Tijuana (CAF).

Durante años, “El Flaquito” esquivó tanto a las fuerzas del orden como a los sicarios de grupos rivales. En al menos cuatro operativos anteriores logró escapar, incluyendo uno en el que huyó disfrazado de policía desde un hospital, según información del portal Pie de Página. Su capacidad de evasión lo convirtió en un símbolo del poder criminal en la frontera norte.

Una larga trayectoria de violencia y alianzas criminales

Según fuentes de seguridad, Huerta Nuño no solo coordinaba actividades de narcotráfico, extorsión y homicidios, sino que también sostenía alianzas estratégicas con grupos rivales. En fechas recientes, se le vinculó con Ismael Zambada Sicairos (“El Mayito Flaco”) del Cártel de Sinaloa, así como con Javier Beltrán, operador mexicano-estadounidense del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El historial de “El Flaquito” está plagado de episodios de extrema violencia. En septiembre de 2019, sobrevivió a un atentado armado en el estacionamiento del Grand Hotel Tijuana. En 2020, evadió un operativo en el fraccionamiento Lomas Hipódromo tras un intento de captura. Y en mayo de 2025, se le atribuyó la coordinación de un atentado en San Vicente, Ensenada, que dejó múltiples víctimas.

Incluso fue señalado en 2021 como el presunto responsable de ordenar un ataque contra Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en la Ciudad de México.

Así era la casa donde estaba

Extradición y caída de su círculo cercano

Además de su orden de aprehensión en México, enfrenta una orden de extradición a Estados Unidos, por delitos vinculados al crimen organizado. Su captura llega meses después de la ejecución de su mano derecha, Sebastián Moreno Olivares, alias “El Cebollas”, asesinado en febrero de este año en su propia casa en el fraccionamiento Hipódromo, mientras celebraba su cumpleaños.

Desde 2023, Huerta Nuño se encontraba prófugo tras enfrentamientos con el Cártel de Sinaloa. Las autoridades creen que intentaba reconfigurar el mapa criminal de la región mediante alianzas cruzadas con células del CJNG, en un intento por sostener el control territorial que los Arellano Félix ostentaron por décadas en Tijuana.

¿Qué sigue tras la caída de "El Flaquito"?

Con esta detención, el Gobierno Federal busca desarticular las células armadas que aún responden al liderazgo de Huerta Nuño. La FEMDO continuará las investigaciones para identificar a sus principales operadores y neutralizar la estructura delictiva que encabezaba.

Aunque su caída representa un golpe contundente para el Cártel de Tijuana, expertos en seguridad advierten que su ausencia podría generar una reestructuración violenta en la región, con disputas entre cárteles por el control del corredor fronterizo.

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