Sembrar en crisis: maíz, caña y sorgo ¿qué revelan las protestas del campo mexicano?
Productos como el maíz, la caña y el sorgo han revelado el colapso silencioso del campo mexicano
En las últimas semanas , el campo mexicano ha tomado las calles para exigir un incremento en los pagos de sus productos. Los productores de maíz, sorgo y caña de azúcar han bloqueado carreteras, realizaron plantones y exigieron respuestas del gobierno federal.
El maíz, base de la alimentación y símbolo de identidad nacional, enfrenta una de sus peores etapas. En regiones como Guanajuato, Michoacán y Jalisco, los agricultores aseguran que producir una tonelada cuesta alrededor de 7 mil pesos, pero el gobierno sólo ofrece pagar 6 mil o menos.
Las protestas de octubre y noviembre bloquearon varios estados y evidenciaron un problema que ya no se puede ocultar, el campo está en crisis.
El sorgo, otro cultivo fundamental para la ganadería y el consumo interno, atraviesa una situación similar. Los precios no alcanzan para cubrir los gastos del diésel, los fertilizantes ni el transporte. Los productores advierten que, si las cosas siguen así, muchos dejarán de sembrar. En el caso de la caña de azúcar, la crisis viene de años atrás.
Transportistas y agricultores anuncian bloqueos carreteros para el 24 de noviembre: LISTA de rutas afectadas https://t.co/hmYuDeQBTW
— Guillermo Ortega Ruiz (@GOrtegaRuiz) November 12, 2025
Un campo endeudado y sin protección
Las causas detrás del conflicto van más allá de los precios. Los agricultores hablan de abandono institucional. Explican que los apoyos prometidos no llegan, que los créditos son inaccesibles y que los seguros agrícolas prácticamente desaparecieron. A eso se suma la violencia en zonas rurales, donde los productores son víctimas de extorsiones y robos que aumentan sus pérdidas.
La estructura del mercado también juega en su contra. Los pequeños agricultores aseguran que están a merced de grandes compradores e intermediarios que imponen precios. Mientras tanto, el costo de sembrar no deja de subir. Los fertilizantes y el combustible se encarecieron en más de 30 % en el último año, según datos de los propios gremios, lo que reduce drásticamente las ganancias.
Además, los precios de los granos se siguen regulando según los valores internacionales marcados por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Esa política, pensada para integrarse a la economía norteamericana, ha tenido un efecto devastador en los productores locales, que no pueden competir con el maíz estadounidense subsidiado ni con los precios de importación.
México dará agua de “manera inmediata” a agricultores de Texas tras negociaciones con EE.UU.https://t.co/7wYpB7jMB9
— Guillermo Ortega Ruiz (@GOrtegaRuiz) April 28, 2025
Un reclamo que va más allá del dinero
El gobierno federal anunció un incremento temporal en el precio de compra del maíz blanco y un subsidio adicional para el Bajío. Sin embargo, los agricultores afirman que esa medida sólo beneficia a tres estados y deja fuera a la mayoría del país. “Nosotros también producimos y también comemos”, dijeron durante las manifestaciones en Veracruz, Sinaloa y Tamaulipas.
El problema de fondo, dicen los expertos, es que México depende cada vez más de las importaciones para alimentar a su población, mientras el campo nacional pierde fuerza. La soberanía alimentaria se debilita a medida que los campesinos abandonan sus tierras porque ya no pueden sostener los costos.
El maíz, que durante siglos fue sinónimo de vida, ahora se ha vuelto un cultivo de pérdida para muchos. Lo mismo ocurre con la caña y el sorgo. Si los precios no se ajustan, si los apoyos no llegan y si las políticas no cambian, podría venir una ola de abandono agrícola sin precedentes.