¿Por qué los estudiantes aceptan convertirse en "cocineros" de fentanilo?
La peligrosa conexión entre el Cártel de Sinaloa y las universidades mexicanas: Su nueva arma secreta
Los cárteles en México han encontrado un nuevo punto de acceso para expandir su operación: los campus universitarios. Según un reportaje del New York Times, los grupos delictivos están reclutando a estudiantes de química para producir fentanilo, una de las drogas más lucrativas y peligrosas del mundo.
¿Cómo reclutan a los estudiantes?
En Culiacán, Sinaloa —bastión del Cártel de Sinaloa—, los reclutadores se infiltran en universidades como personal de limpieza o externos. Su objetivo: identificar a los estudiantes sobresalientes y ofrecerles trabajar en sus laboratorios clandestinos con promesas de altos ingresos. Antes de acercarse a un recluta, el Cártel de Sinaloa explora a su prospecto. El candidato ideal es:
Alguien que tenga conocimientos teóricos.
Con inteligencia callejera.
Una persona emprendedora que no se acobarde ante la idea de producir una droga letal.
Alguien discreto.
Muchos jóvenes simplemente no cumplen con sus requisitos.
Para identificar a los posibles candidatos, el cártel hace:
Una ronda de contactos con amigos, conocidos y colegas.
Luego habla con las familias de los objetivos, con sus amigos, incluso con la gente con la que juegan al fútbol, todo ello para saber si estarían dispuestos a hacer este tipo de trabajo.
Si el reclutador encuentra a alguien especialmente prometedor, puede ofrecerle cubrir el costo de la matrícula.
Motivaciones de los cárteles:
Mejorar la potencia y adicción del fentanilo.
Crear precursores químicos localmente para reducir la dependencia de importaciones asiáticas, principalmente de China.
Con estos avances, los cárteles podrían ganar más control sobre la producción de fentanilo, lo que preocupa a las autoridades estadounidenses, ya que marcaría una nueva fase en la crisis de opioides.
¿Por qué los estudiantes aceptan?
El New York Times entrevistó a estudiantes de química, cocineros de fentanilo y un reclutador. Las razones para unirse al crimen organizado incluyen:
Falta de opciones económicas: Los salarios en laboratorios legales no se comparan con los ofrecidos por los cárteles.
Presión familiar: Algunos son reclutados por familiares ya involucrados.
Pobreza extrema: Muchos buscan escapar de condiciones económicas difíciles.
Ejemplo:
Un estudiante de 19 años relató que un reclutador le ofreció $800 dólares iniciales y un salario mensual igual, el doble del ingreso promedio de un químico formal en México. Aunque temía por su seguridad, aceptó debido a la necesidad de ayudar a su familia, ya que su padre tenía cáncer. Ahora se considera parte de "los reyes de México".
Relatos de los estudiantes
Estudiante 1:
Una estudiante de primer año de química obtuvo la propuesta gracias a que un pariente había trabajado para el Cártel de Sinaloa durante años y supo exactamente qué decir para atraer a la joven, la mayor de cinco hermanos. Su madre criaba sola a los niños, limpiando casas 12 horas al día. El cártel ofreció a la estudiante 1000 dólares como bono.
Estudiante 2:
El miembro más reciente de un laboratorio de investigación y desarrollo, donde todos trabajaban para averiguar cómo fabricar precursores desde cero. El estudiante de segundo año les dijo que lo que más necesitaba era dinero para su padre, a quien le mantuvo su trabajo diurno en secreto.
“Si él hace preguntas pues le tengo que mentir y decir que estoy trabajando en una empresa”, dijo. “Yo creo que si se enterara ya no aceptaría el dinero”.
Riesgos de trabajar para los cárteles
El proceso de producción de fentanilo no solo es ilegal, sino altamente peligroso:
Exposición tóxica: A pesar de usar equipos de protección, los químicos enfrentan constantes riesgos para su salud.
Accidentes: Errores en el laboratorio pueden provocar explosiones fatales.
Violencia: Un mal desempeño puede costarles la vida.
Un estudiante entrevistado comentó:
“Si no les gusta cómo haces tu trabajo, te pueden desaparecer”.
El papel de las universidades y profesores
Algunos profesores han identificado patrones en alumnos interesados en el crimen organizado. Según un docente, ciertos estudiantes hacen preguntas específicas sobre síntesis de drogas durante las clases de química, mostrando intenciones claras de aplicar sus conocimientos en laboratorios ilegales.
Además, una evaluación de inteligencia filtrada en 2020 reveló que el Cártel de Sinaloa también busca reclutar a profesores de química para desarrollar precursores químicos avanzados.
¿Qué hacen los estudiantes reclutados?
El reclutamiento no se limita a la producción de fentanilo. Algunos jóvenes trabajan en laboratorios de investigación y desarrollo, intentando sintetizar precursores desde cero.
Un estudiante comentó:
“Te dan los productos y te dicen que puede salir mal, pero para eso estudias”.
Cuatro pasos para producir fentanilo
En comparación con la metanfetamina, una droga que requiere equipos y conocimientos más avanzados para su fabricación a gran escala, el fentanilo es fácil de producir si hay disponibilidad de precursores químicos.
“Son cuatro pasos”, dijo un cocinero veterano:
Se agita.
Se mezcla.
Se pone a secar.
Y ya después ya se lava con acetona.
El reclutador dijo que los estudiantes habían sido útiles en un aspecto clave: hacer que el fentanilo fuera aún más potente. Él y tres estudiantes entrevistados dijeron que aún no habían conseguido producir precursores. “Nos estamos acercando pero pues no está fácil”.
Una nueva crisis en la producción de drogas
Las restricciones químicas en China y México, además de que pandemia de coronavirus bloqueó el suministro, han obligado a los cárteles a innovar en sus operaciones, pues se hizo más difícil encontrar esos ingredientes.
"No está claro hasta qué punto se ha extendido el reclutamiento de estudiantes, pero la búsqueda de químicos formados parece haberse visto influida en parte por la pandemia de coronavirus", detalló el Times.
Al reclutar a estudiantes universitarios y enfocarse en el desarrollo de químicos avanzados, los cárteles mexicanos están transformando la producción de drogas, presentando nuevos desafíos para las autoridades y la sociedad.
En la opinión de Guillermo Ortega
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