El relato detrás de la familia de Kimberly Moya: a 21 días de su desaparición, así afrontan la espera
“Siento que si duermo, no la estoy buscando”: La travesía de Jaqueline González y Kevin Moya, madre y hermano de Kimberly Hilary Moya González; aseguran tener pruebas contra los detenidos

Han pasado 21 días desde que Kimberly Hilary Moya González, una joven de 16 años estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan, desapareció después de salir de su casa para sacar unas copias. Nunca regresó. Desde entonces, su nombre se ha vuelto un eco constante en las calles, en los noticieros y en las oraciones de su familia.
“Siento que si duermo, no la estoy buscando”, dijo su madre, Berenice Jaqueline González, en entrevista con Telemundo. Esa frase resume el insomnio, la angustia y la fe que sostienen su búsqueda.
Día 13 de la desaparición de #KimberlyMoya en #Naucalpan #Edomex.
— Itzel Cruz Alanís (@i_alaniis) October 15, 2025
Cronología del caso (sin resolver)
-Kimberly tiene 16 años, estudia en el #CCHNaucalpan y es amante del anime, el taekwondo, la gimnasia y la patineta.
-Vive con su mamá y su hermano en la colonia San Rafael… pic.twitter.com/G95p5PoODA
Una desaparición que rompió la rutina
La última vez que se le vio con vida fue el 2 de octubre de 2025. Las cámaras de seguridad captaron parte de su trayecto, pero la imagen se pierde en un punto cubierto por la maleza: un árbol bloquea el ángulo exacto en el que la joven desaparece. Esa escena inconclusa, congelada en la pantalla, se convirtió en el símbolo de la incertidumbre que rodea el caso.
A las 15:50 horas de la tarde, un amigo de Kimberly avisó a su madre que la joven había salido de casa para comprar unas copias y un helado, pero no regresaba.
Poco antes, había enviado un mensaje que hoy retumba con dolor:
“Mami, te extraño mucho. Íbamos a ver Netflix”.
Jaqueline recuerda haberle respondido: “Sí, mi amor, ahorita lo vuelvo a conectar”. Minutos después, su hija desapareció.
Cuatro cateos, drones y maquinaria pesada
Desde los primeros días, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) desplegó un operativo sin precedentes: cuatro cateos, binomios caninos, drones de alta resolución, maquinaria pesada y decenas de investigadores ministeriales fueron movilizados en dos predios de la colonia San Rafael Chamapa, en Naucalpan.
Los domicilios pertenecen a Gabriel Rafael “N” (57 años) y Paulo Alberto “N” (36 años), ambos vinculados a proceso por desaparición cometida por particulares. Las viviendas fueron registradas minuciosamente, se levantaron indicios y se analizaron objetos personales, pero no hubo resultados concluyentes.
Las búsquedas se extendieron incluso a la presa Los Cuartos, donde buzos y personal de Protección Civil realizaron inmersiones sin encontrar evidencia relacionada con el caso. Hasta ahora, la FGJEM no ha confirmado si Kimberly ingresó a alguno de los domicilios cateados.
#AProceso.
— Fiscalía Edoméx (@FiscaliaEdomex) October 17, 2025
En audiencia celebrada este día en los Juzgados de Tlalnepantla, un Juez determinó la vinculación a proceso en contra de Gabriel Rafael “N”, de 57 años de edad y Paulo Alberto “N”, de 36 años, por su probable participación como coautores funcionales del hecho en la… pic.twitter.com/7jN1dntLnk
Pruebas clave y contradicciones
Las investigaciones ministeriales indican que Gabriel Rafael “N” habría obligado a la joven a subir a un vehículo presuntamente conducido por Paulo Alberto “N”.
Un testigo protegido relató que presenció el momento en que forzaron a Kimberly a entrar al auto, pero pensó que se trataba de su padre y no intervino.
Entre las pruebas más relevantes se encuentra un peritaje de ADN que detectó manchas hemáticas en una de las botas de los sospechosos. Los análisis arrojaron una coincidencia del 99% con el perfil genético de los padres de Kimberly.
Ambos detenidos se reservaron su declaración y, según la madre, han mostrado contradicciones en las audiencias. “Ambas personas no han querido declarar. A pesar de ello, necesitamos continuar con la búsqueda”, expresó Jaqueline González, quien pidió la intervención de colectivos de madres buscadoras y de la Secretaría de Gobernación para ampliar las acciones.
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— Guillermo Ortega Ruiz (@GOrtegaRuiz) October 14, 2025
“Abogados costosos”: la sospecha de impunidad
Jaqueline ha denunciado públicamente su preocupación por la defensa legal de los acusados.
“Los abogados de la contraparte quieren quitar al juez que los vinculó a proceso”, explicó en una transmisión en vivo, señalando además la capacidad económica de los imputados:
“Tienen abogados bastante reconocidos y pagan peritos privados. Es extraño, ¿no? ¿Qué ocultan?”
La madre también solicitó que las autoridades federales realicen una búsqueda más amplia basada en nueva información recabada por la Fiscalía.
La familia que no se rinde
En medio de la incertidumbre, el hermano de la joven, Kevin Moya, escribió en redes sociales un mensaje que se ha vuelto símbolo de esperanza:
"Nunca te vamos a dejar solita hermanita. Yo tengo fe que te vamos a encontrar. Aunque la gente mala se quiera limpiar las manos, tenemos pruebas de que fueron ellos los que te tienen. Dios lo ve todo y yo tengo fe en que pronto nos dará solución porque él todo lo puede. Hermanita, te amo con todo mi corazón. Te extrañamos mucho en casita. Dios pronto te traerá de regreso con nosotros. Te amo, pelona".

"Sólo quiero a mi hija de regreso", expresó por su parte el papá de Kimberly Moya, Miguel Ángel Moya, en uno de los operativos en Naucalpan. Asegura que sigue a detalle las investigaciones para dar con el paradero de su hija.
Mientras tanto, la familia continúa participando en marchas y protestas junto a estudiantes del CCH Naucalpan, exigiendo justicia y visibilizando la violencia estructural que desaparece a cientos de adolescentes en el Estado de México.

Una espera que duele, pero resiste
Cada día sin Kimberly es una batalla contra la desesperanza. Su madre sigue tocando puertas, enviando oficios, participando en búsquedas y levantando la voz.
“Solo quiero saber dónde está”, repite una y otra vez. En su mirada, la fe y el cansancio coexisten. Porque en México, buscar a una hija se ha vuelto sinónimo de resistencia, de amor y de exigencia de justicia ante un Estado que, muchas veces, calla más de lo que responde.
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