Cuando la CDMX se convirtió en Venecia: Así fue la inundación de 1951 | FOTOS
Las inundaciones en la capital del país no son problema reciente; aquí la historia del peor encharcamiento pluvial registrado en la CDMX

Las inundaciones en la Ciudad de México no son un fenómeno reciente. Aunque cada temporada de lluvias colapsan vialidades y se paraliza el transporte público, este problema tiene raíces profundas. Uno de los episodios más impactantes ocurrió en julio de 1951, cuando una tormenta convirtió calles enteras en canales, en un escenario que recordó más a Venecia que al entonces Distrito Federal.
La tormenta que paralizó la capital
La noche del 15 de julio de 1951, una lluvia torrencial azotó la capital mexicana. Las precipitaciones continuaron hasta la madrugada del día siguiente y causaron una inundación histórica. Las colonias céntricas, como Condesa, Doctores, Guerrero y San Lázaro, quedaron bajo el agua. De hecho, en algunas zonas, los niveles de anegamientos alcanzaron hasta dos metros de altura.
Ante el colapso de los servicios de transporte, los habitantes improvisaron balsas de hule, puentes de tablones y lanchas de madera para desplazarse entre las aguas contaminadas. Escenas similares a las que recientemente se viralizaron en redes sociales, donde diversos municipios del Estado de México también fueron afectados, haciendo que algunos recordaran este pasaje histórico.

El Río Consulado y el Río San Joaquín se desbordaron, afectando gravemente colonias como Tlatilco y las instalaciones del Hospital Español. El sistema de drenaje, que incluía el ya envejecido Gran Canal de Desagüe, no logró evacuar el agua acumulada, agravando la emergencia. La ciudad quedó paralizada por más de tres meses.
El desastre que obligó a actuar
Esta catástrofe fue un punto de inflexión. El gobierno comenzó con el entubamiento de ríos como el Churubusco y la construcción de cárcamos y plantas de bombeo. Pero la respuesta no fue inmediata. Fue hasta 1962 cuando se anunció la obra del Túnel Emisor Poniente, de 15 kilómetros, que resultó insuficiente ante el crecimiento urbano.
La experiencia de 1951 impulsó la creación del Túnel Emisor Central, construido entre 1967 y 1975. Este sistema, con capacidad para desalojar 200 metros cúbicos de agua por segundo se convirtió en la columna vertebral del desagüe de la CDMX. Con estaciones de bombeo y más de 50 kilómetros de extensión, permitió canalizar aguas hacia el Valle del Mezquital.

El reto del crecimiento urbano
Pese a estas obras, las inundaciones en el Valle de México siguen presentes. El crecimiento de la mancha urbana, la acumulación de desechos y el cambio climático ponen al límite los sistemas actuales. Por ello, en 2008 se impulsó el Túnel Emisor Oriente, finalizado en 2019, para atender el oriente de la CDMX y el Edomex.
Cada temporada de lluvias, las imágenes de autos flotando, estaciones del metro anegadas y vecinos rescatados con botes evocan aquella inundación de 1951. No obstante, la capital aún enfrenta el dilema de una ciudad construida sobre lo que alguna vez fue un lago.
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