¿Y si no voto en la Elección Judicial? Lo que está en juego el 1 de junio
¿Qué pasa si no voto en la Elección Judicial 2025? El dilema político en México
El próximo 1 de junio de 2025 se celebrará una jornada histórica en México: por primera vez, la ciudadanía elegirá mediante voto directo a jueces, magistrados y ministros que integrarán el Poder Judicial de la Federación. Sin embargo, muchas personas aún se preguntan qué pasa si deciden no acudir a las urnas.
Más allá del deber cívico, votar o no votar en esta Elección Judicial 2025 plantea un dilema político de gran fuerza. Aunque no existen sanciones legales por abstenerse, las consecuencias sociales, estructurales y democráticas podrían ser profundas y duraderas. A continuación, te explicamos qué está en juego.
¿Cuándo es la elección judicial y qué se elige?
La elección se llevará a cabo el domingo 1 de junio de 2025, de 08:00 a 18:00 horas. Ese día, la ciudadanía podrá votar por 881 cargos judiciales, entre los que se incluyen:
9 ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
2 magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)
15 magistraturas de las Salas Regionales del TEPJF
5 integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial
464 magistraturas de Circuito
386 juezas y jueces de Distrito
Además, 19 entidades renovarán sus tribunales locales, en una transformación profunda del sistema judicial mexicano.
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¿Qué implica no votar en esta elección?
Aunque la abstención no es un delito ni está sancionada, no votar implica renunciar a decidir quiénes impartirán justicia en México. En un país con desigualdades estructurales, esta omisión refuerza la idea de que los asuntos públicos no nos pertenecen.
No ejercer el voto significa dejar el sistema judicial en manos de quienes sí voten, lo que puede dar lugar a una representación sesgada o dominada por intereses clientelares. En un contexto de baja participación, la legitimidad del proceso se debilita, y con ella la capacidad del Poder Judicial de actuar como un verdadero contrapeso.
¿Por qué hay tanto abstencionismo?
Existen tres factores clave que explican la indecisión o el desinterés de muchas personas:
Desconfianza en el sistema político y las candidaturas
Falta de representatividad en las personas postuladas
Desinformación sobre los comicios y quiénes participan
Muchas personas no sienten que los aspirantes conozcan sus realidades ni representen sus intereses. Otras, frustradas por procesos anteriores, creen que nada cambiará votando. Sin embargo, también hay quienes, al informarse adecuadamente, descubren que esta elección sí puede marcar un antes y un después en la vida democrática del país.
@gortegaruiz 64 aspirantes buscan llegar a la Suprema Corte. El reto del Senado ha comenzado #mexico🇲🇽 ♬ original sound - Guillermo Ortega Ruiz
¿Qué dice la ley sobre no votar?
La Constitución reconoce el voto como un derecho y una obligación ciudadana. Aunque no existe una sanción directa por no votar, el abstencionismo va en contra del principio de igualdad democrática: todos y todas somos iguales ante la ley, y tenemos el mismo derecho a incidir en las decisiones públicas.
Además, al no participar, se pierde la posibilidad de asumir otros roles ciudadanos: observador electoral, representante de casilla, integrante de juntas o consejos comunitarios. Ejercer el voto es apenas el mínimo; involucrarse más allá de él es un acto de ciudadanía activa.
¿Es cierto que votar "convalida" la reforma judicial?
Algunas voces en la oposición llaman a no votar bajo el argumento de que se estaría "convalidando una farsa". Pero la reforma judicial ya está plenamente vigente, es parte del texto constitucional, y no necesita ser ratificada mediante una elección. La participación ciudadana no legitima la reforma; lo que sí define es quiénes la implementarán.
Por eso, abstenerse no impide nada, pero sí deja el camino libre a quienes ya están organizados para ocupar esos espacios.
¿Y si no confío en los candidatos?
Es cierto que hay perfiles cuestionables, incluso vinculados a intereses religiosos o criminales. Pero también hay personas con trayectoria, preparación jurídica y compromiso ético. El reto está en informarse.
Plataformas como la del INE permiten consultar las candidaturas, comparar currículums y hacer simulacros de votación. No basta con repetir lo que se dice en redes sociales o chats familiares: el voto informado es la clave.
Sin embargo, existen desigualdades, quienes tienen acceso a la información y no, quienes pueden ejercer su derecho al voto con total conocimiento, y quienes simplemente no pueden hacerlo. Organizaciones civiles han denunciado que se necesitarían 15 horas libres para conocer a los candidatos.
¿Qué pasa si la participación es muy baja?
Si la participación ciudadana no alcanza ni el 30% de la lista nominal (que actualmente es de unos 100.5 millones de personas), el proceso puede convertirse en un fracaso político y social. Un nivel inferior al 15% rozaría el ridículo institucional, y por debajo del 10% sería una tragedia democrática.
No se trata solo de números. La baja participación mostraría que a la mayoría no le importa el rumbo de la justicia. Y eso explicaría por qué, históricamente, el país ha sido gobernado por élites alejadas de las mayorías (las personas empobrecidas por el mismo Estado).
¿Votar sirve de algo?
Sí. Aunque no todos los cambios ocurren de inmediato, votar permite frenar decisiones unilaterales, bloquear nombramientos dudosos y fortalecer perfiles comprometidos con los derechos humanos. Esta elección, más que un acto simbólico, es una herramienta concreta para definir quién decide sobre tus libertades, tu acceso a la justicia y tus derechos fundamentales.
En resumen: ¿qué pasa si no voto en la Elección Judicial 2025?
No estarás incumpliendo una ley, pero sí cediendo tu derecho a decidir.
Dejas el Poder Judicial en manos de quienes sí voten, sin importar sus motivaciones o intereses.
Pierdes la oportunidad de incidir directamente en la justicia del país.
Debilitas la legitimidad del proceso y su potencial transformador.
Votar no es convalidar; es participar. Y participar es resistir. Ante un sistema desigual, no ejercer tu derecho es dejar que otros lo hagan por ti.
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