Movimiento del Sombrero: cómo la Generación Z resignificó la política desde la cultura y el duelo

Elena Martínez 13 noviembre, 2025

Tras el asesinato de Carlos Manzo su liderazgo ha sido recuperado por la Generación Z como una forma de resistencia

 ©Cuartoscuro. - Su asesinato desató pronunciamientos de figuras políticas nacionales.

El asesinato del alcalde independiente Carlos Manzo Rodríguez, ocurrido el 1 de noviembre en pleno festival del Día de Muertos en Uruapan, Michoacán, no solo estremeció al país, también despertó una ola de movilización sin precedentes entre los jóvenes.

Su asesinato desató pronunciamientos de figuras políticas nacionales. La presidenta Claudia Sheinbaum condenó el ataque y ordenó reforzar la seguridad de los municipios michoacanos. La Conferencia Nacional de Municipios de México (Conamm) recordó que más de 40 alcaldes han sido asesinados en el país durante el último lustro, lo que refleja la vulnerabilidad del nivel local de gobierno.

El político, fundador del Movimiento del Sombrero, había construido su liderazgo sobre la idea de que la ciudadanía debía organizarse desde abajo, lejos de los partidos y frente a la violencia que asfixia a muchas regiones del país.

Su imagen, un sombrero que simbolizaba dignidad y cercanía, se transformó tras su muerte en emblema de una nueva generación que decide pasar de los celulares a la acción. Ese gesto simbólico dio pie a lo que hoy se perfila como una movilización nacional, encabezada por la Generación Z, jóvenes de entre 15 y 29 años.

Así, el Movimiento del Sombrero representa ahora un símbolo de independencia política y resistencia civil frente a la violencia.

De las redes a las protestas

En las últimas dos semanas, la indignación digital se convirtió en convocatoria, miles de usuarios acordaron salir a las calles el 15 de noviembre. En la Ciudad de México, la marcha principal partirá del Ángel de la Independencia a las 8:00 de la mañana y culminará en el Zócalo capitalino, donde planean entregar un pliego de exigencias en Palacio Nacional.

La protesta, según los organizadores, tendrá réplicas en al menos 24 estados: entre ellos Jalisco, Veracruz, Chihuahua, Sinaloa, Quintana Roo, Coahuila, Puebla, Guanajuato, Oaxaca y Sonora. En Chiapas, habrá concentraciones simultáneas en Tuxtla Gutiérrez, Comitán, San Cristóbal de las Casas y Tapachula; en Veracruz, dos marchas están confirmadas en Xalapa y el puerto de Veracruz. Cada ciudad prepara su propia ruta, pero todos coincidirán en un mismo símbolo: el sombrero blanco.

¿Qué exigen?

En el manifiesto compartido por el colectivo @generación_mx, una de las cuentas que impulsan el movimiento, se definen como “un grupo apartidista nacido del hartazgo colectivo de la juventud mexicana”, y aseguran que su propósito es devolverle el poder a los ciudadanos “mediante procesos transparentes y elecciones limpias”.

El mensaje resonó en miles de jóvenes que crecieron bajo gobiernos de distintos signos políticos, atravesaron la pandemia y hoy enfrentan la precariedad, la inseguridad y la desconfianza institucional.

Los detonantes de la protesta son claros, el asesinato de Carlos Manzo, por lo que ahora los jóvenes han decidido salir a las calles para exigir más seguridad, justicia y respeto.

La marcha del 15 de noviembre, señalan sus promotores, no busca enfrentamiento ni afiliación partidista. Pretende enviar un mensaje de unidad generacional y recuperar el espíritu de un movimiento que, desde Uruapan, desafió la apatía política.