¿Por qué cambian de nombre los Papas y cuál podría ser el del sucesor de Francisco?
Francisco II, Juan XXIV o Benedicto XVII: los nombres que suenan para el próximo Papa

El cónclave papal que iniciará este martes 7 de mayo definirá el futuro de la Iglesia Católica. En las últimas dos ocasiones, los cardenales tardaron entre 24 y 48 horas en elegir al sucesor de San Pedro. Además del misterio sobre quién será el elegido, otro detalle capta la atención de millones: ¿qué nombre adoptará el nuevo Papa?
Una tradición milenaria que define un pontificado
Desde hace siglos, los Papas adoptan un nombre diferente al suyo de nacimiento. Esta práctica, cargada de simbolismo, funciona como una declaración de intenciones del nuevo líder de la Iglesia. Las casas de apuestas en Europa ya manejan nombres favoritos, alimentando la curiosidad sobre cómo será conocido el próximo pontífice.
Así se elige el nombre papal: un momento clave del ritual
Durante el cónclave, 133 cardenales se encerrarán en la Capilla Sixtina hasta alcanzar el consenso necesario. Una vez elegido, el nuevo papa debe responder si acepta el cargo y, acto seguido, declarar el nombre con el que desea ser conocido. Todo ocurre aún dentro de la Sixtina, entre aplausos y solemnidad.
Poco después, desde el balcón de la basílica de San Pedro, se escucha la fórmula en latín “Habemus papam”, seguida del nombre elegido: “Qui sibi nomen imposuit…” ("quien ha decidido llamarse...").

Origen del cambio de nombre en los Papas
Aunque muchos asumen que esta práctica se remonta a los tiempos de Jesús —quien rebautizó a Simón como Pedro— lo cierto es que no fue común hasta el siglo VI. Los primeros obispos de Roma usaban sus nombres originales. Esto cambió en el año 533, cuando Mercurio, electo pontífice, consideró inapropiado portar el nombre de un dios pagano y adoptó el de Juan II.
Desde entonces, la tradición se consolidó, especialmente a partir del siglo XI. Con Sergio IV (1009-1012), nacido Pietro Martino Boccapecora, la costumbre se volvió norma.
¿Qué nombre será el próximo? Las apuestas y la historia
¿Será Francisco II? ¿Benedicto XVII? ¿O se repetirá alguno de los muchos Juan, Gregorio, Inocencio o León?
Desde Juan, que ha sido usado 23 veces, hasta nombres menos frecuentes como Bonifacio u Urbano, la historia muestra patrones. Juan Pablo I innovó en 1978 al unir dos nombres. Francisco, en 2013, eligió honrar a San Francisco de Asís tras la sugerencia del cardenal brasileño Claudio Hummes: “No te olvides de los pobres”.
Incluso el propio Francisco bromeó en 2021 con que su sucesor podría llamarse Juan XXIV, según relató el obispo italiano Giuseppe La Placa. Las especulaciones, entre fieles y analistas religiosos, se han vuelto parte del ritual informal que precede a la elección.

Nombres más repetidos en la historia papal:
Juan – 23 veces
Gregorio – 16
Benedicto – 16
Clemente – 14
Inocencio y León – 13
Pío – 12
Esteban – 9
Bonifacio y Urbano – 8
¿Por qué cambian de nombre los Papas?
La adopción de un nuevo nombre refleja la renuncia al pasado personal y el inicio de una nueva identidad espiritual. Para algunos, significa homenajear a un santo o papa anterior; para otros, un símbolo de continuidad doctrinal o una ruptura que indique reforma.
Por ejemplo, Benedicto XVI explicó que eligió su nombre en honor a Benedicto XV, quien lideró la Iglesia durante la Primera Guerra Mundial, y a San Benito de Nursia, patrón de Europa.
Cada nombre lleva una carga simbólica y teológica. A menudo está relacionado con la visión que el papa desea imprimir a su pontificado, su sensibilidad pastoral o incluso eventos personales profundamente significativos.
¿Qué nombre podría elegir el próximo Papa?
Aunque nadie puede saberlo con certeza, estas son algunas posibilidades según la tendencia histórica y las prioridades actuales de la Iglesia:
Francisco II: si desea continuar con el legado de cercanía a los pobres, ecología y reforma interna.
Benedicto XVII o Pío XIII: si busca enfatizar la defensa de la doctrina tradicional y el orden teológico.
Juan XXIV o Pablo VII: si pretende destacar el diálogo ecuménico y el espíritu del Concilio Vaticano II.
Gregorio XVII: evocando a un pontífice misionero y reformador.
Un nombre nuevo o poco frecuente: como Agustín, Ignacio o incluso Teresa, si desea subrayar una devoción personal.
Un momento decisivo y lleno de misterio
La elección del nombre papal no solo es una formalidad: es un mensaje al mundo. Es la primera pista sobre el rumbo que tomará la Iglesia en los próximos años. Aunque es imposible anticipar cuál será, millones de católicos estarán atentos a ese momento clave, cuando el nuevo papa se asome al balcón y revele al mundo el nombre con el que pasará a la historia.
Con información de EFE.
Únete al canal de WhatsApp y recibe en tu celular lo más importante de México y el mundo con el análisis y la voz de Guillermo Ortega Ruiz.