Líderes mundiales se comprometen a combatir la resistencia antimicrobiana que amenaza a la humanidad

Mabel González 26 septiembre, 2024

La resistencia a los antibióticos y las superbacterias son uno de los más graves problemas de salud pública, afirma la OMS

 ©Pixabay / Adobe Express- - Uno de los mayores retos de la salud pública mundial es la resistencia microbiana.

Uno de los mayores retos de salud pública mundial es la creciente y preocupante resistencia a los antibióticos o antimicrobianos, por ello, el jueves 26 de septiembre, líderes mundiales se comprometieron en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a adoptar la Declaración Política sobre la Resistencia Antimicrobiana. El acuerdo, que se alcanzó en el marco del 79º periodo de sesiones de la Asamblea General, representa un compromiso global para enfrentar esta creciente amenaza con mayor financiamiento, gobernanza y acción coordinada.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antimicrobianos, identificada como una de las principales amenazas a la salud de la población en todo el mundo, cobró la vida de 1.27 millones de personas en 2019, de las cuales el 20% eran menores de cinco años. Sin una respuesta enérgica, se estima que la esperanza de vida global podría reducirse en 1.8 años para 2050.

“La resistencia a los antimicrobianos no solo pone en riesgo los avances médicos de los últimos 100 años, sino que también afecta la seguridad alimentaria y el desarrollo económico de las naciones más vulnerables”, advirtió Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, durante la reunión de alto nivel. 

Lo acordado por los líderes mundiales contempla un Plan de Acción Mundial que entrará en vigor en 2026, con el objetivo de reducir las muertes globales asociadas a la resistencia en un 10% para 2030.

La resistencia a los antimicrobianos afecta no solo la salud humana, sino también la producción agrícola y la seguridad alimentaria, señaló Thanawat Tiensin, director adjunto de la FAO, quien destacó la necesidad de reducir el uso de antimicrobianos en la agricultura.

Con más de 2,900 millones de dólares comprometidos por el Banco Mundial para la lucha contra la resistencia antimicrobiana en 40 países, el compromiso global parece haber tomado un rumbo claro. Sin embargo, los expertos advierten que la acción debe acelerarse para evitar que la resistencia a los medicamentos se convierta en la principal causa de muerte en 2050.

La revolución de los antibióticos

Gracias al descubrimiento de los antibióticos, aumentó la esperanza de vida, pues se logró tratar enfermedades infecciosas que antes eran mortales, desarrollar procedimientos como cirugías, trasplantes y tratamiento contra el cáncer, y en el ámbito veterinario,  tratar animales enfermos, mejorar su crecimiento y como profilaxis.

Así que el descubrimiento de la penicilina aumentó la esperanza de vida de las personas. Antes de los antibióticos, el 90% de los niños que se contagiaban con meningitis bacteriana fallecía. Las infecciones de garganta eran algunas veces mortales y las de oído ocasionalmente se pasaban hacia al cerebro.

Los antibióticos son un tipo de antimicrobianos, sustancias que se obtienen por síntesis o naturalmente a partir de cultivos de microorganismos. Los agentes del grupo de los colorantes fueron los primeros agentes sintéticos utilizados, que dieron origen a las sulfamidas. 

Prontosyl, la primera de ellas se empleó poco antes del descubrimiento de la penicilina. Antes, en 1909, Paul Ehrlich empezó a usar el Salvarsan, un fármaco derivado del arsénico que era eficaz para tratar la sífilis.

La primera evidencia que tenemos del uso de productos naturales para tratar enfermedades es en China hace 2500 años, donde se conocían las propiedades terapéuticas de la soja enmohecida. Mientras que en el antiguo Egipto y Grecia también usaban mohos y plantas para tratar infecciones.

En 1928, Alexander Fleming descubrió que sus cultivos bacterianos de Staphylococcus se habían contaminado por un moho, y observó que a su alrededor no crecían bacterias. El moho que crecía en los cultivos inhibía su crecimiento; se trataba de Penicillium, así que nombró “penicilina” a la sustancia que producía.

A partir de la molécula de la penicilina se sintetizaron muchos otros agentes buscando mejorar ciertas características que parecía carecer el antibiótico original. Fleming tenía la inquietud de que fuera poco probable producirlo en gran escala para convertirlo en un medicamento efectivo, que no penetraba los tejidos para tratar infecciones profundas.

La contrarrevolución de los microorganismos

En el Laboratorio de Investigación Regional del Norte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en Peoria, Illinois, trabajaban Harold Florey, Norman Heatly y Ernst Chain, aislando la penicilina y modificándola para que pudiera ser absorbida por el cuerpo, haciéndola capaz de eliminar bacterias en heridas profundas.

Durante los años 40 estalló la Edad dorada de los antibióticos, tiempo en el que se descubrieron numerosos tipos en un período corto de tiempo, desafortunadamente se usaron en exceso.

La resistencia antimicrobiana, RAM, se produce cuando microorganismos como bacterias, virus, hongos y parásitos ya no responden a los medicamentos antimicrobianos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Como resultado a esta resistencia, los antimicrobianos se vuelven ineficaces y las infecciones se vuelven difíciles o imposibles de tratar, lo que aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, padecimientos graves, discapacidad y muerte.

“El inventor de la penicilina advirtió al mundo sobre los peligros de la resistencia a los antimicrobianos en su discurso de aceptación del Premio Nobel en 1945. Y ese no es un riesgo hipotético para el futuro. Está aquí y ahora ", expresó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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