¿Qué pasará con el cuerpo de Giovanna? La joven del tatuaje "Laurel" que murió sin ser reclamada tras explosión en Iztapalapa
La historia de Giovanna, víctima de la explosión de la pipa de gas en Puente de la Concordia identificada solo por sus tatuajes

La tragedia del Puente de la Concordia en Iztapalapa sumó a su víctima número 30: Giovanna, identificada únicamente por sus tatuajes y conocida como “la joven del tatuaje Laurel”. Falleció el 23 de septiembre en el Hospital de Traumatología y Ortopedia “Dr. Victorio de la Fuente Narváez” del IMSS, tras luchar por su vida durante 13 días con quemaduras en el 80% de su cuerpo. Nadie la reclamó. Nadie llegó a su cama de hospital. Murió en soledad.
Ahora, la gran pregunta es: ¿qué pasará con Giovanna?
⚠️ Actualización #Iztapalapa
— Secretaría de Salud Pública de la Ciudad de México (@SSaludCdMx) September 24, 2025
🏥 15 personas siguen hospitalizadas, 39 ya fueron dadas de alta y, con mucha tristeza, confirmamos el fallecimiento de 30 personas.
Acompañamos a las familias y a quienes continúan en atención.
📌 Desde mañana compartiremos la información a las 9:00… pic.twitter.com/VNm4Eczdyh
Giovanna: la joven reconocida solo por sus tatuajes
El caso de Giovanna estremeció a la capital. Tras el siniestro del 10 de septiembre, fue localizada en el lugar de la explosión sin documentos y sin posibilidad de dar sus datos personales debido a la gravedad de sus lesiones.
Tenía entre 15 y 25 años, estatura aproximada de 1.45 metros, una cicatriz vertical posiblemente por cesárea y cuatro tatuajes que se difundieron para su identificación:
Un corazón atravesado por una rosa, en la espalda baja.
Una pulsera tipo greca con inscripciones poco legibles —entre ellas la palabra “Laurel”— en el antebrazo derecho.
Una pulsera de corazones en el tobillo izquierdo.
Una letra H en la pierna derecha.
La Fiscalía General de Justicia de la CDMX (FGJCDMX) emitió un llamado a la ciudadanía para ubicar a sus familiares. Imágenes de sus tatuajes circularon en medios y redes bajo protocolos de privacidad. Sin embargo, nadie acudió a reconocerla. Giovanna murió sola, en la cama de un hospital, convertida en la víctima número 30 de esta tragedia.

La lucha por sobrevivir en el hospital
Tras la explosión, Giovanna fue trasladada al Hospital de Traumatología y Ortopedia “Dr. Victorio de la Fuente Narváez”, en Magdalena de las Salinas.
Ingresó con quemaduras en el 80% del cuerpo, bajo intubación y en manejo intensivo. Durante 13 días, personal médico luchó por salvarla. La Fiscalía y la Secretaría de Salud solicitaron donadores de sangre y plaquetas, indispensables para pacientes con quemaduras graves.
A pesar de los esfuerzos, Giovanna murió en soledad, sin que una familia llegara a su lado.
El destino de Giovanna: ¿qué pasa con los cuerpos no reclamados en CDMX?
Cuando ocurre un siniestro como el de Iztapalapa, los cuerpos no identificados siguen un protocolo establecido por la FGJCDMX, el Instituto de Ciencias Forenses (INCIFO) y la Ley General de Víctimas:
Resguardo e identificación
El cuerpo es trasladado al INCIFO, donde se realiza necropsia, huellas dactilares, fotografías y perfil genético.
Todos los datos quedan registrados para posibles cotejos en el futuro.
Tiempo de resguardo
Los cuerpos suelen permanecer entre 15 y 30 días en resguardo, aunque en casos de tragedias colectivas el plazo puede extenderse.
Inhumación en fosas comunes
Si ningún familiar reclama el cuerpo, es enterrado en el Panteón Civil de Dolores o en San Nicolás Tolentino, Iztapalapa.
Cada cuerpo recibe un número de identificación en la lápida, para que pueda ser localizado si algún familiar aparece después.
Posibilidad de identificación futura
Aunque Giovanna sea inhumada en fosa común, su ADN, fotografías y registros médicos quedarán en la Base de Personas Fallecidas No Identificadas.
Esto permite que, si en algún momento alguien la busca, su identidad pueda ser confirmada.
En algunos casos, los cuerpos pueden permanecer hasta un año en cámaras de refrigeración. Universidades como la UNAM o el IPN también solicitan cuerpos no reclamados para fines académicos, siempre bajo autorización judicial. Tarde o temprano, la mayoría termina en la fosa común.
Una víctima de la soledad y la desmemoria
El caso de Giovanna es quizá el más doloroso de esta tragedia: una mujer joven, sin voz, sin documentos, sin familia que la buscara, reconocida solo por los tatuajes en su piel.
Su historia desnuda las grietas de una ciudad donde, pese a la solidaridad mostrada en redes sociales y los llamados oficiales, muchas personas mueren en soledad y terminan en una fosa común.
Detrás de cada víctima no identificada hay razones complejas: ausencia de vínculos, abandono, pobreza o miedo de los familiares por enfrentar trámites y costos funerarios.
En este caso, la Fiscalía abrió un canal telefónico y de correo electrónico para recibir información. Nadie respondió.

Otra víctima sin reclamar
Además de Giovanna, las autoridades documentaron el fallecimiento de un hombre no identificado, de entre 26 y 35 años, complexión mediana, piel moreno clara, cabello corto castaño y nariz aguileña, registrado bajo los nombres probables de Gilberto Arón o Arón Gustavo Hernández López. Su cuerpo tampoco ha sido reclamado.

El debate tras la tragedia
La explosión en Iztapalapa dejó 30 muertos, decenas de heridos y abrió un debate sobre la seguridad en el transporte de gas LP. La Fiscalía capitalina investiga si el accidente fue provocado por exceso de velocidad o por fallas mecánicas de la pipa de la empresa Gas Silza.
Mientras tanto, Giovanna, la joven del tatuaje “Laurel”, se convierte en un símbolo de las víctimas invisibles: aquellas que mueren sin nombre, sin familiares, sin despedida.
¿Y ahora qué pasará con Giovanna?
En los próximos días, el INCIFO determinará si extiende el resguardo de su cuerpo en espera de que aparezca algún familiar. Si nadie la reclama, será sepultada en una fosa común, pero con todos sus registros forenses conservados.
Así, Giovanna podría ser identificada en el futuro, aunque su historia ya quedó marcada por la ausencia: la de una mujer que murió sola en la CDMX, víctima de una tragedia que pudo haberse evitado.
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