¿Por qué los productores agrícolas rechazan la nueva Ley de Aguas?

Estefanía Arreola 4 diciembre, 2025

La diputada Laura Ballesteros aseguró que esta ley pudo ser la más importante del sexenio, pero terminó siendo una oportunidad perdida

 ©cuartoscuro\GuillermoOrtega.com - La nueva Ley de Aguas avanzó en San Lázaro este 3 de diciembre.

En entrevista con Guillermo Ortega para el noticiero ''Con Ortega a las 10'', la diputada Laura Ballesteros, secretaria de la Mesa Directiva e integrante de Movimiento Ciudadano, advirtió que la recién aprobada Ley General de Aguas “se quedó chiquita” frente a los desafíos que enfrenta México.

Recordó que el país espera una reforma hídrica desde hace una década y que, pese a tener mayoría y capacidad técnica, Morena presentó un proyecto limitado que no atiende ni los problemas actuales ni los que vendrán.

Ballesteros explicó que su bancada votó en contra porque la ley no frena el acaparamiento del agua por parte de grandes corporaciones, pero sí genera incertidumbre para comunidades rurales.

Además, lamentó que el dictamen no contempla sanciones claras para quienes contaminan, ni públicas ni privadas, a pesar de episodios recurrentes como los derrames atribuidos a Pemex. A esto se suma que Conagua deberá asumir nuevas responsabilidades con un presupuesto reducido casi 10%, lo que calificó como “la rifa del tigre”.

La diputada señaló que propuestas clave quedaron fuera: desde la creación de una Secretaría del Agua hasta la obligatoriedad de estudios de impacto ambiental y sistemas de captación pluvial en edificaciones públicas y privadas. Todo ello, dijo, hubiera permitido enfrentar sequías, ordenar concesiones y modernizar la infraestructura hídrica.

Los trabajadores del campo no están de acuerdo con la nueva Ley de Aguas

Respecto al enojo del sector agrícola, Ballesteros explicó que los productores reaccionaron por artículos que desindexaban el valor del agua de la propiedad, lo que en la práctica reducía el valor de sus tierras. Esta redacción —que después se intentó matizar— desató bloqueos, inconformidad y una ruptura total del diálogo. “Se les incendió el país y ya era tarde”, afirmó.

Para Ballesteros, esta ley pudo ser la más importante del sexenio, pero terminó siendo una oportunidad perdida. Por ello insistió en la relevancia de su aprobación en lo particular, pues lo que se decida impactará directamente a millones de agricultores y comunidades rurales en un año marcado por protestas nacionales y una crisis hídrica que ha puesto al país al límite.