Tren Interoceánico: Sobreviviente recuerda advertencia antes del descarrilamiento "Este canijo viene todo lo que da"

El 28 de diciembre, Judith Guadalupe López Calvo y su familia abordaron el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT) con la esperanza de disfrutar de un viaje familiar que había estado planeado durante casi un año.

Su destino elegido fue un viaje desde Salina Cruz hacia Matías Romero, un viaje de unas pocas estaciones que terminó en tragedia, ya que el Tren Interoceánico se descarriló la mañana de ese domingo 28 de diciembre, dejando un saldo de 13 muertos y más de 100 heridos.

El viaje soñado que terminó en tragedia

Según relató Judith Guadalupe López al diario Reforma, la tragedia comenzó de forma repentina cuando, después de pasar la estación de Chivela, su primo le advirtió que algo pasaba porque sintió un cambio en la velocidad del tren.

"Todo iba normal y nada más de repente uno de mis primos me dice: 'Oye, este canijo viene todo lo que da'", recordó Judith.

Poco después, el impacto se sintió, seguido por un estruendo y todo se convirtió en un caos.

"Yo escuché ese sonido e inmediatamente fui una de las que quedé prensada hacia abajo", relató Judith.

El caos y el miedo

La familia viajaba en el tercer vagón, que terminó inclinado y a punto de caer en la barranca. Este grupo de 10 personas, incluidos niños, sobrinos y adultos mayores, presenció el horror mientras la situación se tornaba desesperante.

"Nosotros estuvimos en el tercer vagón, en el que se visualizan las fotos, que está en declive, que está a punto de caer", explicó Judith, con voz entrecortada.

El accidente ocurrió luego de que el tren hizo una escala en Ixtepec y se dirigía hacia su destino final, cuando el descarrilamiento dejó a varios de los miembros de la familia con lesiones físicas.

Los lesionados

Judith y su madre fueron trasladadas para recibir atención médica tras el accidente. La madre de Judith sufrió suturas en Chivela, aunque luego se descubrió un hematoma en el ojo.

Judith también resultó con lesiones en la espalda, pero sigue en pie, tratando de seguir adelante con su vida diaria.

"Mi mamá sufrió una lesión, tiene suturación. Le brindaron la atención en Chivela, donde ya estaban las ambulancias, y después la trasladaron a Juchitán", explicó la mujer.

Sin embargo, la familia se vio frustrada por la falta de apoyo institucional. Judith narró que, al acercarse a las autoridades del tren, la única respuesta que recibió fue la de un militar que le proporcionó algunos números telefónicos.

"Lo único que está ahí es un militar que me dice: 'le voy a dar unos números, usted comuníquese y pues eso sería todo'", lamentó.

Apoyo psicológico

Aunque Judith expresó que su familia no busca privilegios, sí exige respuestas claras sobre lo sucedido y un mejor acompañamiento por parte de las autoridades. La experiencia de la tragedia dejó una marca emocional profunda, especialmente en los niños, para quienes el viaje fue una ocasión especial.

"Nosotros estamos vivos, creo que eso es lo que importa, pero ¿quién les quita a los niños eso de la mente?", cuestionó Judith con dolor.

Judith anticipó que tanto ella como su madre necesitarán ayuda psicológica para superar el trauma del accidente.

"Ahora yo voy a necesitar ayuda psicológica para poder borrar de mi mente lo sucedido. En la noche trato de dormir y siento el suceso y me levanto", expresó, con la voz quebrada.

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