Caso Narvarte: ¿Cómo luce actualmente el 1909 de Luz Saviñon? | ANTES Y DESPUÉS

Metzli Escalante 29 julio, 2025

Así es por dentro el edificio donde asesinaron a los periodistas Rubén Espinosa y Nadia Vera: Fachada nueva, justicia ausente

 ©Especial. - Homenaje a las víctimas del caso Narvarte.

A casi una década del multifeminicidio y homicidio (conocido como multihomicidio) en el departamento 401 de Luz Saviñón 1909, en la colonia Narvarte, el edificio que fue escenario de una de las tragedias más emblemáticas para el periodismo y la defensa de derechos humanos en México parece haber pasado página. Por fuera, ya no hay rastros del crimen que cobró la vida de Nadia Vera, activista; Mile Virginia Martín, modelo; Yesenia Quiroz, maquillista; Alejandra Negrete, trabajadora del hogar, y Rubén Espinosa, fotoperiodista.

La fachada del inmueble ha sido modificada: en 2015 era naranja, con un zaguán en color café claro y un balcón pintado de verde. También había letreros visibles de "No estacionarse". Hoy, todo ha sido homogenizado. El color de la fachada es rojo, el zaguán tiene un tono más oscuro, los letreros desaparecieron y el balcón verde fue pintado igual que los demás. A simple vista, el número 1909 de Luz Saviñón es solo otro edificio en la Narvarte.

Pero esa normalidad esconde la memoria de una violencia impune.

 ©Especial. - Memoria por las víctimas del caso Narvarte.

De sitio de crimen a hospedaje en Airbnb

En ese edificio, el 31 de julio de 2015, cinco personas fueron torturadas y asesinadas. El departamento fue clausurado por las autoridades y recuperado por su propietario en 2021. Desde entonces, ha sido rentado de manera tradicional y, en 2023, empezó a ofrecerse como alojamiento temporal a través de Airbnb, bajo el nombre de una anfitriona identificada como Jocelyn o Joy’s House.

En la plataforma se anuncia como un espacio para hasta 10 huéspedes, con tres habitaciones, seis camas dobles, cocina, comedor, televisión por cable y electrodomésticos básicos. El precio por noche ronda los 1,350 pesos, con un costo total de 6,225 pesos por tres noches, incluyendo limpieza, impuestos y comisiones de servicio.

El TikTok titulado “Airbnb del caso Narvarte” lo resume con una frase contundente:

“Lamentablemente, en este departamento perdieron la vida cinco personas”.

VIDEO: Así luce por dentro

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El silencio de los vecinos y el borrado de la memoria

Margarita, habitante del edificio desde 2019, contó a medios de comunicación que vivir ahí ha sido difícil. Aunque no fue testigo directa de los hechos, ha tenido que convivir con la constante presencia de medios, misas, memoriales y manifestantes. Muchos vecinos decidieron mudarse tras el crimen. Los departamentos, que antes se rentaban de forma tradicional, ahora se alquilan por cuarto, a roomies o turistas.

“Hace un año decidimos quitar la placa conmemorativa por Protección Civil. También borramos los rostros pegados en el portal. Era para evitar el acoso de curiosos”, relató. En sus palabras, el edificio pasó de ser un espacio habitado por inquilinos estables a uno de tránsito: visitantes que ignoran —o descubren por accidente— que están durmiendo en un lugar donde ocurrió una masacre.

Airbnb, gentrificación e impunidad

El departamento es propiedad del ingeniero Blanco, dueño de la empresa inmobiliaria “Blanco y Asociados”, que posee también inmuebles en colonias como Álamos, Nápoles, Centro y estados como Querétaro. Uno de sus inquilinos, Erick López, narró a EMEEQUIS cómo se enteró del caso solo después de rentarlo en 2023. Fue la placa luctuosa la que lo alertó de que había dormido en el lugar donde se cometieron cuatro feminicidios y un asesinato.

Consultado por el medio, el abogado Edgardo Calderón, coordinador de la defensa en la organización Artículo 19, reconoció que el uso del departamento no puede impedirse, aunque no deja de ser problemático desde la memoria y la ética:

“No sabemos si es atracción, si es legal o no, pero es parte de lo que no se ha podido regular”.
Edgardo Calderón, abogado.

A esto se suma la problemática del turismo digital, que ha inflado las rentas en la CDMX y desplazado a habitantes originales, al convertir espacios residenciales en alojamientos temporales más rentables.

 ©Cuartoscuro. - Homenaje.

La justicia ausente y la lucha de las familias

Desde el crimen, la Fiscalía de la CDMX no ha esclarecido los motivos ni ha agotado las líneas de investigación que apuntan a la labor periodística de Rubén o el activismo de Nadia. Tres hombres fueron sentenciados: Abraham Torres Tranquilino, ex policía; Daniel Pacheco Gutiérrez y César Omar Martínez Zendejas, pero la defensa sostiene que al menos cinco personas participaron activamente y otras más en la planeación del ataque.

Con el paso de los años se han perdido pruebas clave: sábanas de llamadas, geolocalizaciones, registros de video. La Fiscalía, entonces encabezada por Ernestina Godoy, prometió resolver el caso antes de noviembre de 2023. No ocurrió. Después, con Ulises Lara al frente, las familias no lograron reunirse ni obtener avances.

La hermana de Rubén, Patricia Espinosa, lo resumió:

Nos dijeron que fue un robo. Hoy sabemos que eso fue falso. Lo que pasó en ese edificio sigue sin esclarecerse. Y los responsables intelectuales siguen libres”.

Antes y después: memoria borrada, exigencia viva

El edificio ha cambiado, pero el dolor persiste. El año pasado, activistas rebautizaron la calle como “Luz de la Memoria”, en un intento por resignificar el lugar. Colocaron nuevamente un memorial que fue retirado en cuestión de horas. Esa semana, familiares y organizaciones se manifestaron frente a la Fiscalía para exigir justicia real, no solo placas removidas.

Este 31 de julio de 2025, a las 10:30 horas, se realizará una conferencia de prensa en la Fiscalía General de Justicia de la CDMX. A diez años del crimen, las familias de Nadia, Yesenia, Alejandra, Mile y Rubén insisten: la memoria no se renta y la impunidad no puede ser la última palabra.

 ©Cuartoscuro. - Calle Luz de la Memoria.

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