Miles marchan en CDMX contra violencia en Chiapas y en apoyo a comunidades zapatistas

Miles de personas se manifestaron este jueves en la Ciudad de México para expresar su solidaridad con la causa zapatista y exigir justicia por la violencia en Chiapas, donde el pasado domingo fue asesinado Marcelo Pérez, un destacado líder religioso y defensor de los derechos de los pueblos indígenas.

La marcha, convocada por colectivos zapatistas y movimientos indígenas, avanzó desde el antimonumento a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa hasta el Zócalo capitalino, en donde miles de personas denunciaron la omisión del gobierno ante la violencia y el saqueo de tierras indígenas en Chiapas, que, bajo la mirada de las autoridades, ha desembocado en lo que describen como una guerra civil de facto.

Lideraron representantes indígenas

Isabel Valencia, representante otomí y delegada del Congreso Nacional Indígena, sostuvo que “el gobierno ha sido omiso ante esta guerra”, y enfatizó la responsabilidad estatal en los recientes ataques a comunidades zapatistas.

El incremento de la presencia militar en Chiapas fue otro tema central de la manifestación. Los asistentes, preocupados por lo que consideran una militarización sin precedentes en el estado, corearon consignas como “Chiapas no es un cuartel”. José, un participante que pidió anonimato, denunció la aprobación de reformas que integran la Guardia Nacional a la Sedena, señalando que “esto habla prácticamente de una dictadura”.

Aretzy Marlene, representante de un movimiento estudiantil, señaló cómo los pueblos indígenas enfrentan una constante violación de derechos y cómo, pese a su lucha histórica por autonomía, enfrentan el despojo a manos de paramilitares y el crimen organizado.

Asimismo, los manifestantes criticaron la continuación de megaproyectos impulsados por el gobierno, como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico, que consideran un desmantelamiento de las resistencias comunitarias. Una portavoz zapatista indicó que estos proyectos “imponen megaproyectos desmantelando la resistencia de los pueblos”, una situación que atribuyen a “la corrupción intrínseca del capitalismo neoliberal”.