¿Es efectivo? Los países donde se castiga el narcotráfico con pena de muerte

El narcotráfico se ha convertido en una de las problemáticas más graves a nivel mundial y, hasta la fecha, ningún país ha encontrado alguna fórmula eficaz para erradicarlo por completo. En la actualidad, todavía 34 países castigan este delito con pena de muerte, una práctica controvertida que ha sido descalificada por organismos internacionales de derechos humanos.

En 2023, el mundo registró al menos 467 ejecuciones por delitos relacionados con el narcotráfico, la cifra más alta en siete años. Según datos de Statista, países como Irán, Singapur, Arabia Saudita y Kuwait aplicaron esta medida extrema. Aunque China, Corea del Norte y Vietnam también son conocidos por imponerla, no hay datos de los casos registrados debido al secretismo gubernamental.

Asia lidera las ejecuciones por narcotráfico

Asia se posiciona como la región donde más se aplican penas de muerte relacionadas con el narcotráfico. Entre los países donde imponen esta medida están: Afganistán, Arabia Saudita, Bangladesh, Brunei, China, Filipinas, Corea del Norte, Catar, Emiratos Árabes, India, Indonesia, Irán, Irak, Jordania, Kuwait, Laos, Malasia, Omán, Pakistán, Singapur, Sri Lanka, Siria, Tailandia, Taiwán, Vietnam y Yemen.

Irán encabeza la lista con 459 ejecuciones por narcotráfico reportadas en 2023, según cifras de Statista. Sin embargo, Amnistía Internacional ha denunciado que la mayoría de los condenados a pena de muerte son personas pobres y vulnerables, que desconocen sus derechos y no pueden costear un abogado.

En Singapur, portar tan solo 15 gramos de heroína puede derivar en la horca, mientras que en Malasia cualquier cantidad superior a 200 gramos de cannabis automáticamente califica como tráfico, sin importar las circunstancias individuales del acusado.

Indonesia también impone duras penas por narcotráfico, que van desde largas condenas carcelarias hasta la ejecución por fusilamiento. Las estrictas leyes del país consideran la posesión de más de cinco gramos de sustancias como cocaína o heroína como tráfico, pero algunos medicamentos legales en otros países también pueden ser motivo de detención si no se cuenta con un permiso del Ministerio de Salud de Indonesia.

Arabia Saudita y Kuwait destacan por la severidad de sus castigos. En Arabia Saudita, el tráfico de drogas se castiga con decapitación, mientras que en Kuwait, solo la cadena perpetua o la pena de muerte son opciones para los prisioneros. En ambos países, las ejecuciones suelen realizarse en público, una práctica que ha sido objeto de críticas internacionales.

Castigos por narcotráfico en África

En África, países como Egipto, Sudán, Marruecos, Zimbabue, Somalia y Sudán del Sur también imponen penas de muerte o cadena perpetua por narcotráfico. Egipto, en particular, se enfrenta a un problema grave con el tráfico de hachís, lo que ha llevado a un incremento en las ejecuciones, y el método usado es la horca.

En América, solo dos países tienen pena de muerte

En el continente americano, solo Cuba y Estados Unidos contemplan la pena de muerte por delitos de drogas, aunque con limitaciones. En los 31 estados de EE. UU. donde se aplica esta pena, está reservada para casos de posesión de grandes cantidades de sustancias como heroína o metanfetaminas. En Cuba, las leyes permiten sanciones que van desde la confiscación de bienes hasta la ejecución, dependiendo de la gravedad del caso.

¿Sirve la pena de muerte para reducir el narcotráfico?

Muchos expertos coinciden en que la pena de muerte por delitos de drogas resulta desproporcionada, especialmente en casos donde los acusados desempeñan roles menores dentro de las redes de narcotráfico. Además, la falta de transparencia en países como Irán y China dificulta una evaluación adecuada de las políticas aplicadas.

Según Amnistía Internacional y Human Rights Watch, no existen pruebas concluyentes de que esta medida reduzca la incidencia del tráfico de drogas. Estas organizaciones argumentan que las redes del narcotráfico suelen operar con individuos fácilmente reemplazables, por lo que las ejecuciones no tienen un impacto significativo.

Expertos como Iván Simonovic, de Naciones Unidas, afirman que no existe evidencia científica de que la pena de muerte disuada el crimen más efectivamente que las condenas largas o perpetuas. Por el contrario, países con penas menos severas, como Portugal, han demostrado que enfoques centrados en la prevención y rehabilitación pueden ser más efectivos.

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