El video del asesinato de Valeria Márquez en su salón: La verdad que expone
Valeria Márquez fue asesinada en vivo: lo que revela el video que todos vieron

El asesinato de la influencer Valeria Márquez, ocurrido el 13 de mayo de 2025 en Zapopan, Jalisco, se convirtió rápidamente en tendencia en redes sociales. No solo por la brutalidad del hecho, sino porque el crimen fue transmitido en vivo a través de TikTok ante cientos de usuarios.
El video de su feminicidio, grabado y difundido por varios internautas, se viralizó casi de inmediato. La pregunta no es solo por qué ocurrió este crimen, sino por qué miles de personas siguen buscando, compartiendo y consumiendo contenido violento como este.
El caso que estremeció a México
Valeria Márquez, de 23 años, era una reconocida influencer especializada en belleza y estilo de vida. Era dueña del salón “Blossom The Beauty Lounge”, donde fue atacada a balazos mientras realizaba una transmisión en vivo. El agresor ingresó al local y le disparó directamente. Los impactos en su cráneo y tórax le provocaron la muerte al instante.
Minutos después, comenzaron a circular fragmentos del video donde se observa el momento exacto del crimen. A pesar del contenido explícito, miles de usuarios lo compartieron, comentaron y viralizaron. En lugar de indignación o respeto, la reacción predominante fue el morbo.

La violencia como espectáculo: un síntoma social
La difusión masiva del video del asesinato de Valeria no es un hecho aislado. En México —un país marcado por la violencia estructural y la impunidad— este tipo de contenido se ha normalizado. La gente no solo lo consume, sino que lo comparte como parte de su interacción cotidiana en redes sociales. La muerte en vivo se ha vuelto un producto.
Este fenómeno revela una peligrosa paradoja: nos escandalizamos ante la violencia, pero también la buscamos, la replicamos, la viralizamos. Como sociedad, estamos cada vez más insensibilizados. La violencia ha dejado de ser una excepción para convertirse en parte del entretenimiento digital.
¿Por qué la gente busca estos videos?
Diversas teorías explican el consumo de violencia en medios. Algunas apuntan al “morbo digital”, ese impulso que combina curiosidad, miedo y fascinación. Otras, como la teoría de la transferencia de excitación, sugieren que ver violencia genera una descarga emocional placentera. En un contexto de saturación mediática, los contenidos más extremos son los que capturan la atención.
Pero también hay razones estructurales. En redes sociales, compartir contenido viral puede traducirse en seguidores, likes y visibilidad. Es decir, hay incentivos. No se trata solo de ver, sino de capitalizar el dolor ajeno.

Influencers asesinados y la banalización del horror
Valeria no es la primera influencer asesinada. México ha registrado múltiples casos en los últimos meses. Y aunque las causas de estos crímenes son complejas, el tratamiento mediático suele reducirlos al espectáculo. Se viraliza el video, se suben las vistas, se olvida el contexto.
Detrás de cada clic, de cada reproducción, hay una víctima, una familia, una comunidad herida. Pero el foco no está en la justicia, sino en la audiencia. Convertir la violencia en un producto de consumo deshumaniza a quienes la padecen y refuerza su normalización.

El papel de los medios y la ética del contenido
La exposición constante a este tipo de material no solo desensibiliza, también distorsiona la percepción de la realidad. Los medios tradicionales y digitales enfrentan un dilema ético: informar sin caer en el sensacionalismo. Pero cuando el contenido violento se vuelve trending topic, la presión por “estar en la conversación” puede más que la responsabilidad editorial.
Esta crisis también interpela a plataformas como TikTok, Instagram, Facebook o X (antes Twitter), donde la moderación de contenido violento sigue siendo insuficiente o reactiva.
Una violencia que ya no vemos
En la era digital, la violencia no solo se vive: se transmite, se edita, se comenta, se monetiza. Muchas personas —especialmente adolescentes— han dejado de percibir ciertas formas de agresión como problemáticas. Lo cotidiano, lo viral y lo rentable se entrelazan, generando una peligrosa legitimación de lo intolerable.
El asesinato de Valeria Márquez debería ser una llamada de atención sobre esta nueva forma de violencia mediática. No basta con lamentar su muerte. Es urgente preguntarnos por qué como sociedad estamos más dispuestos a grabar un crimen que a exigir justicia. Y por qué preferimos compartir el video de una ejecución antes que reflexionar sobre cómo evitar la próxima.

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